Henri Wallon. Análisis Y Conclusiones De Su método Dialéctico
Enviado por Erfer • 6 de Noviembre de 2012 • 9.707 Palabras (39 Páginas) • 2.143 Visitas
HENRI WALLON
ANALISIS Y CONCLUSIONES DE SU METODO DIALECTICO
Ernesto Ferreyra Monge
“Wallon es un modo de abordar las cosas.
Y son también los descubrimientos realizados por él,
que ilustran la fecundidad de esta actitud”
René Zazzo
Introducción
Escribir sobre Henri Wallon (1879-1962) despierta en mí, un conjunto de sensaciones que atraen la emoción, el pensamiento, el sabor de lo histórico, la consideración del sujeto concreto; la Psicomotricidad, su origen y praxis. Intentaré así, delinear trayectos para una reflexión, sobre lo que el título sugiere. Intuyo algunos puntos necesarios a tratar; ignoro aún las formas que tomarán sus recorridos y conclusiones.
Los trabajos de sus discípulos, como Rene Zazzo o Trang Thong, sobre sus posturas y persona-lidad, me eximirían ampliamente de todo comentario. Sin embargo, es también importante definir las impresiones, las ideas resultantes, posibilidades e implicaciones prácticas que pueden tener sus descubrimientos y sobre todo su metodología de investigación y análisis en el estudio del ser huma-no, particularmente de la psicología del niño. Y es por caso debatir y consensuar de qué método de abordaje de la realidad hablamos, cuando decimos “Wallon”.
Tanto más lo creo necesario, al observar la inclusión y permanencia de una imagen de él, en el encabezado de la página web de la Asociación Argentina de Psicomotricidad. En las instituciones se cuelgan los retratos de personajes significativos o próceres... Poner imágenes a la vista, es un testi-monio de afecto, de cierta adhesión o reconocimiento; es un modo de capturar en la memoria ciertas representaciones y en ocasiones, de afirmar una identidad.
Comencé a acceder a la lectura de Wallon, al final de la década del ‘70; en el marco de la for-mación en Psicomotricidad que nos supieron brindar, quienes fundaron esta Asociación y otros que como docentes, se acercaron más tarde. Tiempo después, siendo profesor de una materia de la mis-ma formación, intentaba acercarle a mis alumnos, algunos elementos de su concepción.
En aquél momento, los planteos de Wallon podían ser juntos con otras propuestas, un bálsamo para el pensamiento militarizado, regimentado; que buscó imponerse de manera cruenta en todos los campos, durante la última dictadura militar.
En la Argentina de fines de los ’70 y principios de los ‘80; en un país donde desaparecían escri-tores, entre otros; donde el régimen perseguía a las editoriales y quemaba libros; donde en virtud de la “doctrina de seguridad nacional”, se habían prohibido libros como “Un elefante ocupa mucho es-pacio” de Elsa Bonerman , porque relata una huelga de animales… no podía ser por menos, que los clásicos marxistas fueran desterrados. Hasta Freud y Piaget fueron censurados de algún modo; “eran subversivos” (sic). Sin duda en aquél tiempo, “leer era peligroso” .
¿Qué decir de Wallon?, que basa sus investigaciones y exposición en el materialismo dialéctico; que refiere explícitamente su adhesión marxista, su militancia. No podría encajar jamás en el mode-lo de los escuetos principios del “Ser Nacional”, con que se buscó homogenizar una cultura, en función de un “nuevo orden mundial”. Sobre cuestiones como ésta, no habría sido indiferente; ni como político, médico, psicólogo, filósofo o educador.
Vigencia en el perpetuo cambio
Wallon no había sido prohibido, ni censurado explícitamente aquí… no fue necesario . Es que la exigua reedición de sus obras en nuestro país, en las últimas tres décadas, no está a la altura de lo que amerita alguien que ha dado tanto por la psicología y educación del niño.
Tampoco es frecuente que se organicen seminarios, grupo de estudio o actividad referida a su obra…Y seguramente que este fenómeno debería ser motivo de reflexión, sobre todo para quienes transitamos en el creciente campo de la Psicomotricidad y reconocemos en sus aportes, no solo su principio histórico, sino un recorrido y una redoblada capacidad de aplicación.
¿Tiene vigencia hoy?. Al decir de Myrtha Chockler, “los clásicos son tales porque siguen ilu-minando los caminos a través del tiempo” destacando que “la matriz fundante de la Psicomotrici-dad, su riqueza y su sentido ha sido aportada por el pensamiento de Henri Wallon”.
Wallon representa así, una serie de ideas provenientes de una práctica de investigación y clínica, que además se inscriben en un campo ideario mucho más amplio; por lo que es imposible verlo de manera aislada sin dejar de comprenderlo.
La alusión a cuestiones fácticas, no es por una decisión arbitraria; son aspectos indispensables a tener en cuenta para acercarse a la concepción walloniana. Su actitud, como hombre de ciencia no fue nunca complaciente o justificatoria de los regímenes autoritarios, ni del neoliberalismo. No es un asunto menor, ya que abordar la comprensión de su teoría, implica la consideración de la totali-dad de factores intervinientes en su proyecto, tal como él lo legara, para el estudio psicológico del hombre. Las cosas no pueden verse al margen de sus condiciones de producción y de existencia.
Es frecuente el enunciado sobre la filiación ideológica y política de Henri Wallon; pero las ex-plicaciones sobre su marco conceptual, pueden diferir aún sutilmente. En ocasiones se plantea esta característica, como un obstáculo para su reconocimiento. Wallon es el resultado de una época y en cierto modo esto no lo diferencia de los demás hombres, en todos los tiempos. Pero también cons-truye una actitud particular en relación al mundo, adopta una posición. Este posicionamiento es primero sobre el hombre, su origen y evolución; como ser genérico, social e histórico .
Y es de esta manera que va transitando sus descubrimientos sobre la emoción, el rol de las pos-turas, la sensibilidad, las actitudes, el rol del otro en la estructuración de sí, el paso del acto al pen-samiento, el carácter social del movimiento; las relaciones entre el individuo y el medio; el origen y evolución del psiquismo.
Analizar su práctica y teoría, es al mismo tiempo considerar su método de abordaje y pensa-miento. Del mismo modo, acudir a los clásicos, consiste en retornar a las fuentes iluminadas por sus propias luces, para redescubrir los haces que se proyectan en el tiempo.
La dialéctica materialista walloniana no es una declaración de intenciones, un simple marco ge-neral, o un modelo al que se acomodan los resultados. La realidad da el modelo, la cualidad y la medida; y las ideas son también una realidad que no se reducen a los objetos y fenómenos, pero que resultan de ellos.
Nos propone ver las cosas en su bipolaridad
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