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Etapa 2-Orientación.


Enviado por   •  24 de Febrero de 2015  •  2.779 Palabras (12 Páginas)  •  383 Visitas

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Autoestima.

Cómo reconocer mi autoestima.

La Autoestima es pensar bien de nosotros mismos, es querernos realmente, lo que una persona piensa de sí mismo tiene una gran influencia en la manera como encara su destino.

De la autoestima de una persona depende cómo se relaciona con los demás, cómo le irá en sus estudios y qué tan creativo será en su trabajo, cómo resolverá sus problemas y las decisiones importantes que tomará en su vida.

Algunos de los desórdenes psicológicos y fisiológicos que padecemos tienen su origen en una baja autoestima; algunos de los más dañinos son: -La depresión. -La neurosis. -El suicido. -La drogadicción. -El alcoholismo. -La prostitución. -La pornografía. -El maltrato a los demás.

Nuestra autoestima puede variar; un día podemos sentir: alegría, otro, tristeza y otras veces coraje o rabia. Sin embargo, al tomar conciencia de que nosotros somos responsables de restaurar nuestra autoestima, podemos recuperarla.

La persona con alta autoestima no se siente ni más ni menos que los otros, se respeta a sí mismo y respeta a los demás.

En la adolescencia, la autoestima se continúa o se reconstruye; el adolescente que toma conciencia y decide ser protagonista de su vida y de restaurar su autoestima, puede comenzar a trabajar con ella.

Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento. No le des las riendas de tus emociones a nadie.

Todos los pensamientos que tenemos van creando nuestro futuro. Cada uno de nosotros se crea su propia experiencia con las cosas que piensa y las palabras que dice.

Emociones.

La etapa de la adolescencia es considerada una época tumultuosa, los adolescentes suelen tener un carácter sumamente cambiante, por lo que no debe de extrañarte que tus sentimientos cambien tan rápido como tu cuerpo; posiblemente algunos días estés alegres, otros irritable, triste, nostálgico, etc., las emociones juegan un papel predominante en esta etapa del desarrollo.

Las emociones se definen como un estado de estimulación interna provocado por sentimientos subjetivos, acompañados por una reacción fisiológica causante de una conducta manifiesta externa, es decir: es un sentimiento causado por un suceso ajeno a tu persona, que puede provocarte cambios físicos y de conducta.

Cuando experimentamos una emoción, generalmente se involucran un conjunto de cogniciones, actitudes y creencias que tenemos sobre el mundo las utilizamos para valorar una situación concreta e influyen en el momento en que estas se perciben.

Algunas de las emociones más frecuentes durante la etapa de la adolescencia son: ira, frustración, celos, afecto, felicidad, envidia y miedo.

La ira.

La ira es una emoción normal y natural. Los bebés se ponen furiosos, expresan su furia y asunto terminado. Pero muchos hemos aprendido que no está bien, que no es de buena educación o no es aceptable que nos enojemos. Y aprendemos a tragarnos nuestros propios sentimientos coléricos, que se nos sedimentan en el cuerpo, en las articulaciones y los músculos. Se acumulan y se convierten en resentimiento. Capas y capas de enojos enterrados y convertidos y resentimientos pueden contribuir a la aparición de enfermedades como artritis e incluso como el cáncer.

Si tienes mucho enojo reprimido, es probable que seas una persona que anda por el mundo continuamente enfadada.

Frustración.

Las frustraciones son una respuesta a la interferencia en la satisfacción de alguna necesidad. Por lo general son acompañadas de sentimientos de impotencia. Tanto el disgusto como las frustraciones son modalidades de ira, ambos se difieren por lo siguiente: los disgustos aparecen generalmente como consecuencia de situaciones sociales, en tanto que muchas frustraciones se deben a la propia ineptitud del individuo.

En este mundo competitivo las frustraciones más comunes están relacionas con el aspecto físico, la falta de dinero, la incapacidad para lograr objetivos establecidos por él mismo además de conflictos con los padres, amigos, y los estudios.

La mayoría de las frustraciones se acompañan de cierto grado de ira, las reacciones más comunes van desde agresión física o verbal en una víctima inocente, hasta el retraimiento de sueños o enfermedad imaginaria.

Celos.

Los celos aparecen cuando una persona se siente insegura o temerosa de perder su posición en el grupo o cuando el afecto a alguien significativo e importante para ella es compartido con otra persona o cambie.

En este sentimiento por lo general se combinan dos elementos emocionales fuertes: el miedo y la ira. Cuando sientes celos, seguramente te sentirás triste, cabizbajo y en ocasiones hasta deprimido.

Los celos del adolescente alcanzan un punto máximo durante los años en que las citas con el otro sexo adquieren suma importancia, estas relaciones son una nueva experiencia y el adolescente se siente inseguro de sus capacidades para enfrentarse con los problemas que se suscitan en sus relaciones.

Envidia.

La envidia es sinónimo de codicia, es sentir tristeza o pesar del bien ajeno. Es posible sentir envidia de mujeres y hombres muy guapos, en el aspecto económico se envidian los posesiones materiales.

Para el adolescente estas pertenencias son símbolos de estatus, dicho de otra forma, para él indican su posición frente al grupo social,

Afecto.

El afecto es un estado emocional placentero de intensidad relativamente leve. Es una tierna aflicción o inclinación hacia una persona, un animal o un objeto.

Los afectos se estructuran a través de asociaciones placenteras; no son innatos. Las personas tendemos a gustar de quienes disfrutan de nosotros y de quienes nos dan muestra de amistad y como ya te habrás dado cuenta, el afecto crece con el tiempo; cuantas más asociaciones placenteras tenga un individuo en relación con otro, tanto mayor es el afecto que guarda y que se demuestra en su conducta.

El adolescente es muy tolerante y leal con el objeto de su afecto. El afecto durante esta etapa se caracteriza por ser ferviente, exclusivo y apasionado.

Felicidad.

Felicidad es placer, satisfacción, gusto grande. Algunos autores consideran que es un estado de bienestar y de satisfacción placentera, otros más afirman que para ser feliz es necesario tener intereses y valores.

Para los estudios de la psicología, la felicidad es la reacción siguiente a la satisfacción de una necesidad o la obtención de un objeto.

La felicidad es un estado generalizado de bienestar, más que una emoción transitoria, es un estado anímico que refleja satisfacción y no significa ausencia de emociones negativas;

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