Fedecámaras

El 2 de diciembre de 2002 la contrarrevolución venezolana, encabezada por Fedecámaras (Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela), y seguida por los sindicatos reaccionarios afiliados a la CTV (Confederación de Trabajadores de Venezuela), convocó a un paro general. Se dio en concordancia con el paro cívico convocado por la Coordinadora Democrática que agrupaba a la oposición venezolana, y lanzó una ofensiva para exigir la renuncia del presidente Hugo Chávez.

A pesar de que los sectores contrarrevolucionarios definieron el acto como una huelga general, en realidad se trataba paro patronal, que es una medida de acción directa de paralización de actividades o establecimientos, contra el estado, por decisión unilateral del empresario o patrón, Fedecámaras convocó el paro el 2 de diciembre. Su duración inicialmente era de 24 horas, pero fue extendiéndose para forzar la renuncia del presidente Chávez, quien resistió los ataques.

Se sumaron, posteriormente, altos directivos y gerentes de Petróleos de Venezuela S. A. (PDVSA), quienes como acto de sabotaje destruyeron equipos, intervinieron sistemas automatizados que garantizaban la distribución del crudo y sus derivados, y bloquearon diversos servicios tecnológicos esenciales. Diariamente la contrarrevolución realizaba manifestaciones callejeras bloqueaba las autopistas, efectuaban “cacerolazos” todas las noches, aunados a variadas formas de presión.

El 3 de febrero de 2003, terminó el paro, muchas empresas comenzaron a trabajar. Un día antes la oposición realizó una recolección de firmas para un referendo consultivo, que fue anulado por el Consejo Nacional Electoral (CNE) por no estar ajustado a la Ley. Esta crisis constituyó el punto de partida para la consolidación de una nueva PDVSA, que está al servicio de las mayorías y cada día demuestra que es una empresa sólida y comprometida con el desarrollo social y económico del país.

El paro se convirtió en una de las huelgas generales de mayor duración de la historia de Venezuela y que significó una pérdida de más de dos mil millones de dólares para la industria hidrocarburífera y una recesión de fuertes consecuencias para el país suramericano.

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