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Jackson: La vida en las aulas Madrid


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2013  •  Resumen  •  1.546 Palabras (7 Páginas)  •  523 Visitas

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Jackson, Philip W. (1992). La vida en las aulas Madrid: Morata (2.a ed.)

El cordón umbilical que sirve de elemento conductor de esta obra está impregnado del más puro cognitivismo científico. En esta obra Jackson hace un análisis complejo de todo lo que ocurre en la praxis educativa, destacando más los aspectos cuaJitativos que los cuantitativos.

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Para ello sale del laboratorio y toma contacto directo con multitud de docentes y discentes, para analizar el grado de satisfacción o de insatisfac- ción con que se desarrolla el trabajo en los centros escolares. Se da cuenta de que el producto final de la enseñanza —el aprendiza- je— no admite parangón con los productos de tipo industrial, de ahí su fé- rrea crítica a todo enfoque tecnológico de la enseñanza en su último capí- tulo del libro. En suma, diremos que es una obra de gran interés para todo profesio- nal de la docencia que esté preocupado por problemas relacionados con la didáctica práctica. A través de la obra de Philip W. Jackson se observa que el autor es lo que podíamos llamar un investigador nato o al menos un hombre con mu- cha inquietud por todo lo que acontece dentro de las aulas. No le llenan los métodos de la Psicología Educativa basados fundamentalmente en los tests, con los cuales él y su colega .1W. Getzels realizaron amplias investigacio- nes en la Universidad de Chicago, sobre personalidad, actitudes, valores, etc. hacia la escuela. Y, aunque nos dice que este trabajo ha sido un éxito. su inquietud por ver lo que ocurría en los recintos escolares, no le dejó pa- rar hasta realizar un auténtico trabajo reflexivo dentro de las aulas. Jackson, en un primer momento de su investigación, parte dc una es- pecie de conductismo, como era la aplicación de tests, para abandonar es- te camino y bajar a la arena, al ruedo, al campo de los hechos. Es decir, ya no va a ser el laboratorio el lugar cómodo donde va a traducir e interpre- tar sus trabajos de investigación, sino que visitará una y mil escuelas, mul- titud de centros educativos, para tomar cientos y miles de notas de lo que allí acontecía. Sedará cuenta de la extorsión que sufre el niño cuando abandona el ho- gar por primera vez para introducirse en el terreno escolar: que unas veces lo hará con lloro y lágrimas y otras, con tremendo alborozo y júbilo, cir- cunstancias estas que por nimias parecen escaparse no sólo a los investi- gadores, sino también a profesores y padres. Analizará todos los pornienores: empujones, pellizcos, enfados, agre- siones, reacciones ante los exámenes, la forma de levantar la mano para lla- mar la atencion, como afilan los lápices, cómo guardan fila, amigos. ene- migos. bostezos..., todo lo que forma el condimento de la vida escolar. A todo esto le dará cuerpo de trabajo científico, viendo y analizando la fre- cuencia y aparición de estos hechos triviales dentro de las aulas. Observa- ra que el niño tiene que permanecer en las aulas, le guste o no, y que allí estará durnnl.e más de siete mil horas (referido a EE.UU.). lo que viene a constituir una décima parte de su vida. Asimismo, se fijará en que en las escuelas existe una intimidad entre los alumnos que no tiene parangón en ningún contexto de la sociedad. Nos di- ce el autor: «Sólo en las escuelas pasan varias horas, treinta o más perso- nas, literalmente como con codo» (p. 48).

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Prosiguiendo en este camino de investigación dentro de los recintos es- colares, destaca que las aulas son lugares activos donde el profesor tiene muchas interacciones. Así, señala que en un estudio sobre las aulas de primaria, hemos descubierto que el profesor llega a tener hasta mil inte- racciones personales diarias» (p. SI, .IACKSON; «Comunicación profesor- alumno en la Escuela Elemental: un estudio observacional» —ponencia— Chicago, 1965). No deja de destacar que la paciencia es una virtud que debe adornar a los profesores y, a su vez, ésta debe transmitirse a los alumnos para que puedan enfrentarse a las diversas situaciones de un modo equilibrado. Hace un extenso análisis de la dinámica de evaluación y de sus fuentes. Resalta la figura del profesor como principal fuente de evaluación en el au- la, porque continuamente debe formular juicios sobre el trabajo y la con- ducta de los alumnos. Otra fuente de evaluación la constituyen los compa- ñeros de los alumnos, interviniendo toda la clase en la evaluación del trabajo de un estudiante. Una tercera fuente la constituye la autoevaluación. es de- cir, cuando el alumno estima él mismo su propio fracaso. Destaca la im- portancia de la evaluación para el logro de los objetivos educativos por par- te

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