LA FAMILIA, EL ESTADO Y LAS POLÍTICAS PÚBLICAS
Enviado por AlexpVega • 5 de Junio de 2014 • 2.053 Palabras (9 Páginas) • 328 Visitas
LA FAMILIA, EL ESTADO Y LAS POLÍTICAS PÚBLICAS
Una Aproximación Sociológica a la Ocupación y Permanencia en el Poder, retomando el debate de ayer y el actual
¿Qué es la ley?; ¿Qué es legal o ilegal?; ¿Qué es legítimo o ilegítimo? y ¿Qué es justo e injusto?, entrar a definir y relacionar las respuestas nos conllevaría a un futuro sombrío, sin antes pasar por una catarsis que dejaría a cualquier espectador imbuido en una plétora de definiciones como en un círculo vicioso, con un sin sabor y lleno de conocimientos que simplemente establecería nuevos cuestionamientos, ¿Soy libre de actuar de acuerdo a mis derechos?; ¿Quién impone tales lineamientos?; ¿Qué me conviene aplicar, la ley del estado, la que se ajusta a los intereses de la sociedad o la que me conviene? y ¿Qué es debo de acatar?, entre otros.
Así las cosas, es prudente enunciar que ningún significado es una verdad absoluta y, no es menester del presente el parafrasear al respecto o desarrollarlos, pero sí considero formular que la ilegalidad se entrelaza tan finamente con la legitimidad, que no se distingue una conducta de la otra, es decir, hay conductas ilegitimas que son admitidas socialmente por la sociedad y otras que son legítimas pero ilegales, dependiendo a su vez, de otras consideraciones, por ejemplo y, para citar algunas: ¿qué considera la ley, legal o ilegal?; ¿Quién despliega la conducta? y ¿quién es el destinatario final de la misma?; ¿Quién se beneficia y a quiénes se le quiera hacer ver que lo beneficia?; Y lo más importante como de una forma tan fina, sutil y exquisita se despliegue esa conducta “ilegal” que se muestra como una “virtud”.
Pero bien, el objeto del presente no es generar discusiones extensas. Es pues así, que para entrar en materia considero prudente esbozar del capítulo XVIII de “El Príncipe” en conexidad con la obra “El Padrino”, que estos escritos responden o concluyen en la defensa apasionada sobre ¿cuál es el mejor método para desarrollar los intereses de un conglomerado subordinado a un poder legitimado con un andamiaje ilegal?, siendo el aparte final un estereotipo dictaminado por una sociedad hipócrita o desinteresada, por cuanto su limitada conciencia de la realidad no les permite darse cuenta, que se encuentran subordinados a dos leyes: la del Estado y la de la Organización –Principado o Familia-, convalidando la última cuando no procede u obedece en pro de sus intereses mezquinos la primera, comportándose a su vez como títeres, con una plusvalía “son felices bajo el imperio de esa ley”. Es por eso, que el símbolo inconfundible de la obra de Puzo es la marioneta, la cual hace alusión al modo de organización de la “familia”, en cuya cúspide está el padrino o “príncipe”, quien es el estratega principal, la máxima autoridad y el decisor último de toda cuestión que se plantea ante ellos, tan es así, que se expone en ambas obras una forma de satisfacer y gestionar los asuntos por parte de éste manejando a sus subordinados como si fueran títeres, esto se manifiesta entre otros apartes, en los capítulos donde se recurren a los guardias y “sicarius” -figura conocida por el derecho romano, mediante la lex Cornelia de sicariis et veneficis- por parte del padrino y el príncipe, para la consecución de “trabajos”, proyectándose así su poder a la ciudad o estado.
Estas estructuras de poder y organización para llevar a cabo sus proyectos, es lo que le da la eficacia al Príncipe y Padrino, sin las cuales no durarían un santiamén en el poder, y en ambas obras se puede observar como funcionan sincronizada y efectivamente, como un reloj o en una partida de ajedrez, donde cada una de las piezas (lugartenientes) que hacen posible el trabajo fuera de la ley, tienen una función distinta y una cuota de poder, siendo sus jugadas los crímenes llevados a cabo para controlar cada una de las instituciones que amplían o merman el poder del estado o de cada familia, según el caso. Sus estructuras se asemejan al organigrama que ostentaban las legiones romanas, incluso se observa la figura del asesor y consiliere en sus filas como elementos determinantes al momento de adoptar o desplegar una conducta.
No obstante, al hablar de actividades criminales y mafiosas que llevan a cabo la estructura del Príncipe y la familia del Padrino, aparte de cómo ya mencione de poseer una estructura organizativa eficaz, también tienen, como es necesario, el favor político y judicial que necesitan para desarrollar tareas de esas características. La corrupción que se muestra en la obra de Puzo aparece como dilucidando la corrupción a la que son propensos los funcionarios del estado, en especial los políticos y personajes influyentes y a la cual es inmune El Príncipe, conforme lo enuncia Maquiavelo en otros capítulos. Estos desleales, dejan descuidar el beneficio que deben otorgar a la sociedad, a la cual representan y se dejan comprar por intereses particulares actuando en beneficio de ellos. Este tipo de corrupción es exactamente lo que sucede en la realidad, cuando el estado no cumple con sus inherentes obligaciones de satisfacer las demandas sociales y que de alguna u otra manera deben ser satisfechas -como es el caso de la seguridad-, si no es por el estado, por alguna otra organización-familia con la misma o distinta modalidad -la extorsión y la violencia-, hay que tener en cuenta, que a diferencia de Maquiavelo, la familia es algo muy poderoso para Mario Puzo, la configura como un elemento acogedor de la vida del padrino, redentora, aunque también son las cadenas que le empujan a un destino inevitable, doloroso y quizá trágico. Una familia es el principio y el final del mundo, en el amor y la compañía.
Para resumir estos primeros párrafos, tanto Maquiavelo como Mario Puzo, no admiten ni legitiman la violencia como regla del obrar político o social, sino sólo en casos extraordinarios y no en obediencia al mantenimiento del poder por parte del príncipe o padrino, sino en disposición al bienestar de todos.
A mi juicio, al respecto, la ideología de las obras, se proyectan por medio de un proceder que no vislumbra más que obtener lo pertinente, en palabras de uno de los autores, “el fin
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