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Estudiante de la Universidad de Belgrano


Enviado por   •  30 de Agosto de 2011  •  Monografía  •  3.413 Palabras (14 Páginas)  •  920 Visitas

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Ensayo presentado por:

• Seudónimo: SR. SHEFYENCO

• Autor: Jorge Varando

• Estudiante de la Universidad de Belgrano

• Carrera: Licenciatura en Publicidad (4º año)

ABSTRACT

Es importante saber que un principio es la base de sobre la cual se edificará cualquier cosa de este mundo. Es por eso que tener claridad acerca de los conceptos de ética, moral y valores (principios) es fundamental en la formación de los profesionales de la comunicación.

Los medios de comunicación ejercen una enorme influencia en los receptores de los mensajes que por ellos se transmiten, modelando, muchas veces, actitudes sociales y comportamientos que se desarrollan día a día. Como primer postulado del análisis de esta situación se desprende la idea de que la mejor forma de desarrollar esta vida social que lleva el hombre, es adaptándose a ciertas normas de convivencia que nos permitan vivir adecuadamente. Con ello quiero referirme, sin ir más lejos, al respeto humano.

¿Qué valor tiene la ética en la publicidad y la comunicación social? ¿Cuál es su funcionalidad y su importancia? Estas son cuestiones que se plantea este ensayo y de las cuales rescata tres principios morales: veracidad, dignidad y responsabilidad social.

La finalidad de este pensamiento es llegar al concepto de respeto mutuo. El respeto entre las personas como valor y principio fundamental, porque eso somos, personas, y merecemos respeto... ¿no le parece?

El motivo por el cual he decidido dar el siguiente orden a los veinte mil setenta caracteres tipográficos que componen esta redacción se debe a la inquietud por plantear un tema que nos vincula no sólo a mí con ustedes sino también a mi abuela con la suya.

Recordemos que la lata de arvejas cuesta setenta y nueve centavos en el supermercado que tiene los precios más bajos, que hay un jabón en polvo que nos ayuda a planchar la ropa y que, como si fuera poco, hoy es nuestro día de suerte – amigos masculinos – porque podemos tener una vida similar a la de Abdul Nadasakir con su harén de siete hermosas mujeres, si usamos la fragancia en formato de desodorante que nos convierte en superhombres.

Se preguntarán si sufro de algún tipo de insanidad mental o si acaso he perdido la cordura en alguno de mis viajes. No niego tal conjetura. Pero más que aquello, lo que parece ausente para interpretar mis palabras es un principio.

Bien, entonces podemos estar de acuerdo en que deberíamos comenzar por el principio. Restaría entonces definir qué es un principio, y podríamos hacerlo diciendo que es lo que antecede al segundo paso, o sencillamente como la primer instancia o punto de partida de todas las cosas.

Ahora sí, y acercándonos lentamente al tema que nos concierne, podría decir que es aritméticamente imposible dar el segundo paso sin haber dado el primero. Para ser más abarcativo, diría también que parece no haber nada que no tenga un principio. ¿Por qué existiría entonces la publicidad o la comunicación social carente de ellos?

Desde el “shock” de Susana Giménez al “uh cómo estoy” de Claudia Albertario han pasado varios decenios, y si bien existen amplias diferencias entre un jabón y un teléfono celular, parece haber ciertos temas que siguen intactos a pesar del tiempo. Es indudable que hoy los medios de comunicación están insertos en la vida cotidiana. El Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales hace referencia a esto diciendo que “Los medios de comunicación social ejercen una enorme influencia en todas partes; así la publicidad, que usa estos medios como vehículo, posee una poderosa fuerza de persuasión, modeladora de actitudes y comportamientos en el nuevo mundo del siglo que viene”.Por consiguiente se desprende de sus actividades una ineludible responsabilidad social por las tareas que realiza.

En la actualidad, la sociedad tiene el derecho a la información basada en la verdad, la libertad, la justicia y la solidaridad. Pero tengamos ahora como punto de partida, el cuestionamiento de la convivencia humana, casi como lo hacían los antiguos filósofos, en especial los contractualistas de aquella Europa. En una exposición sobre su pensamiento, el filósofo Henry Bergson explica lo siguiente: “El hombre vive, y vive en sociedad. Esta vida suya se manifiesta en actos que influyen sobre los demás hombres. Estos actos conviene que se adapten a normas generales (de convivencia), a tipos de perfección que imaginamos o recibimos ya imaginados por nuestros padres. La moral parece ser el nombre genérico que agrupa esta actividad de la vida social humana, expresada en el derecho, en la conducta, en la economía, en la religión y en la política.”

Es importante destacar que el fundamento de la moral es la ética, la cual enjuicia los tipos de conducta humana desde un juicio de aprobación o desaprobación de lo bueno, lo malo, lo correcto, lo incorrecto, lo valioso, lo reprobable. Según Aristóteles el objetivo de todo esto es llevar al hombre a la felicidad, basada en la práctica de actos virtuosos iluminados por la ética. Es la moral en el orden normativo la ciencia que trata las acciones humanas en orden de su bondad o malicia y que está irremediablemente ligada al respeto humano.

No es mi intención abordar una perspectiva filosófica acerca de tales conceptos porque... ¿Qué es un concepto, sino la reunión, y la síntesis de lo que una multitud de objetos singulares tienen de común o de parecido? Mi única intención es asegurarme de que tengamos una idea general de lo que se esconde detrás de la ética, la moral, los valores y los principios que nos conciernen.

La ética está inmersa en todas las actividades de este mundo, sin embargo no es el objetivo principal de ninguna de ellas. Es decir, el objetivo de un fotógrafo es sacar fotos, el de un jugador de fútbol es jugar al fútbol, el de un escritor es escribir, pero no existe un “eticista” que tenga como objetivo ser ético o practicar dicha actividad. Con ello quiero referirme, quizás infantilmente, al hecho de que la publicidad como tantas otras actividades o tantas otras herramientas de la comunicación, tiene por objetivo primordial el promover a la acción de compra y venta de productos y servicios a través de un determinado mensaje considerado informativo por algunos, persuasivo por otros, y no intenta ser o servir como ejemplo de moral, de buena conducta, o de maestro o profesor de nadie. Creo que es importante este hecho en particular para atribuirle a las cosas el valor que realmente tienen.

Sin embargo, es justo destacar y tener en cuanta que cualquier tipo de comunicación social, sin importar su objetivo de ser, tiene por añadidura una ineludible responsabilidad social. Y es por eso que la ética,

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