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Horno De Leña


Enviado por   •  11 de Mayo de 2012  •  695 Palabras (3 Páginas)  •  721 Visitas

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Un horno de leña nada menos, algo que todos anhelamos tener en casa.

Todo comenzó cuando nuestro amigo vio que una zona del jardín estaba siempre destrozada por sus perros. Decidió que el problema se solucionaba construyendo allí una barbacoa, y, recordando el lema “querer es poder”, puso manos a la obra. Un año más tarde, ha querido completar la zona culinaria de verano con un horno de leña. !Lo vemos paso a paso!

Ni siquiera se es aprendiz de albañil, nos cuenta, y ha subsanado su inexperiencia buscando información de hornos en Internet, y consultando a los albañiles del pueblo cada problema que le iba surgiendo.

La ubicación escogida para el horno de leña fue la zona del muro exterior contigua a la barbacoa, aquí ya vemos la parte inferior construida. Ese elemento recogerá las brasas caídas del horno, ayudando a mantenerlo caliente.

La boca de la hornilla, con los ladrillos caravista embutidos para luego forrar con piedra. Tras rellenar con tierra roja y arlita, para evitar pérdidas de calor, se hormigona. La chimenea de la hornilla irá a ras de suelo, sirve para verter las ascuas al hornillo.

Nuestro amigo unifica ambos módulos, la barbacoa y el horno de leña, con un adorno de ladrillo denominado sardinel, que se hace colocando los ladrillos como si fueran libros en una estantería. Además de ornamental, el sardinel es muy resistente.

Tras el replanteo del horno, nuestro amigo Taxi276 realiza impecablemente el arco de la puerta.

La irreprochable encimera, que compartirán amigablemente el horno de leña y la barbacoa.

Esta fase es del mayor interés: colocadas las dos primeras hiladas, nivel del suelo del horno, rellenamos con cristales rotos. Después cubrimos con una capa de sal gorda, "y nos hemos asegurado de que el horno no pierda calor por el suelo, explica el artista".

Los ladrillos que forman el suelo del horno se colocan sobre la capa de sal gorda. El 'pozo' para verter las brasas, como vemos, queda perfectamente nivelado con los ladrillos, a ras de suelo.

Para cerrar el horno, el artista ha cortado los ladrillos por la mitad, de esa manera resulta más fácil ejecutar trazados curvos.

El replanteo de la semiesfera es muy sencillo, basta clavar una puntilla en el centro del suelo del horno, anudar una cuerda y darle la medida deseada. Para su horno de 110 cm de diámetro, nuestro amigo marca 55 cm de radio. Llevando la cuerda tirante hasta los ladrillos, iremos dando la inclinación correcta a cada hilada, hasta que termine cerrando en la parte superior, justo encima de la puntilla.

Es muy práctico dejar las dos o tres primeras hiladas sin inclinación, para que lo que metamos en el horno no tropiece con las paredes, añade Taxi276. ¡Detalle de buen cocinero!

Para la salida

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