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Hombres y mujeres de paz


Enviado por   •  12 de Junio de 2016  •  Ensayo  •  1.422 Palabras (6 Páginas)  •  324 Visitas

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Nombre:         Carolina Paredes Ortiz

Ensayo: Hombres y Mujeres de paz

Módulo: Historia de la Epistemología

En el año 2012 el gobierno colombiano y  las fuerzas armadas revolucionarias de Colombia, aúnan fuerzas en posibilitar un espacio de diálogo hoy conocido como proceso de paz o diálogos de paz, con el objetivo de terminar el conflicto armado y dar reconocimiento a las víctimas en el marco legal de su reparación integral. La paz, un objetivo que ha sido perseguido por diferentes gobiernos y mandatarios que precedieron al actual, después de varios intentos fallidos logró antes que concretarse, convertirse en un concepto etéreo e ilusorio para las ciudadanos que no lograban ver mayores avances, por cuanto se tornó en un proceso engañoso en manos de insurgentes y gobernantes (Orjuela, 2014). Hoy en cambio parece ser distinto. El interés que han demostrado las partes en poner fin al conflicto, sumado a los avances y acuerdos logrados hasta el momento, con proyecciones a futuro que los ciudadanos y los medios de comunicación respaldan, dan cuenta de una intención firme hacia la paz como parte del apoyo mundial en su consecución.

Sin embargo, si se empieza se empieza a mirar con detenimiento el asunto, este apoyo mundial a la paz y su promoción reiterada, no llega exclusivamente desde la Habana, sino de Organismos Internacionales, que en su trabajo por la consecución de una paz mundial, financian, como a las políticas públicas, acuerdos de paz y postconflictos. De este modo, -importada-, la paz llega en un lenguaje universal de “valores como el respeto a la vida, la libertad, la justicia, la solidaridad, la tolerancia, los derechos humanos y la igualdad entre hombres y mujeres” (Unesco, 1989); y así, pasa a ser comercializada en un boom mediático donde intervienen noticieros, revistas, redes sociales y medios de internet que de aquella, promulgan discursos reconciliadores, transformadores, participativos e incluyentes, al tiempo que invitan a foros, conversatorios y seminarios, y lanzan concursos y competencias[1] que invitan a trabajar por la paz, porque es el momento de los “hombres y mujeres de paz”, que se dirigen hacia una “cultura de paz” y es muy importante “alcanzar la paz”.

Así pues, en el panorama abstracto de la paz, se introduce además un concepto político, “preparémonos para la paz”, un llamado a las empresas y la sociedad en general para emprender acciones que conduzcan a la paz teniendo en cuenta los acuerdos establecidos (Calle, 2014). No obstante, aún desconociendo tales acuerdos, académicos y expertos ponen en marcha estrategias con este propósito, por ejemplo la creación de la materia de la paz en los colegios para fomentar escenarios de convivencia y compañerismo (Cuevas, 2015); el diseño de campañas en los barrios, las universidades y la radio, con lemas como, “Por la Paz ¿De qué soy caPAZ?” (Cortés) en la búsqueda de hacer plausible los anhelos de paz; al igual que la organización de grandes escenarios de paz para pensarse la paz, cantarle a la paz y soñar la paz, ignorando quizá que desde acciones cotidianas como la integración de un grupo de personas para la adecuación de un espacio, el respeto al turno del otro en una larga fila o el cederlo a una persona que lo necesite, quizá esté ocurriendo sin tanto esfuerzo la paz.

Es natural entonces, que el ciudadano común se sienta en paz desde una condición de bienestar: si puede caminar en una calle sin sentir que lo van a robar, si no es agredido por el que tiene prisa en el carro, si no es violentado por su jefe o si cuando llega a la casa no pelea con su familia, ni le hacen reclamaciones. No piensa igual el gobierno que siente la  paz en materia de justicia transicional, es decir, generando una serie de leyes y políticas que en el marco de un acuerdo jurídico, facilite los procesos de negociación para la desmovilización y reinserción a la vida civil de los grupos armados (Ministerio de Justicia, 2016). Los ciudadanos entonces encuentran la paz en la salud, el trabajo y la seguridad. El gobierno en la desmovilización, la reintegración y la reconciliación.

Pero el comercio mediático vende la misma paz con múltiples beneficios. Se promueve entonces una “paz genérica” y el compromiso importante de todos en su construcción. Pero vale la pena preguntar, ¿Cuál paz? ¿La de la clase política? ¿La de la guerrilla?, ¿La de las víctimas?, ¿La de los niños y las niñas?  ¿La de Irlanda o Guatemala?

En su libro “La paz sin engaños”, Mario Ramirez, docente e investigador, ilustra los pormenores del proceso de paz refiriendo, que no es precisamente una voluntad de paz la que impera en el diálogo entre FARC y gobierno, sino más bien una voluntad económica y política, impulsada principalmente por una serie de intereses que hacen viable que se firme el acuerdo de paz muy pronto (Colombia.com, 2013). Por lo que, enfatiza, hay una confusión entre lo que viene a ser voluntad de paz y voluntad de cambio: “Se ve viable la paz no tanto desde el “querer” o el deseo de paz, sino a partir de la posibilidad de un cambio hacia una estructura económica que favorece a unos y un desmonte de un manejo militar del conflicto que  beneficia a otros” (Colombia.com, 2013). Y concluye en otro medio, 

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