Etica En Las Organizaciones
Enviado por Mickey05828 • 20 de Noviembre de 2014 • 16.819 Palabras (68 Páginas) • 488 Visitas
1. La Teoría del Hombre
1. El Mandato délfico “Conócete a ti mismo”
Nos dice Aristóteles que todo conocimiento tiene su origen en una básica tendencia de la naturaleza humana, que se manifiesta en las acciones y reacciones más elementales del hombre. El ámbito entero de la vida de los sentidos se halla determinado e impregnado por esta tendencia:
Todos los hombres desean por naturaleza conocer. Una prueba de ello la tenemos en el goce que nos proporcionan nuestros sentidos; porque, aparte de su utilidad, son queridos por sí mismos, y por encima de todos: el de la vista. Porque no sólo cuando tratamos de hacer algo sino también en la ociosidad preferimos el ver a cualquier otra cosa. La razón está en que este sentido, más que ningún otro, nos hace conocer y trae a luz muchas diferencias entre las cosas.
Esta frase “Conócete a ti mismo, y así conocerás el Universo y a sus Dioses” que aparecía en el santuario de Apolo en Delfos, tal era el mandato de Sócrates, mandato que sería significativo para el hombre antiguo, inscrito en las entradas de los templos, santuarios de la sabiduría milenaria del hombre.
El hombre es un microcosmos donde podemos ver al mundo en pequeño, lo que hay en cada uno lo hay en todos en tanto que somos hombres, las leyes que gobiernan y explican al hombre concreto operan, hombre a hombre, en la humanidad como conjunto de todos los hombres de todos los tipos. Lo que pasa con un hombre arbitrario como si se tratara de un planeta, pasa con una sociedad como si fuera un sistema planetario, y así hasta llegar al Universo, a toda la humanidad. Por lo tanto conocer a un hombre implica hasta cierto punto conocerlos a todos.
Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza, en algún sentido conocer al hombre nos lleva a conocer a sus Dioses sus miedos, limitaciones, creencias y aspiraciones de llegar a ser como el modelo a seguir.
Aristóteles trata de explicar el mundo ideal, el mundo del conocimiento en términos de vida. En la naturaleza, lo mismo que en el conocimiento humano, las formas superiores se desarrollan a partir de las inferiores. Percepción sensible, memoria, experiencia, imaginación y razón se hallan ligadas entre sí por un vínculo común; no son sino etapas diferentes y expresiones diversas de una y la misma actividad fundamental, que alcanza su perfección suprema en el hombre, pero en la que de algún modo participan los animales y todas las formas de la vida orgánica.
2. Antropología filosófica
En las primeras explicaciones míticas del universo encontramos siempre una antropología primitiva al lado de una cosmología primitiva. La cuestión del origen del mundo se halla inextricablemente entrelazada con la cuestión del origen del hombre. La religión no destruye estas primeras explicaciones mitológicas; por el contrario, preserva la cosmología y la antropología míticas dotándolas de nueva forma y de mayor profundidad.
Esta disciplina se entiende como el conocimiento del hombre desde la perspectiva de la filosofía. Busca llegar al origen mismo del hombre, su misión consiste en fundamentar la existencia humana ofreciendo respuestas apropiadas a preguntas como de dónde vengo, qué soy, cuál es el sentido y el porqué de mi existencia, así como hacia donde voy, cuál es mi destino. El camino continúa en pos de desentrañar la esencia del hombre como tal, determinar lo que se pude considerar categóricamente como lo que es específicamente humano.
De los hechos más curiosos de la historia de las ideas es que uno de los geómetras más grandes y profundos resultó ser el campeón más esforzado de la antropología filosófica de la Edad Media (Pascal). Así se vio conducido a hacer aquella distinción fundamental entre el "espíritu geométrico" y el "espíritu de fineza". El espíritu geométrico sobresale en todos aquellos temas que son aptos de un análisis perfecto, que pueden ser divididos hasta sus primeros elementos. La ventaja de este espíritu consiste en la claridad de sus principios y en la necesidad de sus deducciones, pero no todos los objetos son aptos de semejante tratamiento; existen cosas que a causa de su sutileza y de su variedad infinita desafían todo intento de análisis lógico.
4. Las principales ideas del hombre
Conceptos y teorías que definan al hombre hay tantas como hombres hay, desde y a partir de los griegos, entre quienes el hombre era entendido como un “animal racional”, definición que se le atribuye a Aristóteles, en la cual el hombre queda comprendido en dos dimensiones, el mundo sensible de la naturaleza, el mundo de los sentidos; y el otro el mundo inteligible, que concibe al hombre como un ser de palabras, privilegiado por su lenguaje y su razón.
Platón veía en el hombre un centro de equilibrio entre dos poderosas fuerzas, el espíritu y el impulso animal, el primero además de otorgar al hombre soplo vital, conferirle vida, viene acompañado de equilibrio y templanza, contra los apetitos o inclinaciones del cuerpo. El instinto animal es impulsivo, nada lo frena ni detiene, no hay arrepentimiento pues cuando nos gana el sentimiento, la razón parece suspenderse volviendo a nosotros cuando es demasiado tarde y solo sirve para explicar una desgracia pero no para evitarla.
No es lo mismo una decisión racional que una emotiva, se transmite del mundo antiguo a la Edad Media donde reaparece la Teoría de las facultades del Alma, y sin mayores cambios a la modernidad un concepto del hombre cuya esencia se buscaba, y se busca todavía hoy en el campo del espíritu.
Los instintos propios de la vida animal, anímica, se convierten en el territorio donde puede hallarse la esencia del hombre, esta es la respuesta tan ansiada del hombre ¿Qué es el hombre?
Nietzsche, propone destruir de manera sistemática la doctrina de los dos mundos (Platón, mundo de la naturaleza de los sentidos y el mundo inteligible o del espíritu), en la que residía la imagen tradicional del hombre. Para Nietzsche, la dimensión espiritual del hombre interpretada como ficción, desenmascarada ante el advenimiento de una era sin valores y sin Dios, donde Dios ha muerto, y no queda nada que de sentido al destino del hombre, derrumbando el mundo creado por los griegos en su momento de decadencia, como una fuga de lo imaginario donde la realidad puede ser soportada. Destruido el horizonte anímico del hombre, esté en cuanto animal racional desbanca el momento conquistado a la razón del alma, quedando solo lo animal, los instintos, fuerza que ha permitido surgir al hombre como tal.
Así empieza la lucha entre instinto y cultura, entre el sucumbir o dejarse llevar
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