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Exigencias de la conducta ética


Enviado por   •  19 de Abril de 2014  •  Tesis  •  8.881 Palabras (36 Páginas)  •  562 Visitas

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Realizarse íntegramente como persona humana, significa tomar en consideración que se es un animal racional y, por lo tanto, corpóreo-espiritual. Un ser integrado por miembros y facultades.

Exigencias de la conducta ética

1. Para Aristóteles, el orden moral o del obrar es el que se orienta al fin último de toda la vida humana. La consideración de fines no últimos o particulares pertenece, por el contrario, al orden técnico o del hacer. La ética trata de orientar la acción no sólo para lograr alguna meta particular, sino considerando toda la realidad. Orienta el logro de la realización integral del ser humano iluminando el ámbito entero de su ser: su naturaleza y sus fines; y -con ello, como la otra cara de una misma moneda- el logro de sus legítimas aspiraciones. El fin del hombre es la vida feliz.

2. La diferencia entre el orden moral y el técnico puede considerarse en los siguientes ejemplos:

Realizar una serie de intervenciones quirúrgicas, podría ser un medio eficaz para alargarle la vida a una persona. Esta es la dimensión técnica o poiética del asunto. Pero para considerarlo desde el punto de vista ético, hace falta preguntarse si en vista de la realización integral de la persona vale la pena el hacerla sufrir tanto sólo para prolongar su agonía.

Un medio muy eficaz de conservar especies en peligro de extinción, es el dotarlas de una reservación en donde se les proteja. Este es un asunto técnico práctico. Para contemplarlo desde la ética haría falta considerar si el dotar de tierras a la reservación no implica disminuir el espacio vital y la tierra de siembra de los nativos de la región.

3. El hombre que realiza sus funciones de nutrición, crecimiento y reproducción, se realiza sólo en tanto que vegetal y se frustra en su integralidad, mientras la moral lo impulsa a realizarse como hombre. El que desarrolla sus percepciones sensibles y sus sentimientos pasionales, se realiza sólo en cuanto animal frustrándose en su integralidad, mientras la ética lo impulsa a realizarse en todas las dimensiones humanas.

I. VISIÓN INTEGRAL DE LA PERSONA

La intemporalidad.

4. Mientras que el resto de los seres orgánicos son inmanentes al tiempo, la persona lo trasciende. Desde los albores del pensamiento, distintos filósofos han sido capaces de demostrar racionalmente el carácter inmortal del alma humana. La consideración de la persona como un ser meramente intramundano es atentatoria de la consideración integral del hombre. Si con la muerte termina el ser del humano, la tendencia natural a la vida feliz está llamada a la frustración, entre otras razones, porque la felicidad incluye la permanencia en la dicha y, por tanto, la permanencia en el ser. Además, la dicha mezclada con el dolor es imperfecta mientras que la felicidad exige la perfecta posesión del bien sin carencia alguna. Por eso, el orden técnico o de la eficacia se orienta a los fines temporales o intramundanos, mientras que el orden moral -tendiendo al bien absolutamente último del hombre- se orienta al fin eterno.

La interioridad.

5. Mientras que los seres infrahumanos se encuentran determinados respecto a su acción y si se trata del mundo animal -en el que se da el conocimiento sensible- esta acción se determina en función del estímulo más fuerte; en cambio, el ser humano, gracias a su libertad, es dueño de sus actos y es capaz de discernirlos desde la interioridad de la elección. Sólo el ser espiritual es capaz de interioridad. La persona es, por definición, espiritual y su espiritualidad se demuestra porque ni el conocimiento intelectual ni la acción volitiva dependen intrínsecamente de la materia.

El orden moral califica no sólo los actos externos, sino también los internos. Quien consiente libremente un hurto, quien decide robar, comete un acto de latrocinio -aun si por algún impedimento externo no llegara a su ejecución-. Quien se apodera de lo ajeno sin la justa anuencia de su legítimo dueño ignorando inculpablemente que el acto es ilícito, no comete inmoralidad alguna. La diferencia entre querer y tolerar, se da en el interior del sujeto. El orden de la intención de quien obra, se encuentra en el mundo de la interioridad.

La apertura espiritual.

6. Los seres inorgánicos, los pertenecientes al aún llamado reino mineral, se comunican entre sí por el contacto físico. Los seres vegetativos se comunican además orgánicamente. Los animales son ya capaces de unirse a través del conocimiento. Mientras más perfectos son los seres, se observa que se comunican entre sí más profundamente y de modo especial con aquellos que más se asemejan. Entre las arenas de la playa no cabe más que un contacto físico; una brizna de arena arrastrada por el viento puede depositarse en una gota de grasa en un velero, haciendo con ella un amasijo, sin sentir la necesidad de volver con “los suyos”. Una golondrina, por el contrario, sigue a su parvada, muestra una cohesión más fuerte con otras golondrinas que con el resto del universo. Alcanza un sentido gregario. La dimensión espiritual permite y promueve la comunicación del pensamiento -ideas, sentimientos inteligenciados, quereres, proyectos, decisiones…

7. El hombre consciente de sus limitaciones recurre a otros hombres para sobrevivir y para vivir mejor. Con ello intuye la condición precaria del individuo, frente a la riqueza de la especie. El hombre se da cuenta de que con otros hombres, es capaz de plantearse metas en cuya consecución participen juntos. Con ello intuye la participación en el bien común. Así el hombre se instala en el orden social.

8. El espíritu está polarizado por el espíritu. Es capaz de conocer su semejanza con otro y, por lo tanto, de amarle. El fundamento del amor es la semejanza. La persona humana es “otro yo” un alter ego para el hombre. Incrustada en esta dimensión, la persona humana no se concibe integralmente sino hermanada con toda la humanidad. Por ello, la persona humana debe procurar el bien de las personas a su alcance y principalmente el de aquellas que con ella forman sociedades más íntimas: la familia, la familia extensa, las amistades, los colaboradores (en el sentido de los que laboran juntos), el municipio, la ciudad, la patria…

9. El ser humano es también capaz de descubrir que existe un ser personal -es decir espiritual- por excelencia, que es el autor de todo el universo: Dios. Sabido esto, se da cuenta de que su deuda de gratitud con el Todopoderoso es inconmensurable, ya que le debe todo lo que es. Así comprende la necesidad de comunicarse ejerciendo su apertura con Él, apertura más profunda que con los hombres -sus semejantes- por que el

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