Juan Martinez Y Los Muertos

JUAN MARTINEZ Y LOS MUERTOS

Juan Martínez no creía en el día de Muertos, decía que eso de que vienen los muertos, es cosa de viejas, argüenderas.

Por eso cuando su mujer le dijo “Juan, dame dinero pa´la ofrenda”

Él le contestó, “que ofrenda ni que ocho cuartos, ya te dije que eso es chisme, cosa de gente ignorante, de viejas argüenderas ni creas que te voy a dar, eso de que vienen los muertos no es cierto”.

“Juan, no digas blasfemias, los muertos si vienen”

“que van a venir eso no es cierto mujer, apoco tu haz visto un muerto?” “pues no, pero a mí mi Tata me dijo que los muertos si vienen y yo si lo creo”

“Pues ni un quinto te voy a dar para tus tarugadas y si pones tu mentada ofrenda, te la tiro a patadas y buena paliza que te voy a acomodar”

Juan no dio un solo pero para la ofrenda, pero su mujer era bien luchona, si que le dio duro a la molienda de la gorda y juntó su dinerito con el montó la ofrenda de los muertos en el centro de su casa, puso papel picado, frutas, pan de muerto, mole, tamalitos, pulquito, cuando Juan llegó y vio la comida se le hizo agua la boca, el mole mmm, los tamalitos, el pulquito hiijijiiii, quiso tomar un tamal pero su mujer le dijo:

“No Juan, la ofrenda se respeta hasta el día 3, sácate de aquí”

El Juan se encogió de hombros y se fue a la cantina para hacer encorajinar a su mujer ahí con sus amigotes se puso a gritar:

“¿apoco creen que vienen los muertos? Eso no es cierto puro cuento, cosa de viejas”

Los hombres soltaron las risotadas, de pronto el más viejo contestó:

“¡Cállense, cállate Juan¡ Porque los muertos si vienen, por esta que sí”

“ja, ¿apoco usted ha visto a los muertos?”

“Dios me libre Juan, pero los muertos si vienen”

“jam, pos yo como Santo Tomás, hasta no ver, no creer”

Los borrachos se rieron, el viejo insistió:

“¡Cállate!, cállate Juan, no te burles, si tú quieres ver a los muertos, los verás en la mera noche hoy a las 12 ponte las lagañas, las chinguiñas del perro”

“¿ja, las chinguiñas del perro?,¡ voy a creer!

El viejo salió del antro gritando “¡Las chinquiñas del perro Juan, póntelas y verás a los muertos!”

Esa misma noche del 2 de Noviembre, llegó Juan a su casa y como la curiosidad mató al gato, pos llamó a su perro, el sin calzones.

“sin calzones, sin calzones, ven”

El perro llegó meneando la cola, Juan con mucho asco le quitó las chinguiñas, las lagañas, y se las puso y luego se sentó en la sala de su casa junto a la ofrenda, a esperar a los muertos, como a las 12, ya se andaba dormitando, de pronto escuchó un ruido, luego mucho murmullo, y un arguende bien bueno, entonces muy encorajinado se paró y se salio a asomar, vio que entraba un montón de gente a su casa, y se puso a gritar:

...