LA LIBERTAD DE EXPRESION EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN MASIVA
Enviado por julees • 9 de Diciembre de 2013 • 2.515 Palabras (11 Páginas) • 514 Visitas
“La función de los medios de comunicación, tanto al obtener por sí mismos, como al seleccionar información, consiste en producir (…) un reflejo de la realidad social. Pero se trata de un reflejo selectivo, operado de acuerdo con unos criterios latentes o explícitos.”
La libertad de prensa es a veces igualada a la libertad de expresión, un error conceptual que lleva a una deferencia excesiva para con los medios de comunicación. Bien comprendida, la libertad de prensa requiere que las empresas de medios estén libres de control gubernamental, pero no que estén libres de regulación. El interés público requiere que el mercado de medios funcione de una manera tal que apoye la libertad de expresión, e incentive a la reflexión pública y la rendición de cuentas del sistema político.
La libertad de expresión es un concepto que se aplica a individuos y es casi inseparable del respeto a la libertad de pensamiento (ver Mill, Sobre la Libertad). Del mismo modo que se debe permitir a cada individuo tener pensamientos controvertidos, que otros encuentren desagradables (negar la existencia de Dios, por ejemplo), así también debe serles permitido expresarlos. La justificación de esto tiene dos componentes. Primero, la libertad de expresión tiene un valor intrínseco para quien la ejerce, que puede así compartir sus opiniones e ideas con otros. Segundo, la diversidad de opiniones beneficia directamente a toda la sociedad: las ideas y los argumentos pueden ser sometidos escrutinio público y mejorado, y los resultados están disponibles para todos.
Pero la libertad de prensa es una cosa muy distinta, porque se aplica a un grupo de empresas (medios masivos de comunicación) en vez de a individuos. La diferencia clave es que como las empresas no son individuos sus expresiones no tienen un valor intrínseco. Las empresas de medios, a diferencia de los individuos, no son agentes lo suficientemente sofisticados para tener pensamientos propios que necesiten compartir con otros, por lo que no pueden sufrir censura como la sufren los particulares. De hecho, como los medios no son agentes morales sus derechos “morales” solo pueden estar justificados con fundamentos utilitarios: reconocerles a las sociedades comerciales derechos de personalidad y de propiedad es un remedio legal para que el sistema capitalista pueda funcionar más eficientemente y no responde a ningún deber moral subyacente. Entonces, la justificación de la libertad de prensa es puramente instrumental. Primero, porque estas empresas proveen el medio a través del cual la libertad de expresión puede ser realizada (fuera de los libros y, hoy en día, Internet). Segundo, porque es su función política en la sociedad. Los medios tienen la capacidad de incentivar la reflexión, cuando informan a la opinión pública sobre los asuntos importantes del día y de incentivar a los funcionarios públicos a servir al interés público, cuando proveen a los votantes un medio para observar sus acciones.
Existen entonces buenas razones para que nos importe que la prensa goce de buena salud y para mantenerla libre del control gubernamental. Y, sin embargo, estas razones solo se refieren a las capacidades de los medios masivos de comunicación. Que una prensa libre pueda servir de soporte a la libertad de expresión y la democracia, y como una amenaza a las dictaduras, no significa que necesariamente lo haga. Para que una justificación mecánica como esta sea exitosa, la máquina debe demostrar que funciona en la práctica así como en la teoría. Y podemos observar que, en el mundo real, los medios masivos de comunicación, que tienen el poder de servir al interés público, a veces no lo hacen.
Aunque las empresas de medios no son agentes morales sí tienen intereses y pueden ser entendidas como agentes racionales en el limitado sentido de que ellas pueden maximizar una función de producción. Aunque algunos grupos mediáticos están estructurados con funciones complejas de producción, que incluyen expresamente compromisos para con el interés público la mayor parte de los medios no lo hacen. Por ello, la razón por la cual se dedican mayormente a los chismes y al entretenimiento, en vez de al periodismo “duro”, es que sus gerentes tienen el deber fiduciario de actuar en interés de sus accionistas y no en el del público.
Una prensa libre informa al público de lo que este quiere ser informado, que no necesariamente es lo objetivamente importante. Como intermediarios en la atención de millones, los medios masivos tienen un poder sustancial para decidir que hechos y opiniones son sometidos a la opinión pública; para promover ciertas opiniones o “verdades”, que promueven sus propios intereses político o comercial. y para ahogar las opiniones contrarias a sus intereses en un diluvio de contra discurso. Este poder editorial puede ser usado sistemáticamente para afianzar actitudes e ideologías.
Lejos de ser medios neutrales a través del cual la verdad se hace pública y se hace rendir cuentas a la política, los medios masivos de comunicación son grandes actores políticos por derecho propio. Sin embargo, ellos no están obligados a rendir cuentas al público porque son sociedades solo sujetas a las fuerzas del mercado y a sus accionistas.
Condenando los intentos de algunos gobiernos de limitar la libertad de expresión y de controlar a los medios de comunicación y/o a los periodistas a través de mecanismos regulatorios carentes de independencia o que, de cualquier manera, representan una amenaza a la libertad de expresión;
Observando la importancia de proteger a los medios de comunicación de radio y televisión, tanto públicos como privados, de interferencias de naturaleza política o comercial;
Reconociendo que Internet tiene una naturaleza fundamentalmente única y los serios problemas que se presentan al intentar aplicar a este nuevo medio sistemas diseñados para los medios de comunicación impresos o de radio y televisión.
Recordando que el derecho a la libertad de expresión garantiza a todas las personas la libertad de buscar, recibir y difundir información a través de cualquier medio y que, como consecuencia de ello, los intentos de limitar el acceso al ejercicio del periodismo son ilegítimos;
Conscientes del importante papel de control que desempeñan los medios de comunicación y de la importancia para la democracia y para la sociedad como un todo de un periodismo investigativo activo y vibrante.
Las autoridades públicas que ejerzan algún poder regulatorio formal sobre los medios de comunicación deben contar con salvaguardas contra cualquier interferencia, particularmente de naturaleza política o económica, que incluyan procesos transparentes de designación de sus miembros, apertura a la participación pública y que no sean controladas por ningún
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