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Investigacion educativa articulo


Enviado por   •  10 de Noviembre de 2015  •  Ensayo  •  3.978 Palabras (16 Páginas)  •  148 Visitas

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Apuntes para La investigación Educativa en Tabasco en el Nivel Básico

La Investigación Educativa en México

Gutiérrez (1999), en Los orígenes de la institucionalización de la investigación educativa en México, analiza los inicios de tres centros de investigación establecidos en la época de los setenta y sesenta: el Centro de Estudios Educativos (fundado en 1963), la Comisión de Nuevos Métodos de Enseñanza de la UNAM (creada en 1969) y el Departamento de Investigaciones Educativos del CINVESTAV-IPN (fundado en 1971). Considera que entre finales de los sesenta y principios de los setenta, la investigación educativa en México atravesó un importante periodo de institucionalización que le permitió convertirse en una práctica profesionalizada y profesionalizante, con reconocimiento y estatus dentro de la comunidad académica y de la sociedad en general, y se constituyó  en un referente en la toma de decisiones para la educación pública nacional y abrir un mercado de trabajo para académicos. Este avance se logró bajo la supervisión de instituciones fuertes, mediante la conformación de cuerpos académicos, formas instituidas de producción de conocimiento y la participación tanto en el debate educativo como en la opinión pública. 

Weiss(2003) destaca un considerable número de trabajos que presentan estados de conocimiento, panoramas o diagnósticos de la investigación educativa. Cuatro publicaciones (Latapí, 1994; Martínez Rizo, 1996; Díaz Barriga, 1996a; y N. Gutiérrez, 1999) abordan la investigación educativa en México desde la perspectiva de su desarrollo histórico a partir de los años setenta del siglo XX; aunque el de Latapí es la reedición de trabajos de la década anterior y el de Martínez Rizo retoma muchos datos ya publicados anteriormente (Martínez Rizo, 1986). Sólo el de Gutiérrez es producto de una investigación empírica realizada en los años noventa.

Cuatro ensayos (Martínez Rizo, 1996; Díaz Barriga 1996a y 1998; Weiss 1997) ofrecen un panorama nacional de la investigación educativa en los noventa, sus problemas y sus retos. Cinco trabajos son diagnósticos o estados de conocimiento sobre los estados de Baja California (Bocanegra et al., 1994), Guanajuato (Kepowicz et al., 2001), Sinaloa (González et al, 1994) y Sonora (Ramos Salas, 1999; Frock, 1999) y estos informan sobre la situación en estas entidades. Hay también trabajos sobre otros estados, pero se refieren a la investigación en instituciones de formación.

En el apartado especial que Landsheere (1998) realizó sobre la IE en México señalo que esta ha alcanzado un estatus científico y un nivel de calidad comparable al de otras disciplinas, pues ha evidenciado la existencia de marcadas diferencias entre los países en cuanto a su nivel o grado de desarrollo, así como el que al ser abordadas numerosas cuestiones, la IE en México ha permitido producir investigaciones de una alta calidad tanto en el plano teórico como en sus métodos y técnicas, repercutiendo en la práctica educativa y en un mayor desempeño académico de los alumnos.

Weiss (2003)  plantea que en la década de 1982 a 1992 se dieron a conocer varios trabajos que han dado cuenta de los inicios de la investigación educativa en México. En la década analizada,  se publicaron algunos trabajos que hablaban sobre su desarrollo histórico.

La IE en México para principios del siglo XXI desde un punto de vista contextual, se encontraba en un momento en el cual  recuperaba confianza entre los sectores más comprometidos con el desarrollo y mejora de la educación. De tal forma  que se  afianzaban como una fórmula de aplicación a la resolución de los problemas específicos planteados y, abandonaban posicionamientos exageradamente engañosos y especulativos, y se centraron en la sofisticación de los métodos que en su capacidad de respuesta  (Weiss, 2003).

En este mismo sentido Díaz Barriga (1998)  consideró que la investigación educativa en México había superado el empirismo simple como una expresión de la falta de rigor en el campo, hacia la conformación de modelos alternativos de investigación educativa. Éstos los caracteriza como:

  1. Investigaciones de carácter teórico, tanto sobre la educación como sobre problemas de conocimiento de las ciencias sociales en su conjunto;
  2. Investigaciones de corte socio-histórico político que buscan develar un conjunto de dinámicas sociales en las que se mueve la educación; e
  3. Investigaciones de corte cualitativo sobre procesos micro-educativos que proceden de múltiples influencias (etnografía, psicoanálisis, teorías de la subjetividad, etcétera).

Díaz Barriga (1998) también señaló que se había avanzado en la diversificación teórica y metodológica en particular desde las perspectivas micro-sociales donde se gestó una importante y variada experiencia de investigación cualitativa. Sin embargo,  se había descuidado el estudio riguroso de tendencias amplias en el sistema educativo, como el problema de la demanda y oferta en el nivel medio superior y superior, la evolución del gasto educativo, los estudios sobre la eficiencia del sistema en su conjunto, entre otros, son temas que requieren ser abordados y que reclaman volver a desarrollar sistemas de información estadística sobre el sistema.

Ante tales demandas la Secretaria de Educación Pública crea el Consejo de Especialistas en Educación (CEE), constituido desde 2005 como una instancia en materia de planeación y política educativa; Badillo (2007) menciona que el CEE recomendó tres propósitos generales para la educación: una educación para la equidad y la justicia; una educación para la democracia, la cohesión social y la responsabilidad ciudadana y una educación para la productividad y el desarrollo económico. Dentro de las recomendaciones que  el CEE propuso existen tres estrategias: profesionalización de docentes y directivos, gobernabilidad del sistema educativo y financiamiento de la educación. La profesionalización de docentes y directivos incluye el dominio sobre un campo profesional cada vez más complejo, que integra conocimiento en sí, y la manera de enseñarlo; también la capacidad de reflexionar, autoevaluarse e innovar; así como una ética profesional renovada.

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