Fundamentos De Auditoria
Enviado por malbu • 3 de Abril de 2013 • 3.728 Palabras (15 Páginas) • 596 Visitas
GENERALIDADES DE AUDITORÍA
ANTECEDENTES
Los historiadores creen que los registros contables tuvieron sus orígenes alrededor del año 400 A.C., cuando las antiguas civilizaciones del Cercano Oriente comenzaron a establecer gobiernos y negocios organizados. Desde el principio, los gobiernos se preocuparon por llevar cuenta de las entradas y salidas de dinero y el cobro de impuestos. Parte integrante de esa preocupación fue el establecimiento de controles, incluso auditorias, para disminuir los errores y fraudes por parte de funcionarios incompetentes.
Los más antiguos registros contables y referencias a auditorias, en el sentido moderno de la palabra, que se tienen en piases de habla inglesa son los registros de los Erarios de Inglaterra y Escocia, que datan del año 1130. En Gran Bretaña, las primeras auditorias eran de dos tipos. Las de las ciudades y poblaciones, se hacían públicamente ante los funcionarios del gobierno y los ciudadanos y consistían en que los auditores “oyeran” la lectura de las cuentas hechas por el tesorero; análogamente, las auditorias de los gremios se hacían ante los miembros. Hacia mediados del siglo dieciséis, los auditores de las ciudades marcaban a menudo las cuentas con frases tales como “oída por los auditores firmantes’. El segundo tipo de auditoría implicaba un examen detallado de las cuentas que llevaban los funcionarios de finanzas de los grandes señoríos, seguido por una “declaración de auditoría”, es decir, un informe verbal ante el señor del lugar y el consejo. Típicamente, el auditor era miembro del consejo señorial y fue, por tanto, el precursor del moderno auditor interno.
Los dos tipos de auditoría practicados en Gran Bretaña antes del siglo diecisiete estaban encaminados principalmente:
A examinar los fondos confiados a los funcionarios públicos o privados. Y tenían el objeto de probar la calidad de las cuentas, salvo en la medida en que inexactitudes pudieran indicar la existencia de fraude.
Los cambios económicos de los 200 años siguientes introdujeron nuevos aspectos contables que se concentraron en el registro de las propiedades y en el cálculo de ganancias y pérdidas con un sentido comercial. También la auditoría comenzó a evolucionar, desde un proceso auditivo hasta el examen riguroso de los registros escritos y la prueba de la evidencia de apoyo.
A finales del siglo diecisiete se promulgo la primera ley (en Escocia) que prohibía que ciertos funcionarios actuaran como auditores de una ciudad, con lo cual se introdujo la moderna noción de independencia del auditor en el mundo occidental.
Pese a estos progresos en la práctica de la auditoría, no fue hasta el siglo diecinueve (que trajo consigo la construcción de ferrocarriles y el crecimiento de las compañías de seguros, los bancos y otras empresas a base de acciones) cuando el auditor profesional se convirtió en parte importante del escenario empresarial. En estados unidos, los ferrocarriles fueron de las primeras empresas en emplear auditores internos. Hacia finales del siglo diecinueve, los llamados “auditores viajeros” visitaban las muy dispersas agencias de boletos con el fin de evaluar la responsabilidad de los gerentes por el activo y sus sistemas de información.
El dictamen surgió en Inglaterra en 1844, se establece que un Contador Independiente, debía examinar y certificar los registros contables de las empresas por acciones que se hubieran constituido bajo el esquema de Responsabilidad Limitada. Para 1862 se amplió este requisito para todo tipo de empresas y en 1900 se convirtió en un requisito legal.
En Rusia se establece en 1927 que las sociedades comunales deberían ser auditadas, según un decreto, bajo ciertas normas técnicas fundamentales.
En 1923 la Bolsa de Nueva York establece requerir para cotizar un valor, que la empresa respectiva presente un balance certificado por Contador Público Independiente. A partir de 1929, la Comisión Federal de Bolsa de Inversiones determina la necesidad de la certificación del Contador Público.
Se señala que en un principio el contador que practicaba una auditoría “Certificaba” la corrección de los Estados Financieros, consecuentemente si el auditor certifica unos estados financieros equivale a decir que afirma que esos Estados Financieros son ciertos en todas sus partes y considerando que son producto de los libros y registros de contabilidad también afirmaría que éstos son correctos.
En 1917 El Instituto Americano de Contadores Públicos emite un memorando relativo a las auditorias de estados financieros, en 1929 ese folleto fue revisado con el objeto de aprovechar la experiencia de los últimos años y en él, por vez primera, apareció “el auditor debe asumir la responsabilidad sólo sobre la extensión del trabajo necesario”.
El Dictamen es el resultado del trabajo del auditor, y la opinión que como consecuencia de él se ha formado se presenta de modo general en un documento cuya parte principal, es la expresión de la opinión profesional concreta y sintética.
El dictamen del contador público, es un conjunto de elementos aceptados por la profesión y por el público, con los cuales el contador público expresa su opinión concisa, sobre los estados financieros que él examinó.
El examen de los estados financieros es la actividad privada del Contador Público, su producto terminado es el dictamen, el cual constituye una opinión profesional e independiente sobre si dichos estados se prepararon o no conforme a principios de contabilidad. El dictamen siempre ha estado regulado por la profesión, por medio de preceptos normativos y obligatorios que establecen cuáles deben de ser sus afirmaciones básicas, sus variantes. Y tales como, la revelación de que la información financiera por dictaminarse es responsabilidad de la administración de la entidad.
La estructura del dictamen es a base de afirmaciones básicas sobre los fundamentos del examen, las técnicas utilizadas, al alcance de las pruebas realizadas y la opinión que se sustenta sobre si los estados financieros básicos presentan o no la situación financiera, sus cambios, los del patrimonio y el resultado de operación, de conformidad con principios de contabilidad, enmarcado (todo esto) en un texto estándar, genérico y obligatorio, denominado dictamen positivo.
En forma enunciativa todo esto es el dictamen, un producto terminado que requiere cuidado y diligencia profesional y un estricto control de calidad, es a la vez, un documento muy formal en la que se expresa una opinión profesional
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