LA EVALUACIÓN EDUCATIVA NO ES EXAMEN

LA EVALUACIÓN EDUCATIVA NO ES EXAMEN

Por Octavio Camelo Romero

La educación de una sociedad tiene que ver con la asimilación por un lado, y con la transmisión por el otro, de toda la experiencia histórico-social que las nuevas generaciones de humanos deben apropiarse y que las generaciones salientes deben heredar. Además tiene la tarea de formar e instrumentar a las nuevas generaciones en la solución de los problemas pendientes y de los que se visualicen en el futuro.

En cuanto se requirió que la educación llegara a las masas, y ante la premura de tener una mano de obra con cierto grado de cultura y de habilidades desarrolladas, el Estado asume estas funciones mediante la llamada "Educación Pública". De acuerdo a la demanda de la mano de obra con cierta cualificación, se diseñaron las Políticas Públicas tanto para capacitar a los docentes como adiestrar la mano de obra requerida.

En México han fracasado las Políticas Públicas en Educación. Han fracasado las Normales, en cuanto Instituciones del Estado Mexicano para formar al magisterio nacional y estatal. Han fracasado los Planes y Programas de estudio en todos los niveles educativos. Ha fracasado el SNTE como organismo aglutinador de los maestros y responsable de la implementación del Proyecto Educativo del Estado Mexicano. Y ha fracasado el Presidente de la República como titular del Poder Ejecutivo de la Nación y responsable directo de la Educación Pública mexicana. Ante estos fracasos y ante los pigmeos intelectuales responsables de las Instituciones Públicas lo más inmediato es ahogar cualquier intento educativo que los ponga en evidencia.

Hace tiempo hubo quien consideró a los trabajadores como máquinas productoras de ganancia que debían realizar sus actividades con la precisión de cualquier otro instrumento mecánico. Midieron los tiempos y movimientos de los obreros así como los productos de sus actividades. A este procedimiento lo bautizaron con distintos nombres y servía tanto para controlar la actividad como para medir la productividad de los trabajadores.

Alguien concibió a los docentes como máquinas herramientas que deben realizar sus actividades escolares a ritmos acompasados y con la precisión de los instrumentos de alta precisión y concibió a los alumnos como cajas rellenables hasta de estiércol. No es de extrañar semejante aberración de la SEP si se tiene en cuenta que al frente de ella ha estado personal sin formación en los asuntos educativos y en la solución de los problemas de aprendizaje. Los "changos" son buenos para pasarse de un árbol a otro. Pero ningún "chango" sirve para dirigir la Educación Pública del país. Y cuando estos "changos" arremedan a los tecnócratas entonces las cosas educativas empeoran. Ojala en Nayarit no caigamos en esos excesos de irresponsabilidad.

La Educación en cuanto fenómeno social es el engarce

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