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LA CORRESPONDENCIA


Enviado por   •  13 de Febrero de 2015  •  2.477 Palabras (10 Páginas)  •  147 Visitas

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CAPITULO I

Características de los niños en edad de primero de preescolar, segundo de preescolar y tercero de preescolar (3-5años).

Sigmund Freud es uno de los psicólogos más prolíficos e influyentes de los últimos dos siglos. No se deben rechazar sus teorías, por irreverentes o radicales que parezcan, sobre conceptos como los sueños, la sexualidad y el inconsciente, pues siguen siendo algunas de las más estudiadas y criticadas de la psicología. Una de las más leídas es la de las cinco etapas del desarrollo psicosexual infantil, que sigue creando una serie de debates entre los profesionales del campo.

Etapa oral

1 Año.-Empezando con el nacimiento, Freud dice que la primera etapa de desarrollo infantil se centra alrededor de la boca. Con el cuidado de la madre como primer ejemplo, el niño obtiene placer mediante la acción de succionar y luego siente satisfacción por evacuar el alimento. En el caso de aquellos que dejan de ser amamantados prematuramente, Freud dice que desarrollarán actitudes de desconfianza, serán poco fiables o sarcásticos, mientras que aquellos que fueron constantemente atendidos, incluso que recibieron demasiado cuidado, desarrollarán una personalidad de confianza y serán presa fácil de engaños. Esta fase, cuya duración es de un año a un año y medio, terminará al inicio del destete.

Etapa anal

1-3 años-Cuando el niño comienza a ir al baño, emerge la obsesión por la región anal y por el acto de mover los intestinos. Freud decía que el niño vive esta etapa como una forma de sentirse orgulloso por sus "creaciones", lo que conduce a una personalidad "panal expulsiva". El niño también puede deliberadamente intentar retener al sistema digestivo como una forma de privar a los padres, lo que conduce a una personalidad "anal retentivo". Freud dijo que esta fase tiene una duración de un año y medio a dos.

Etapa fálica

3-6 Años.- La fálica es la etapa de desarrollo sexual más importante en la vida de un niño, según Freud. En este caso, un niño se preocupa de sus genitales o de su ausencia, si se trata de una niña. Aquí es cuando surgen los complejos de Edipo o de Electra, en caso de ser niña. Para un hombre, la energía sexual se canaliza hacia el amor por su madre, lo que (a veces violenta) genera sentimientos de envidia hacia su padre. Eventualmente, sin embargo, el niño aprende a identificarse con el padre en términos de genitales y, de esta manera, reprime el complejo de Edipo. El de Electra se da de igual forma en las niñas, a pesar de que para Freud éste se manifiesta de forma mucho menos evidente. Su manifestación consiste en el mismo problema, pero se expresa a la inversa en las niñas. Freud decía que esta etapa dura de tres a cuatro años.

Período de latencia

6-11 Año.-Para Freud, el período de latencia del desarrollo del niño no es un período de desarrollo psico-sexual, sino más bien, un momento en que los deseos inconscientes son reprimidos. En este período, el niño ha superado el complejo de la etapa fálica y mientras que los deseos e impulsos sexuales pueden seguir existiendo, estos se manifiestan de forma asexuada, en forma de amistades, escuela, deportes hasta que se inicie la pubertad.

Etapa genital

Según Freud, en la etapa genital el niño, una vez más, da la espalda a la energía sexual en los genitales y por consecuencia a las relaciones románticas. Esta es la primera vez que un niño quiere actuar a partir de su instinto de procreación. Además, si él no resuelve los conflictos sexuales propios de las etapas tempranas de desarrollo, surgirán en esta fase genital conflictos como la homosexualidad.

Las etapas de Erikson

Al igual que Piaget, Erik Erikson (1902-1994) sostuvo que los niños se desarrollan en un orden predeterminado. En vez de centrarse en el desarrollo cognitivo, sin embargo, él estaba interesado en cómo los niños se socializan y cómo esto afecta a su sentido de identidad personal. La teoría de Erikson del desarrollo psicosocial está formada por ocho etapas distintas, cada una con dos resultados posibles.

Según la teoría, la terminación exitosa de cada etapa da lugar a una personalidad sana y a interacciones acertadas con los demás. El fracaso a la hora de completar con éxito una etapa puede dar lugar a una capacidad reducida para terminar las otras etapas y, por lo tanto, a una personalidad y un sentido de identidad personal menos sanos. Estas etapas, sin embargo, se pueden resolver con éxito en el futuro.

1. Confianza frente a desconfianza

Desde el nacimiento hasta la edad de un año, los niños comienzan a desarrollar la capacidad de confiar en los demás basándose en la consistencia de sus cuidadores (generalmente las madres y padres). Si la confianza se desarrolla con éxito, el niño/a gana confianza y seguridad en el mundo a su alrededor y es capaz de sentirse seguro incluso cuando está amenazado. No completar con éxito esta etapa puede dar lugar a una incapacidad para confiar, y por lo tanto, una sensación de miedo por la inconsistencia del mundo. Puede dar lugar a ansiedad, a inseguridades, y a una sensación excesiva de desconfianza en el mundo.

2. Autonomía frente vergüenza y duda

Entre el primer y el tercer año, los niños comienzan a afirmar su independencia, caminando lejos de su madre, escogiendo con qué juguete jugar, y haciendo elecciones sobre lo que quiere usar para vestir, lo que desea comer, etc. Si se anima y apoya la independencia creciente de los niños en esta etapa, se vuelven más confiados y seguros respecto a su propia capacidad de sobrevivir en el mundo. Si los critican, controlan excesivamente, o no se les da la oportunidad de afirmarse, comienzan a sentirse inadecuados en su capacidad de sobrevivir, y pueden entonces volverse excesivamente dependiente de los demás, carecer de autoestima, y tener una sensación de vergüenza o dudas acerca de sus propias capacidades.

3. Iniciativa frente a culpa

Alrededor de los tres años y hasta los siete, los niños se imponen o hacen valer con más frecuencia. Comienzan a planear actividades, inventan juegos, e inician actividades con otras personas. Si se les da la oportunidad, los niños desarrollan una sensación de iniciativa, y se sienten seguros de su capacidad para dirigir a otras personas y tomar decisiones. Inversamente, si esta tendencia se ve frustrada con la crítica o el control, los niños desarrollan un sentido de culpabilidad. Pueden sentirse como un fastidio para los demás y por lo tanto, seguirán siendo seguidores, con falta de iniciativa.

4.

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