Gestion Ambiental

Desarrollo Sostenible

15 DE OCTUBRE DE 2012

El significado de sostenibilidad o de desarrollo sostenible ha variado a lo largo del tiempo. En el pasado, “sostenible”, podría, para muchas personas, asociarse con lo verde, lo ecológico o lo ambientalmente amigable. Este vocablo se ha hecho más complejo y hace referencia no solamente a aspectos ambientales; en la actualidad, el concepto involucra la responsabilidad social y la viabilidad tecnológica, además de la renta económica de las organizaciones. (Boada et all, 2005)

Por ende se creó la necesidad de establecer un significado diferente y es donde entra El World Business Council for Sustainable Development WBCSD– (Consejo Mundial Empresarial para el Desarrollo Sostenible) que en 1999(citado por Boada et all, 2005), definió el concepto en el contexto de los negocios: “El Desarrollo Sostenible es un sistema de producción y consumo capaz de asegurar una mejor equidad, calidad de vida y bienestar ambiental para las generaciones de hoy y del futuro.”

Por ello me atrevo a decir basada en la firmeza que explica Boada (2005) que la inclusión de los conceptos de sostenibilidad en las empresas y negocios de hoy se presenta como una oportunidad para cambiar las tradicionales prácticas de eco-eficiencia y gestión ambiental –que están orientadas a procesos y/o productos–, hacia un proceso creativo de cambio con el cual se pueda confiar en la capacidad de las empresas para incorporar nuevos valores de marca, encontrar nuevos caminos de innovación, y además, generar riqueza.

Es preciso que me dirija a ustedes con la plena seguridad que la sostenibilidad ambiental también es rentable. Los seres humanos en nuestra continua manipulación de los recursos agotamos la riqueza natural, ya que es de este modo cono nos provee lo necesario para el progreso de las empresas, la tecnología y en sí de la economía, sin embargo el explotar los recursos naturales y no prestar atención a las advertencias de su deterioro no generará más que un caos en poco tiempo.

Hoy estoy aquí para comunicarles que si se puede, que se hace rentable tanto para la economía y los negocios como para el ambiente. Por ello los invito a pensar que globalmente, la distribución del consumo de energía se revela como profundamente desbordante, si y tuviéramos la oportunidad de ver a nuestro mundo desde el espacio en las noches, conseguiríamos observar que es un árbol de navidad en noche buena. Aunque la diferencia del consumo en los países más desarrollados y los tercermundistas no dicta un pequeña cifra, no podemos negar nuestra continua participación tanto en explotación de recursos como en mal uso de estos (Barquin, 2004).

La solución a este problema que constituye una auténtica encrucijada para el futuro de la Humanidad implicará necesariamente un replanteamiento de las bases mismas del sistema energético mundial, que descansa fundamentalmente en un recurso finito, como son los combustibles fósiles cuyo uso está generando un grave problema medioambiental, y en un reparto extremadamente desigual de los recursos que son consumidos de manera insostenible por una pequeña fracción de la Humanidad. Para ello es imprescindible no sólo un desarrollo tecnológico que haga posible el cambio sino también una modificación de los patrones sociales de conducta, de modo que las sociedades actúen de acuerdo a criterios de racionalidad y de solidaridad con nuestros semejantes, presentes y futuros y con nuestro planeta.

A lo largo de los años y desde el descubrimiento de las luz eléctrica, el petróleo la gasolina etc. los seres humanos nos hemos dedicado a satisfacer por medio de éstos, necesidades que realmente nos facilitan en muchos aspectos la vida cotidiana, sin embargo y no a manera de metáfora debo mencionar que nuestro agradecimiento solo ha sido la explotación y el maltrato con la naturaleza; por eso es que hago esta reflexión y me honra decir que la tecnología rediviva nos ofrece las herramientas para vacunar el virus que nosotros mismos hemos implantado. La energía sostenible parece ser la solución a nuestro próximo caos.

De igual modo no solo estoy expresando estas palabras con el fin de hacer notar la importancia de esparcir y consolidar en nuestro sistema cognitivo esta información, sino que además me considero responsable con la labor que les otorgo a partir de este momento, la protección de los recursos ambientales, de modo que no afecte de manera directa ni la economía ni un aspecto de desarrollo, al contrario que aumente las oportunidades de hacer un mejor país y un mejor mundo para las nuevas generaciones.

Y concluyo diciendo que después de más de una década de acción, continuamos progresando en la administración de los impactos ambientales de nuestras propias operaciones. En la mayoría de las áreas, nuestros impactos se extienden más allá de nuestras propias operaciones pero ahora debe ser diferente nuestras operaciones deben extenderse más allá de los impactos. Es decir deben ayudar al progreso y el desarrollo y a la restauración de los recursos ambientales.

DESMATERIALIZACIÓN

La demanda, en definitiva el consumo, ha cambiado a lo largo de la historia, tanto es así, que se puede afirmar que fue a partir de la crisis de los 70 cuando se produjeron una serie de cambios que repercutieron de forma notable en el consumo. A partir de esta crisis se inició el fin del capitalismo industrial tal y como se había conocido hasta entonces. No es que dejaran de existir las minas, la siderurgia, la industria mecánica, la textil o la química; pero la industria simbolizada, desde 1850 a 1970 por la fábrica tradicional, la chimenea de humo, los ritmos de actividad y la disciplina del trabajo, estaba en trance de desaparecer para dar paso a una nueva realidad social iniciada tras la crisis. Japón abrió la vía con el éxito de Toyota y los cuatro dragones asiáticos (Corea del Sur, Taiwan, Hong Kong y Singapur) le siguieron. Los principales motivos que hicieron caer este modelo fueron: la imitación y las nuevas tendencias de la demanda, que conllevan la sustitución del valor funcional por el valor atractivo, y esto, fundamentalmente, a través del fenómeno social de la moda. Por otra parte, a las personas les gusta diferenciarse y con la aparición de las nuevas tecnologías, esto ya era posible. Los sujetos cada vez están menos dispuestos a consumir productos estándares y es que, en realidad, se estaba pasando de un consumo en masa (consumismo) a un consumo diversificado. Esto supone la aparición de la planificación de la obsolescencia del consumo, donde los productos no quedan obsoletos porque pierdan su valor funcional, sino porque dejan de ser “atractivos”.

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