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Estudio Sobre El Fracaso Escolar Juan Delval


Enviado por   •  2 de Julio de 2014  •  4.616 Palabras (19 Páginas)  •  901 Visitas

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TRABAJANDO EN EL CAMPO DE LA EDUCACIÓN:

ESTUDIOS SOBRE EL FRACASO ESCOLAR Y

SU RELACIÓN CON LAS PATOLOGÍAS DEL DESVALIMIENTO

Trabajo publicado en la Revista Actualidad Psicológica nro. 282, Año XXV, Diciembre de 2000.

Psic. María Viviana Torres

Octubre, 2000

La inquietud que da lugar al escrito y a la investigación que lo sustenta nace a la luz de los resultados de ocho años de intensiva labor de campo de un equipo interdisciplinario, desde la Subsecretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad de la Ciudad de Olavarría, con docentes de todos los niveles y modalidades. El mencionado Programa contó durante los dos últimos años con la instrumentación teórica y técnica de la Maestría en Problemas y Patologías del Desvalimiento (U.H.A.B.I.) - (U.C.E.S.). En el curso de la tarea de formación-acción emprendida con ellos, nuestra empresa tuvo como meta la generación de instrumentos a partir de los cuales reflexionar respecto de las dificultades en el ámbito escolar que llevaban al fracaso de algunos alumnos, y así sistematizar los esfuerzos comunitarios relacionados con la educación formal.

Nuestro interés se centró en estudiar la relación o asociación entre las patologías del desvalimiento, específicamente, déficit atencional e hiperkinesia y fracaso escolar. Cómo este último se vincula con dificultades socioambientales -violencia familiar, abandono, deprivación, adopción, enfermedades de los progenitores o de los niños en etapas tempranas del desarrollo, prematurez natal, migraciones, etc.- en niños del Primer Ciclo de la EGB (Educación General Básica). Ahora bien, debemos plantearnos: ¿de qué hablamos cuando nos referimos al fracaso escolar, al déficit atencional y a la hiperkinesia?.

¿Qué quiere decir fracasar en la escuela?

En cuanto a la categoría de fracaso escolar pensamos que se relaciona directamente con o se entiende en términos de deserción, repitencia, derivación a circuitos especiales, pobreza de acuerdo con indicadores socioeconómicos, conflictiva familiar, límites docentes o situaciones de deterioro social global. Aspectos que pueden presentarse como puntos críticos asociados al proceso de fracaso escolar, a los que es necesario relacionar con el contexto de la función específica de la escuela: la distribución y reconstrucción de saberes y conocimientos socialmente significativos. Función que ha ido debilitándose, en el marco de una realidad que imprime a la escuela demandas que ésta no se halla preparada para afrontar, en particular porque exceden el perfil y las competencias de la misma. (MCBA, 1991).

En relación con los factores desencadenantes o causales del fracaso, éste resulta asociado a pobreza y marginalidad, a la dinámica estructural de las instituciones o a las particularidades docentes (formación, situación económico social, imaginarios individuales y colectivos, etc.). Estas circunstancias pueden confluir en la problemática, pero no significa que estén necesariamente implicadas o que sean determinantes de las dificultades infantiles en el ámbito escolar. En el curso de este trabajo, entenderemos el fracaso escolar en relación con los trastornos de aprendizaje, es decir, nos acercaremos al tema teniendo en cuenta la vinculación que pudiese registrarse entre ambas instancias, observando también la incidencia o puesta en juego de cuestiones tales como el imaginario docente respecto de los “buenos y malos alumnos” y las expectativas que los docentes desarrollan a partir de esta categorización. La categoría fracaso escolar responde, entonces, al alejamiento o distancia de los niños en relación con lo esperado evolutiva y pedagógicamente de acuerdo con su edad, circunstancias a partir de las cuales su situación en la escuela es considerada un “problema” por los docentes y hasta objeto de burla o de diferentes manifestaciones de discriminación de parte de sus compañeros, lo que puede contribuir a la construcción de un estigma en torno de la “condición problemática” o “de retraso” de los alumnos. Creemos es fundamental preservarlos de la estigmatización, ya que alejarlos de este lugar permitirá ayudarlos a crecer y prosperar.

Anny Cordié señala que se considera en situación de fracaso escolar a aquellos niños “que no siguen”, ya que en la escuela es necesario, ante todo, “seguir el programa - que indica lo que hay que aprender, en qué orden, en qué momento -, seguir a su clase, no alejarse del rebaño” (Cordié, 1994). Asimismo, recuerda que el problema del fracaso escolar es una cuestión compleja, con múltiples y diversas causas, relacionadas con dos aspectos fundamentales de la vida del sujeto: el plano íntimo y el de la representación social. En este contexto resulta necesario pensar lo que aquí entenderemos como fracaso escolar en relación con las exigencias que instaura la modernidad (escolaridad obligatoria desde fines del siglo XIX), y también teniendo en cuenta la relevancia que adquieren hoy día valores como el éxito social. El fracaso, advierte Cordié, se opone al éxito e implica un juicio de valor, el cual se genera en función de un ideal, puesto que los sujetos se construyen “persiguiendo las ideas que se le proponen a lo largo de su existencia” (Cordié, 1994). Estos ideales pueden pertenecer al entorno sociocultural y a la familia, signada, a la vez, por los valores e ideales que la sociedad sostiene a través de su imaginario y sus prácticas. Los sujetos pueden aceptarlos o enfrentarse a ellos, y, en este proceso, intentar asemejarse a determinados personajes que los ilustran. Construyen su yo identificándose con personajes a los que admiran, adhiriendo a valores considerados emulables y que se desea adquirir. En el mundo occidental judeocristiano, el poder y sus correlatos -el éxito, el dinero, la posesión de bienes, entre otros- representan las máximas aspiraciones de los ciudadanos, que se alejan de esta última condición y se posicionan, ante todo, como consumidores. Triunfar en la escuela, continúa la autora, da la pauta de lograr una buena situación en el futuro, y, en consecuencia, tener más acceso al consumo de bienes. Es “ser alguien”, conseguir el falo imaginario; ser considerado, respetado.

Fracasar en la escuela presupone, en el imaginario urbano occidental, renunciar a la posibilidad de trascendencia y éxito; renunciar al placer. Cuando los docentes se refieren a estos niños y a sus posibilidades en el porvenir, suelen hacerlo en términos de desesperanza, de resignación o de “destino sellado”, incluso de repetición de historias familiares. Los niños, por su parte, escuchan desde muy pequeños las demandas de sus mayores: deben aprender, deben triunfar. Comprenden a la perfección las expectativas

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