LA ERA DEL IMPERIO
Enviado por GMCL • 1 de Septiembre de 2014 • Informe • 431 Palabras (2 Páginas) • 219 Visitas
LA ERA DEL IMPERIO
Entre el año 100 a.C. y el 200 d.C., etapa que algunos autores
separan del Preclásico y denominan Protoclásico, ocurrieron
varios sucesos importantes en el valle de México. Entonces tuvo
lugar el abandono de Cuicuilco, y Teotihuacán se irguió como
centro político y religioso indiscutible de la región.
Durante los primeros doscientos años de nuestra era se construyeron
las pirámides del Sol y de la Luna así como el templo
de Quetzalcóatl, se trazó la llamada calzada de los Muertos y se
inició la etapa propiamente urbana en la historia de Teotihuacán.
Si en algún asentamiento prehispánico podemos hablar con
toda propiedad de una ciudad, es en Teotihuacán. Las construcciones
y los pavimentos llegaron a ocupar la mayor parte
de la superficie, sin dejar espacio para huertas o jardines, en un
área de aproximadamente 20 kilómetros cuadrados.
Durante el horizonte Clásico (200 a 650 d.C.) la mayor parte
de la población de Teotihuacán ocupó conjuntos habitacionales
multifamiliares de mampostería, y muy poca gente vivió en chozas de adobe, lo cual nos habla de una prosperidad generalizada
en el asentamiento. Los conjuntos habitacionales se elevaban
sobre grandes taludes, y sus muros carecían de ventanas; uno o
dos pórticos permitían el acceso. La mayoría de estos conjuntos
era de planta cuadrada (de aproximadamente 60 por 60metros),
aunque había algunos más alargados y otros en forma de L. Los
lados de todos ellos eran paralelos, pero no siempre las esquinas
coincidían; no se trataba, pues, de una cuadrícula exacta. Cada
conjunto equivalía a una manzana o cuadra; las calles de Teotihuacán
eran largos pasillos sombreados que circulaban entre
taludes y altos muros, y desde ellas no era posible observar lo
que ocurría en las viviendas.
Varios patios en el interior de cada conjunto habitacional
daban paso a las habitaciones y permitían iluminarlas. Un patio
central y algunas habitaciones mayores facilitaban la congregación
de todos los residentes para las actividades religiosas y
administrativas de interés común. En promedio es probable
que hayan vivido unas veinte familias en cada conjunto; todos
se dedicaban a un mismo oficio y además eran parientes. Según
se deduce del análisis genético de osamentas, los varones
de cada conjunto tenían entre sí nexos más estrechos que las
mujeres, lo cual habla de un patrón de residencia patrilocal:
las mujeres iban a vivir a las vecindades de sus maridos.
Se ha observado que varios conjuntos habitacionales tendían
a agruparse para formar barrios; las calles interiores de estos
barrios
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