Guillermo Peña

Una sociedad que se encuentra en la espera de ser liberada intelectualmente de los grupos que concentran el poder, ha de dejar de lado la concepción de que el proceso de aprendizaje es una acción psicológica o ideológicamente individualista, y empezar a entenderlo como un proceso meramente social.

El individuo aprende frente a sus semejantes, en interacción y comunicación constante con ellos. Lo que aprende, no es separable de los valores de los grupos y las instituciones en que participa, lo que lleva a que pensemos sobre un marco teórico que ha de usarse para comprender la interrelación de la sociedad y el sistema de aprendizaje.

El marco teórico actual ha sido frecuentemente utilizado en los análisis de los problemas de la sociología funcionalista, ya que intenta situar y entender las instituciones desde el punto de vista del funcionamiento general de la sociedad, tratando de relacionar al sistema educativo con las metas totales de la sociedad y con los métodos que se emplean para alcanzarlas.

Se busca que las instituciones hagan conscientes a los individuos de sus metas, preparándolos eficazmente para el desempeño de las tareas económicas plurales que la misma comunidad necesita que se desarrollen.

De acuerdo a las bases ideológicas de Durkheim, el sistema educativo funciona como un lavado cerebral, en donde se inculcan a todos los integrantes los mismos valores, tratando de explicar la forma en la que éstos son internalizados en los individuos y la importancia que tienen para una socialización eficiente.

Sin socialización, no puede haber sociedad, la sociedad requiere de instituciones que ejerzan cuatro funciones, la adaptación, la consecución de objetivos, la integración de jerarquías y el mantenimiento de las pautas de la sociedad total. El problema de la educación podría reducirse a un problema de comunicación, como transmitir los valores y los símbolos que sean más aptos para lograr la internacionalización y el consenso, pero hay que preguntarse si es posible suponer esta idea, en una sociedad clasista y dominada por el capitalismo,

donde los sistemas económicos y políticos se han encargado de que la diferenciación de roles nazca no de la división del trabajo sino de la división social del poder.

Para intentar obtener un cambio significativo, hay que luchar contra una sociedad en donde los recursos están desigualmente distribuidos, donde el poder es para la minoría y la penumbra de obedecer es para los restantes. Todo esto nos lleva a pensar que la sociedad presenta una situación intrínsecamente inestable.

Es por ello que nace la necesidad de realizar un cambio total de estructuras, hacia una sociedad mas justa, en donde el total de relaciones sociales se modifique de tal modo que los canales de acceso a los bienes y al poder se abran equitativamente.

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