Glucolipidos

Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago

Escrito por Gallego el 03 Octubre 2006

Hay libros que se pueden hacer difíciles por su temática, y otros cuya complejidad reside en su estética; éste, sin embargo, cuenta con una buena ración de ambas. ‘Ensayo sobre la ceguera’ es un libro realmente extraño, nada fácil de leer, pero extremadamente bello, intenso y gratificante para quien se decida a acercase a las páginas de este genial Nobel portugués.

Considerada como una de sus obras cumbres, y no por pocas razones, esta pieza maestra de la literatura moderna nos relata la terrible historia de un país por el que se comienza a extender de forma inexplicable una ceguera que afecta por igual a todos sus habitantes, hasta sumir a toda la sociedad en un incontrolable caos donde afloran los instintos más primarios y las facetas más oscuras del ser humano.

Pero si esta kafkiana historia no resulta ya lo suficientemente inquietante de por sí, la forma en la que está escrita contribuye a hacerlo todo más opresivo si cabe: absolutamente toda la novela es una narración constante, sin realizar distinción alguna entre conversaciones, descripciones, enumeraciones, pensamientos, etc. Un párrafo tras otro de narración, haciendo que en algunos momentos sea verdaderamente difícil seguir la trama, pero dándole al mismo tiempo un aire de caos y desconcierto ideal para el argumento de la obra.

Aunque la novela cuente con unos cuantos personajes principales, de ellos no llegaremos a saber ni sus nombres, ni su aspecto físico, ni mucho sobre sus vidas anteriores a la catástrofe visual. Y es que lejos de relatarnos la historia de unos cuantos individuos aislados, este ‘Ensayo’ nos cuenta la historia de toda la especie humana, una enorme reflexión filosófica y moral sobre el hombre y la sociedad.

La obra realmente consigue hacer que miremos hacia nosotros mismos, y que pensemos en cómo habríamos reaccionado nosotros ante esa ceguera vírica, y en cómo reaccionamos ante otras cegueras que afrontamos a diario, impuestas por nosotros mismos o por la sociedad. No todo el mundo será capaz de tolerar su forma tan particular de narrar, pero quienes sepan pasar por encima de ella, darán con una maravilla como pocas se han escrito.

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