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Espiritu Empresarial


Enviado por   •  15 de Febrero de 2013  •  6.467 Palabras (26 Páginas)  •  668 Visitas

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ESPÍRITU EMPRESARIAL

El espíritu empresarial es la aptitud creativa del individuo, aislado o integrado en una organización para detectar una oportunidad y aprovecharla con el fin de crear un valor nuevo u obtener el éxito económico.

La escuela de negocios de Harvard define el espíritu empresarial como la búsqueda de objetivos, independientemente de los recursos que se controlan en la actualidad. Esta definición presupone que las metas del emprendedor están claras, que el emprendedor tiene una visión y que se apoya, no en las metas, sino en el enfoque novedoso con el que el emprendedor adquiere y selecciona sus medios para lograr los fines deseados.

CLASIFICACIÓN:

Según la propiedad:

 Empresa privada: Organizada y controlada por propietarios particulares cuya finalidad es lucrativa y mercantil.

 Empresa pública: Controlada por el Estado u otra corporación de derecho público cuya finalidad es el bien público.

 Empresa mixta: Intervienen el Estado y particulares.

Otras formas de empresa:

a. Empresas de propiedad social: Cuyos propietarios son los trabajadores de las mismas el fondo de éstas van al fondo nacional de propiedad social, reciben apoyo de la corporación financiera de desarrollo.

b. Cooperativas: Formada por aportaciones de los socios cooperativistas, su función es similar al de las Sociedades Anónimas.

Según el tamaño de la Empresa:

 La micro empresa: Sus dueños laboran en la misma, el número de trabajadores no excede de 10 (trabajadores y empleados)

 La pequeña empresa: El propietario no necesariamente trabaja en la empresa, el número de trabajadores

no excede de 50 personas.

 La mediana empresa: Número de trabajadores superior a 50 personas e inferior a 500.

 La gran empresa: Su número de trabajadores excede a 500 personas.

PANORAMA E IMPORTANCIA DE LA MICRO Y PEQUEÑA EMPRESA:

Las experiencias internacionales muestran que en las primeras fases del crecimiento económico las Micros y Pequeñas Empresas cumplen un rol fundamental; pues con su aporte ya sea produciendo y ofertando bienes y servicios, demandando y comprando productos o añadiendo valor agregado, constituyen un eslabón determinante en el encadenamiento de la actividad económica y la generación de empleo.

La creatividad es crucial para la competitividad de las empresas en un mercado existente o emergente, independientemente del sector de que se trate. Las nuevas iniciativas empresariales estimulan la productividad. Asimismo, obligan a otras empresas a reaccionar mejorando su organización, producción, servicios o mercados, con lo que hacen que aumente la competencia. Como consecuencia beneficiosa de todo ello, se produce un aumento general de la competitividad de la economía. Por lo demás, las nuevas empresas, sobre todo las pequeñas, crean multitud de nuevos puestos de trabajo y, por lo tanto, hacen que baje la tasa de paro.

En todo el mundo los gobiernos quieren promover el espíritu empresarial. Aunque la mayoría de las empresas incipientes jamás llegarán a crecer, cada pequeña compañía es un experimento y se necesita mucha experimentación para producir de vez en cuando la empresa que puede transformar la economía de una nación --o incluso cobrar importancia internacional.

En pocas palabras, el espíritu empresarial es una incubadora esencial para el éxito económico a largo plazo.

Para explicar las variaciones en los niveles de espíritu empresarial en distintos países se presta mucha atención a las diferencias en las actitudes y políticas nacionales. Pero también hay diferencias en los niveles de espíritu empresarial al interior de cada país. Se dice que la gente de Shanghai tiene más madera de empresario que la de Beijing. La gente de la ciudad ucraniana de Kherson se inclina más a las actividades empresariales que la de Kiev.

¿Qué nos dicen estas diferencias acerca de las causas reales del espíritu empresarial?

Las variables culturales parecen explicar mucho: la religión y la política fueron responsables de aproximadamente la mitad de las variaciones en los municipios. Los municipios tendían a tener más empresarios si contaban con una proporción alta de jubilados miembros de la Iglesia de Suecia (la iglesia oficial del Estado hasta el año 2000) y una proporción alta de electores de derecha.

Más allá de eso, parece operar un mecanismo de realimentación: las ciudades con más empresarios tienden a generar más empresarios aún. Cuando la cultura empresarial se arraiga, se extiende generalmente a nivel local a medida que la gente aprende sobre las empresas y comienza a sentirse atraída por ellas --aun si no rinden un beneficio inmediato o seguro.

En efecto, Giannetti y Simonov descubrieron que el ingreso promedio de los empresarios era menor en los municipios con alto espíritu empresarial que en los de espíritu empresarial bajo. De manera similar, estudios realizados

en otros países muestran que los empresarios a menudo tienen ingresos y crecimiento del ingreso menores en un principio que si fueran empleados. Lo que esos estudios indican es que las diferencias en el grado de espíritu empresarial pueden deberse menos a mejores oportunidades económicas (el lado de la "oferta" de la ecuación del espíritu empresarial) que a las diferencias culturales que hacen que el espíritu empresarial sea más gratificante (el lado de la "demanda").

Giannetti y Simonov apoyan esta hipótesis y sostienen que las diferencias en el prestigio de los empresarios en los distintos municipios podría explicar las diferencias en los niveles de espíritu empresarial. En ciertos municipios los empresarios gozan de un alto status social sin que importe si ya son exitosos; en otros lugares se les desprecia y se admiran otras ocupaciones.

La idea de que el prestigio es importante no es nueva. En su libro Money, Morals & Manners (Dinero, moral y modales), la socióloga Michele Lamont comparó las definiciones del éxito en Francia y Estados Unidos. Entrevistó a personas en ambos países y les preguntó que significaba ser una "persona respetable". En esencia, le estaba preguntando a la gente acerca de su sentido de qué es importante en la vida y acerca de su sentido personal de identidad.

El estudio de Lamont confirmó la opinión popular de que los estadounidenses aprecian el éxito empresarial mientras que los franceses dan mayor valor a la cultura y a la calidad de vida. De manera similar, el desprecio abierto hacia la competencia y los empresarios "avaros" se expresa con más frecuencia en

Francia que en Estados Unidos.

Prácticamente todos los países son un mosaico de culturas locales

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