Eulalia
Enviado por javierdarkus • 11 de Enero de 2012 • 459 Palabras (2 Páginas) • 346 Visitas
alimentar a todos sus perros. Eulalia es diez veces mejor cocinera que su madre, sí,
señor míster. Debería usted ver y probar las tortillas que ella hace. Son tan
delgadas y sabrosas como usted no puede imaginarse. ¿Y los frijoles que cocina?
¡Por mi alma! Cuando uno empieza no deja de comerlos hasta reventar. Son tan
suaves como la mantequilla más fina. En cuanto a ahorrativa, no hay otra como
ella, es económica hasta con el jabón cuando lava la ropa. Le queda blanquísima
con sólo un pedacito así de jabón barato.
Yo no comprendo cómo puede hacerlo, pero ella lo hace. Y sabe perfectamente
llevar la casa."
Su dicho era confirmado por su apariencia personal, pues aun cuando su calzón y
su camisa de manta estaban viejísimos, aparecían bien remendados y muy limpios.
Perfectamente lavados. Resta saber si ello se debía a la laboriosidad de Eulalia o a
la de su madre. También su bien alimentado cuerpo, y su sonrisa despreocupada,
ponían de manifiesto que en su casa había una buena cocinera.
—Yo y la mujer lo hemos pensado toda la noche —continuó—. Imaginamos que
debe usted sentirse muy solo y que, además, no conviene a un caballero como
usted cocinar y lavar. Y después de pensarlo más y más, yo y la mujer decidimos
que la cosa no podía quedar así, y por eso pensamos enviar a usted a Eulalia para
que haga todo el trabajo de la casa.
Cada vez se alejaba más del asunto del
alimentar a todos sus perros. Eulalia es diez veces mejor cocinera que su madre, sí,
señor míster. Debería usted ver y probar las tortillas que ella hace. Son tan
delgadas y sabrosas como usted no puede imaginarse. ¿Y los frijoles que cocina?
¡Por mi alma! Cuando uno empieza no deja de comerlos hasta reventar. Son tan
suaves como la mantequilla más fina. En cuanto a ahorrativa, no hay otra como
ella, es económica hasta con el jabón cuando lava la ropa. Le queda blanquísima
con sólo un pedacito así de jabón barato.
Yo no comprendo cómo puede hacerlo, pero ella lo hace. Y sabe perfectamente
llevar la casa."
Su dicho era confirmado por su apariencia personal, pues aun cuando su calzón y
su camisa de manta estaban viejísimos, aparecían bien remendados y muy limpios.
Perfectamente lavados. Resta saber si ello se debía a la laboriosidad de Eulalia o a
la de su madre. También su bien alimentado cuerpo, y su sonrisa despreocupada,
ponían de manifiesto que en su casa había una buena cocinera.
—Yo y la mujer lo hemos pensado toda la noche —continuó—. Imaginamos que
debe usted sentirse muy solo y que, además, no conviene a un caballero como
usted cocinar y lavar. Y después de pensarlo más y más, yo y
...