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Ferromagnetismo


Enviado por   •  8 de Septiembre de 2014  •  611 Palabras (3 Páginas)  •  169 Visitas

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La inexistencia de la carga magnética suele ilustrarse así: tómese un imán cilíndrico. Compruébese que un extremo se pega a cualquier superficie metálica, mientras que el otro la repele. Decimos que los imanes tienen dos polos, norte y sur. Ahora, pártase al medio el imán. Lo que se obtiene es otro imán, con dos polos. Es decir, igual que antes, un extremo atrae, el otro repele. Divídaselo indefinidamente, e indefinidamente se obtendrá lo mismo: un imán con dos polos. En conclusión, los polos nunca podrán separarse. Nunca obtendremos un solo polo, un monopolo magnético. ¿Por qué los polos se dan siempre de a pares? ¿Qué impide que existan por separado? En principio nada, ése es el problema.

II. DESARROLLO

Hace cuatro meses, en septiembre de 2009, un grupo de investigadores ingleses y franceses publicaba en la revista Nature un artículo en el que anunciaban haber detectado el elusivo monopolo magnético, una partícula hipotética cuya existencia teórica propuso el físico inglés Paul Dirac en los años treinta. Ese anuncio vino a cumplir con una vieja tradición: la de anunciar periódicamente el hallazgo.

Inopinadamente, la historia del elusivo monopolo magnético comienza en la fantasía teórica del físico inglés Paul Dirac. O, en rigor de verdad, un poco antes, con las ecuaciones del electromagnetismo: las ecuaciones ejemplares que obtuvo James Clerk Maxwell hacia 1870, y que compendiaban todos los resultados laboriosamente obtenidos hasta entonces experimentando con los fenómenos eléctricos y magnéticos.

Esos resultados eran los que había aportado Charles Coulomb al descubrir que las cargas eléctricas se atraían –o se repelían, de acuerdo al signo– con una fuerza inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que las separaba; André Marie Ampère, que entendió que las corrientes eléctricas estacionarias, es decir, el movimiento siempre igual a sí mismo de las cargas eléctricas, producía un efecto misterioso, el campo magnético, y Michael Faraday, que descubrió el fenómeno de la inducción electromagnética, es decir, que esa entidad misteriosa que acababa de descubrir Ampère, y que se originaba en la corriente eléctrica, inducía, a su vez, una corriente eléctrica en cualquier circuito cerrado que se encontrara en su zona de influencia.

Con su resultado, Faraday operaba una primera síntesis perfecta: la electricidad generaba magnetismo, y el magnetismo electricidad. Aunque sólo faltaba la formalización definitiva de aquellos resultados, persistía, tal vez, una dificultad filosófica –que, por lo demás, en alguna medida persiste–, la de la acción a distancia. Las cargas parecían atraerse o repelerse a través de una misteriosa –¿e instantánea?– acción a distancia.

Faraday prefirió pensar que la responsable de aquellas

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