LA CARRERA DE UN CRIMINAL

LA CARRERA DE UN CRIMINAL

(MANUEL MEJIDO)

 El delito se inicia en las alcantarillas y en hogares desintegrados

 El modelo económico de México no ha sido capaz de solucionar el problema

 Inútil gastar en perfeccionar las policías sin desterrar la pobreza

He aquí la carrera de un criminal

En el México de hoy, empobrecido, sin oportunidades para la esperanza y en una peligrosa quiebra moral, la desintegración familiar se expande por toda la nación.

La insuficiencia de centros de educación media y superior, primero confina a los jóvenes en sus casas, en donde el impacto de la crisis económica afecta los medios de provisión de alimentos, vestido y calzado.

La insalubridad y las enfermedades impactan regularmente en los más débiles.

Es un drama cotidiano que conduce a la angustia familiar, ajeno a las cifras macroeconómicas. Los gobernantes aún no se preocupan como debieran, porque la mujer de esos hogares, ya se ha incorporado a la fuerza de trabajo informal y sobre sus espaldas recae la estabilidad social.

Sin embargo, la profundización de la adversidad económica obliga a la mujer a buscar los ingresos familiares, por mecanismos poco ortodoxos, debido a dos factores. La escasa preparación educativa que tiene y el cierre de empresas que generan el desempleo.

El hombre, jefe de la casa, se debate entre la impotencia y la desesperación. Sus hijos e hijas pierden la guía moral y buscan, unos en la delincuencia y las otras en la prostitución, el camino que pueda ayudarlos a satisfacer sus necesidades primarias.

Dentro de ese esquema, cada vez más visible en las clases empobrecidas del país, se incuba el alcoholismo, la apatía y el resentimiento social.

Esta situación se intuye aún en las cifras maquilladas, por el aumento de la prostitución, la delincuencia juvenil y los niños de la calle.

Se pretende soslayar que los niños de la calle, que aparecieron por primera vez en 1980, ya se encuentran en la tercera generación, porque los tiempos de procreación se redujeron a los 12 o 13 años. En el fondo de las alcantarillas, no existen ni Dios ni Leyes. La promiscuidad, la drogadicción y el sexo prematuro son el destino de esa población, lamentablemente creciente, que también es mexicana.

Eufemísticamente las cifras oficiales revelan que de 40 millones se pasó a 60 millones de personas en la extrema pobreza. La realidad social proyecta la descomposición de un país, porque la prostitución genera, además del rencor social en la familia, el deseo de revancha o venganza que se canaliza a través de los primeros actos delictivos de los jóvenes.

Empiezan limpiando parabrisas, vendiendo periódicos, vendiendo chicles, etc. Siguen con pequeños

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