HUMANIDADES: DEL SALÓN DE CLASES A LA VIDA

HUMANIDADES: DEL SALÓN DE CLASES A LA VIDA

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JUAN DAVID SANTANA GONZÁLEZ

UNIVERSIDAD COOPERATIVA DE COLOMBIA

INGENIERÍA INDUSTRIAL

BOGOTÁ D.C

2020

HUMANIDADES: DEL SALÓN DE CLASES A LA VIDA

Entendemos las humanidades como el “conjunto de disciplinas que giran en torno al ser humano, como la literatura, la filosofía o la historia”^[1]. Las humanidades muchas veces son contempladas como ‘simples clases o materias’ en los colegios o universidades e incluso se llega a pensar que dichas no aportan nada, sin embargo, lo que pretende plantear el siguiente escrito es la importancia de las humanidades, no sólo en la formación educativa, sino también en la vida.

La educación es algo intrínseco de los humanos, esta nos forja como personas y a la vez como miembros de alguna o varias comunidades a las que pertenecemos. Si bien es cierto, lo anterior, es algo que aprendemos desde que nacemos, es en el colegio y luego en la universidad dónde se van reforzando los lazos para comprender las humanidades, sin embargo, los estudiantes e incluso los maestros le prestan poca importancia y no valoran el papel que cumplen las mismas en la sociedad, el filósofo Fernando Savater explica muy bien dicha situación con la siguiente afirmación:

“La verdadera educación no sólo consiste en enseñar a pensar, sino también en aprender a pensar sobre lo que se piensa y en este momento reflexivo – el que con mayor nitidez marca nuestro salto evolutivo respecto a otras especies – exige constatar nuestra pertenencia a una comunidad de criaturas pensantes”^[2]

Durante el colegio y la universidad nos enfrentamos con varias ‘materias’ a las que llaman humanidades, la gran mayoría vemos estas clases como un simple relleno, inclusou innecesarias, sin embargo si realizamos un análisis profundo de estas podrían llegar a ser provechosas para la vida, así pues lo ilustra Savater quien nos menciona que:

“Hay una primera diferencia, que es fundamental a la hora de definir la enseñanza de las humanidades y que lo central no es el contenido, sino el modo como se enseña; no es el qué sino el cómo; porque la función central del profesor es dar el testimonio del saber y de la vida, que permitiría fomentar las pasiones intelectuales y el compromiso ciudadano, es decir, estimular a que los demás realicen sus hallazgos propios. Sumado a esto, las humanidades y la filosofía nos permiten acceder a un nivel universalista del conocimiento; es decir, nos abren los horizontes del saber y de un saber que se constituye en fundamentalmente dialógico; por ello quisiera decir con Savater que "la educación humanista consiste ante todo en fomentar e ilustrar el uso de la razón, esa capacidad que observa, abstrae, deduce, argumenta y concluye lógicamente"^[3]

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