Especialización en Planificación, Desarrollo y Gestión de Proyectos

República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior

Universidad Monteávila

Especialización en Planificación, Desarrollo y Gestión de Proyectos

La Cultura

(Ricardo Yépez Stork)

Integrantes Equipo 1:

María Emilia Adrián

Yurka Colmenares

Eduardo Guaramato

Jorge L. MedinaL.

Carlos Serrano

Caracas, febrero de 2016.

     A lo largo de la historia el hombre ha buscado dejar huella en un constante desarrollo de sus capacidades que fueron dadas por su naturaleza creatural, he aquí que en su peregrinar por el mundo y en conexión con su vida interior, logra descubrir a profundidad su propia dignidad y espiritualidad, lo que lo lleva a plasmar ese mundo interno en lo exterior, permitiendo la coexistencia de la naturaleza y su continuación por la obra técnica.

     Esto ha llevado a la cultura a entenderse como algo más que los simples hechos de los hombres, es un espejo también de su hacer que le permite contemplarse a sí mismo y le permite reflexionar sobre su propia existencia, desarrollándose en armonía con su entorno, por tales motivos es vital “reinventarse” y a desarrollar esfuerzos para comunicarse y poder responder a las inquietudes del espíritu.

     La cultura, el “cultivo de la persona” ese “cuidado propio” (cf. Pg. 1), le permite a éste labrar el propio espíritu con una formación que es también creatividad y afectividad en un contexto que es social, permitiendo definir como “toda manifestación humana” (pg. 1), pero que cuida la belleza y no vaya en contra de su propia naturaleza, lo que haría que perdiese las potencialidades de su espíritu y se negase a sí mismo su dignidad, por eso en todo momento ese cultivo debe estar orientado a vivir en la verdad y a actuar en consecuencia a ésta.

     Pero en la vorágine de la actualidad el ruido trunca estas aspiraciones, en esto la técnica vista como activismo que perturba a la persona en su silencio. En efecto, el silencio es el paso previo al acto creador y motiva a la persona a determinar sus capacidades, para entrar en materia y sacar a la luz el cultivo del espíritu. Esto hace que la cultura no sea “sólo expresión de una subjetividad, sino expresión de la verdad vista por una subjetividad” (pg. 2).

     Por lo tanto, silencio y verdad permiten que el hombre actúe en plenitud con manifestaciones visibles y palpables, haciendo compartibles “bienes y sentimientos” (pg. 3). También en la inmaterialidad de algunos actos podemos entender un significado que está más allá del mismo acto, por que el hombre los dota de una importancia para la convivencia humana y como expresión propia.

     Es importante recalcar en todo momento que en esa entrega propia del hombre en los gestos, se manifiestan la interioridad de este y su relación con la verdad, pudiendo destacar lo siguiente: la importancia de los gestos (de hecho se habla de lenguaje corporal) que es un “silencio expresivo” (cf. Pg. 3); la costumbres y las tradiciones, que viendo su bondad y su riqueza para el hombre, son repetidas constantemente; el lenguaje hablado que manifiesta el pensamiento de la persona, tanto científico como práctico y que tiene su centro en la significación que está ligado al poder comunicar, por ser social, ese hacer común.

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