Guaraira Repano
Enviado por neya123 • 14 de Abril de 2013 • Tesis • 4.493 Palabras (18 Páginas) • 431 Visitas
Guaraira Repano
La ciudad de Caracas está enclavada en un hermoso valle. El Ávila es el nombre con que se conoce a la montaña que bordea el Norte de la metrópoli. En tiempos precolombinos recibía el nombre de Guaraira Repano, que significa algo así como: "la ola que vino de lejos" o "la mar hecha tierra". Según los mitos de los indígenas venezolanos, en tiempos antiguos no existía la montaña. Todo era plano, se podía ver hasta el mar. Pero un día las tribus ofendieron a la gran Diosa del mar y ésta quiso acabar con toda el pueblo. Entonces se levantó una gran ola, la más alta que se había visto y toda la gente se arrodilló o e imploró perdón de todo corazón a la Diosa y justo cuando iba a descender la ola sobre ellos, se convirtió en la gran montaña que hoy existe. La Diosa se había apiadado y había perdonado a la tribu.
http://www.araguaney.info/revista/13/leyendas.htm
El Mito de las Cuevas
En todo el territorio venezolano, los indígenas de las diferentes tribus compartían la creencia de que eran las cuevas los pasadizos hacia el más allá. Cuando alguien de la tribu moría, se hacía una especie de ceremonia a la entrada de la caverna. Si no se escuchaba ningún ruido durante el rito, se daba por entendido que el alma del difunto había pasado sin problemas al otro mundo. En cambio, si se escuchaban ruidos se suponía que el espíritu del familiar o amigo muerto estaba siendo enjuiciado y castigado por sus faltas cometidas en esta vida. Muchas veces se escuchaban esos ruidos, debido a los animales que habitan en las cuevas. Es por esto que los murciélagos y demás animales nocturnos alados eran considerados como los transportadores de las almas.
http://www.araguaney.info/revista/13/leyendas.htm
LA SAYONA
La leyenda original de La Sayona narra básicamente la historia de una mujer muy celosa, que MATÓ a su esposo y a su madre pensando que estos tenían un romance. Su madre, en la agonía de la muerte, la maldijo, diciéndole "Sayona serás para siempre, y en nombre de Dios, que así sea". Desde ese entonces su alma en pena vaga sin descanso ni paz, persiguiendo a los hombres infieles para conquistarlos y luego matarlos. Hay muchas versiones pero todas concuerdan en que es una hermosa mujer de largos cabellos negros, que persigue a los hombres mujeriegos.
Siempre se suele terminar esta narración con advertencias como:
"Por lo tanto, es mejor que aquellos hombres que disfrutan engañando a su pareja, se lo piensen bien antes que se le aparezca La Sayona".
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EL SILBON
Espíritu vagabundo por matar a sus padres.
El Silbón es un personaje muy popular en los llanos de Portuguesa. Se dice que era un muchacho indómito, hostil y de mal proceder, que en un arrebato de ira se enfrento a su padre y lo mató. Por eso fue condenado a vagar por siempre, con los huesos de su padre en un saco. Sus tétricos silbidos se escuchan en la sabana. Si se oyen cerca es porque está muy lejos pero si se escuchan lejos hay que prepararse para correr
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LA LLORONA
La Llorona fue una muchacha joven que vivía en un pequeño pueblo de los llanos venezolanos. Esta muchacha cada vez que daba a luz a un hijo lo mataba sin piedad, le confesó todo al sacerdote que vivía en su pueblo, añadiendo que no sentía ningún remordimiento por lo que había hecho. El cura notó que estaba embarazada de nuevo y le dijo a la muchacha que cuando tuviera a su hijo le diera de mamar antes de matarlo, y así lo hizo; tras darle leche materna lo mató, pero se activó su instinto maternal, haciéndole sentir una gran culpabilidad. Desde entonces, vaga por los campos llorando de dolor, buscando a sus hijos y asustando a todo el que se le atraviesa en su camino. Se la representa como una mujer joven, con una larga cabellera morena y la piel blanca. Lleva una bata blanca larga y encima otra bata de color negra, y suele gritar con un bebé en los brazos:
"¡Mi hijo, mi hijo!"
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La Dientona
La Dientona es un espíritu burlón y ocioso que suele aparecérsele a los confiados transeúntes de poblaciones pequeñas. Esta leyenda originaria de El Tocuyo, estado Lara posee varias semejanzas con la de La Sayona, proveniente de Los Llanos venezolanos.
Un hombre que dice haber tenido un encuentro con La Dientona, aseguró que una noche en la que se encontraba paseando, se topó con una dama muy sugestiva. Lo curioso, era que ésta no se dejaba ver.
El hombre extrañado le preguntó:
- ¿Por qué ocultas tu cara?
La mujer no respondió.
Seguro de no haberla visto nunca antes, esta vez se interesó por conocer el lugar de origen de esta misteriosa mujer.
- ¿En dónde vives?
Ella respondió con una voz cálida y suave:
- Muy pronto lo sabrás.
Caminaron varias cuadras, hasta llegar al Cementerio. De repente la mujer gritó:
- Esta es mi casa.
En ese momento volteó el rostro hacia su acompañante, dejando ver una dentadura tan feroz, que parecía un estuche de puñales.
El hombre huyó, y mientras corría tropezó con un caballero que estaba recostado a una pared. No lo conocía, pero procedió a contarle todo lo que le había sucedido, pues la pena comunicada alivia.
Al hacer referencia a los enormes dientes de la aparición, el hombre preguntó con una expresión por demás sarcástica:
- ¿Y serían como estos?
Nuevamente aparecieron ante el hombre, unos filosos dientes que no desmerecían en lo absoluto a los de la mujer. El hombre corrió despavorido hasta llegar a su casa y reflexionó preso del insomnio.
La Dientona le había jugado una mala pasada, pero además, lo había convencido de los peligros que acechan a los que les gusta trasnocharse.
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La Diosa María Lionza
Debemos comenzar este relato haciendo mención a la situación de los índios antes de la conquista, para lograr entrar a fines del siglo XV aproximadamente 1.499 cuando los españoles estaban colonizando las tierras descubiertas por Colón y venían sedientos de riqueza y de poder, lo que los hacía muy fanáticos, ignorantes y crueles destruyendo templos y altares, persiguiendo y matando a los índios que se les interponían, irrespetando sus personas y sus tradiciones por el sólo afán de poseer sus riquezas. Con ello comienza una nueva etapa de odios y rencores. Algunos autores sostienen que María Lionza fue hija del gran cacique Yaracuy, otros son de la opinión que es la madre de la raza mestiza (aborigen con español).
Fue muy querida por los índios y mestizos, su nombre índigena
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