Gestionar El Otorgamiento Y Recuperación Del Crédito

Existen diferentes versiones sobre el inicio de las operaciones crediticias, pero de una forma amplia se puede afirmar, sin temor a equivocarse que el crédito es tan antiguo como la civilización. En sus comienzos, el préstamo se efectuaba en “especies” y fue hasta la aparición y el empleo de la moneda cuando surgieron los primeros signos crediticios.

Antes de la era cristiana, en la antigua roma se encontraron los primeros signos del desarrollo crediticio. Se sabe que sus réditos fluctuaban entre el 40 y el 75 % y aun cuando perezcan elevados, se debe considerar que, por las circunstancias de aquella época, “el prestamista” corría grandes riesgos.

Hay constancias de leyes y decretos que establecían penas corporales para los deudores insolventes o que no cumplían lo pactado con el acreedor; también existen documentos históricos que estipulaban penas variables donde la confiscación de los bienes del deudor, el encarcelamiento y aun la pena de muerte, aunque el castigo mas común era su venta como esclavo.

Además de los prestamistas se generalizaron los “banqueros”. Su actividad era distinta a la de ahora, pues actuaba como cambistas y mercaderes de metales preciosos, cobraban los créditos de sus clientes cuando los deudores radicaban en el extranjero y se encargaban a su vez de pagar las deudas de sus clientes locales a los acreedores radicados en otros lugares, pero no practicaban operaciones de préstamo. Fue hasta el siglo XV cuando aparecieron los bancos casi como se conocen en la actualidad.

Los babilonios dejaron escritos hechos en tablillas de barro, que eran órdenes de pago con cierta similitud a la actual letra de cambio.

En el comercio griego se institucionalizo un documento similar a la letra de cambio y a la carta de transferencia, tan utilizadas por los romanos. Existen bases fehacientes que ponen de manifiesto 2 transacciones comerciales e internacionales de pueblos antiguos como Siria, Cartago y Egipto.

Los griegos y los romanos utilizaron la letra de crédito para evitar el transporte material de dinero, pues en su caminar de población a población existían grandes riesgos de frecuentes asaltos a las caravanas del mercader; por ello, cuando un mercader tenia que viajar, depositaba los fondos con el “banquero” de su ciudad, que le extendía un documento que pagaba su corresponsal en el sitio de destino.

Juan Antonio Ríos Romero C.P. Marco Antonio Nájera Arellano

Alumno Docente Facilitador

El comercio marítimo incremento tremendamente el proceso evolutivo del uso del crédito. El movimiento de Exportación e importación requirió dinero ajeno para desarrollar las transacciones en ultramar.

Por lo tanto se originaron situaciones en las que el comerciante se asociaba con comisionistas, quienes proporcionaban fondos para realizar la travesía, y tenían la obligación de acompañar la mercancía durante el viaje para encargarse personalmente de venderla.

Esta forma de comercio se desarrollaba como sociedad mercantil, en la cual prestamistas y comerciantes se convertían en auténticos socios y dueños de las mercancías.

Esta situación llevo a crear una combinación de préstamos de dinero con una especie de seguro, de tal manera que si la embarcación naufragaba, el deudor quedaba exento de la obligación de solventar el crédito recibido.

Durante la edad media con el desarrollo del comercio en el mar Mediterráneo y la prosperidad de las grandes ciudades comerciales surgen importantes empresas bancarias: La taula de Cambis, de Barcelona, fundada en 1401; el Banco de Valencia, en 1407; el Banco de San Jorge de Génova, en 1409, y el Monte Vecchio de Venecia, en 1482.

Los primeros vestigios del crédito en México se encuentran entre los aztecas, Al arribar los españoles a lo que hoy es el territorio de México, este se hallaba dominado en su mayor parte por la llamada Triple alianza, integrada por el reino Azteca, el de Texcoco, o Acolhuacan y el de Tlacopan o Tacuba.

Fundamentalmente, la organización social y económica de estos pueblos obedecían al patrón azteca por eso, lo que se diga acerca de los habitantes de Tenochtitlán es, en líneas generales, aplicable a los demás habitantes

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