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FUNDAMENTOS TEÓRICOS SOBRE LA EVALUACIÓN EN EL PROCESO DE ENSEÑANZA APRENDIZAJE


Enviado por   •  22 de Febrero de 2014  •  2.134 Palabras (9 Páginas)  •  481 Visitas

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INTRODUCCION

El área de Evaluación es una materia fundamental en la carrera de Educación Integral por lo que permite a los futuros docentes saber discriminar en este caso los bloques de contenidos conceptual, actitudinal y procedimental, así mismo también aprender a formular objetivos cónsonos al grado donde estén trabajando y por supuesto ideales también al desarrollo cognitivo de los educandos.

El presente trabajo tiene como finalidad desarrollar habilidades para planificar y llevar a cabo los tipos de contenido y saber implementar los medios y recursos que necesitaría un docente para efectuar una clase.

También se elaboraran instrumentos de evaluación los cuales son muy importantes que un futuro docente sepa como realizar, siendo esto parte de la innovación que un educador debe tener en cada uno de los aspectos de su carrera.

Es indispensable que un docente sepa como elaborar una lista de cotejo, una evaluación escrita, una escala de estimación, uno portafolios, un análisis de grupo, entre otros.

FUNDAMENTOS TEÓRICOS SOBRE LA EVALUACIÓN EN EL PROCESO DE ENSEÑANZA APRENDIZAJE

La educación conduce al desarrollo operando en la zona de desarrollo próximo del estudiante y consideramos que el proceso como categoría general incluye a la instrucción pero que además es necesario por lo menos, en los momentos actuales de la educación considerar que todo proceso educativo necesita ser expresado en escalas que determinen la magnitud de los resultados deseados y esto lo podemos determinar como momentos de la evaluación que indican en cierta forma la calidad del proceso.

Son diversas las definiciones de evaluación aportadas por distintos autores las cuales responden a diversos enfoques de este proceso, como categoría didáctica, como nivel o eslabón del proceso, como componente, función didáctica, estas definiciones en su diversidad, se diferencia por la extensión del concepto y la interpretación del proceso evaluativo.

Ofrecer una definición de evaluación ha constituido un propósito de muchos pedagogos al investigar diversas cuestiones acerca del proceso de enseñanza-.aprendizaje, tanto es así que según Mariana M e Isabel Solé (1990) las distintas definiciones de evaluación tienden a concretarse en lo que pueden ser consideradas como dos polos.

En uno de estos polos y en su acepción más extendida, se habla de evaluación para referirse a la actividad a través de la cual se emite un juicio sobre una persona o fenómeno, una situación o un objeto en función de distintos criterios.

En el otro polo se localizan otras definiciones de evaluación en las que se evidencia una intención relacionada con la apropiación de conocimientos, habilidades, valores útiles para la toma de decisiones y la aplicación de actividades didácticas.

En el primer polo están las definiciones de Carena Peláez (1995), Álvarez de Zayas (1996), González Rey (1997), entre otros y en el segundo polo están las definiciones de Pérez Pérez (1994), Castro Pimienta (1996), González Pérez (2000), entre otros.

En esta investigación se asume críticamente un enfoque integral de la evaluación, considerándola como proceso, que trasciende su concepción como categoría didáctica, lo que le impone mayor complejidad al proceso evaluativo, pero lo hace más objetivo, multifacético y holístico.

Según la autora Guillermina Labarrere “la evaluación se caracteriza por ser un proceso sistemático en el que se evidencian dos elementos fundamentales que son los objetivos y el contenido de la evaluación”, ajustados a este término enfatizamos en la necesidad de sistematizar la evaluación y a la vez otorgarle un carácter cualitativo en aras de garantizar el seguimiento del diagnóstico e influir además en los intereses y motivaciones de los alumnos.

Es preciso destacar que un control y evaluación de elementos instructivos y educativos con más periodicidad conducen al movimiento ascendente de intereses en los alumnos que ingresan a la enseñanza preuniversitaria en aras de garantizar el tránsito eficaz por la misma, por tanto concordamos con la declaración de la autora cuando expresa que “la función del profesor es comprobar el grado de asimilación conciente de los conocimientos y habilidades para aplicarlos a nuevas situaciones, pero el actual modelo evaluativo de la enseñanza preuniversitaria no favorece en su totalidad el cumplimiento del anterior enunciado porque los controles y evaluaciones que inciden en la categoría de un alumno, no tienen un carácter continuo.

Se considera a la evaluación como un proceso, se comparte el criterio ofrecido por Orestes Castro (1999), al ofrecer una concepción clara de la evaluación, no centrada en la calificación, sino en los cambios cualitativos que se manifiestan en la personalidad del estudiante tanto en el aspecto instructivo como educativo.

Hay que evaluar los conocimientos y habilidades que se adquieran, su solidez y duración a partir del desempeño cognitivo logrado en el alumno, sus posibilidades de ser generalizado y transferido a nuevas situaciones es decir su funcionalidad, la evaluación debe ir dirigida igualmente a determinar en qué medida el aprendizaje de conocimientos y habilidades, valores realizado por los estudiantes es significativo y como logra implicarse en la formación de motivaciones, sentimientos, actitudes y valores, debe realizarse de manera sistemática, interdisciplinar e intrardisciplinar, si este propósito se logra, podrá estimularse cada vez más la formación y desarrollo de la educación.

La evaluación debe tener un carácter predictivo por lo que debe indicar aquello que el profesional en formación no ha logrado, pero puede lograr por la acción transformadora del proceso formativo desde los postulados del enfoque Histórico cultural, con su fundador Lev Semionovich Vigotsky al que le corresponde el mérito invalorable de ser el primero en aplicar creadoramente el materialismo dialéctico e histórico a la ciencia psicológica y de haber colocado con ello “sobre sus pies” provocando una verdadera revolución copernicana en Psicología. (Shuere, M, p.57)

Según Vigostky, L. (1987) “… una educación desarrolladora es la que conduce en sí misma al desarrollo”. Este término va delante guiando y estimulando al alumno, además le confiere un carácter socializador por tanto, un enfoque dialéctico materialista del proceso de enseñanza aprendizaje debe estar centrado en el desarrollo integral y considera la unidad de lo afectivo con lo cognitivo y educativo pero todo proceso de enseñanza aprendizaje presenta al final la necesidad de un componente evaluativo para emitir un juicio de valor, por tanto la carencia de un criterio

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