LA ODISEA DE ORSON
Enviado por reyramses • 13 de Enero de 2013 • 1.008 Palabras (5 Páginas) • 358 Visitas
Soy Orson, un perro bóxer. Cuando nací recuerdo que tuve varios hermanitos y hermanitas, mi mami nos quería mucho y siempre nos lamía y daba lechita. Soy blanco y tengo manchas cafecitas. De acuerdo a mi raza, tengo la mandíbula inferior más grande que la de arriba. Según he escuchado, mis ojos parecen tristes pero siempre estoy jugando.
A las 2 semanas de vida abrimos los ojos y empezamos a conocernos unos a otros. Fue cuando descubrí un mundo maravilloso lleno de cosas con las cuales podía jugar. Pude ver unos zapatos que me encantaba morder, siempre les estaba jalando las correas. Por supuesto que mis hermanos me ayudaban y entre todos nos divertíamos mucho.
Corríamos por todos lados, pero no muy lejos porque si no mi mamá nos agarraba con su gran boca y nos acercaba otra vez hacia ella. Siempre nos vigilaba y protegía. Nacimos en la casa de unas personas que se dedicaban a la venta de perros, así que sin saberlo, pronto todos seríamos separados y vendidos.
Cuando tenía 2 meses de edad, además de comer mis croquetas y tomar agüita solo, ya no necesitaba a mi mami, vino un señor que me tomó en sus manos, me levantó y dijo: Lo compro. No me gustó el sonido de eso y pronto me di cuenta que sería la última vez que vería a mi familia.
Fui llevado por este señor a una casa enorme, pero en vez de dejarme estar adentro, me dejó solito en el patio. Por primera vez estaba sin mis hermanitos y no tenía con quien jugar. A veces salía el señor y me ponía agua, pero se le olvidaba que también necesitaba croquetas. Pasaban horas, a veces días para que se acordara que yo tenía hambre. Empecé a ponerme flaquito, podía ver mis huesitos uno por uno pero lo peor era ese dolor que me daba en mi pancita por el hambre que tenía. No sé exactamente cuánto tiempo pasó pero ya no podía soportarlo más. En cuanto encontré la oportunidad, vi la puerta abierta y salí corriendo. Nunca volteé para atrás. Necesitaba encontrar a mi familia. Así que me fui.
Anduve por las calles solo, con hambre, también tenía frío y mucho miedo. Había muchos carros y camiones que hacían mucho ruido. Varias veces estuvieron a punto de atropellarme. Tuve que aprender a vivir solo en la calle y a buscarme mi propia comida, ya nadie me alimentaba y como estaba muy flaco me veía muy feo, así que la gente no se me acercaba y siempre me corrían a donde llegaba.
Mientras caminaba conocí a una perrita french que se llamaba Lolita, según me decía ella también había tenido familia pero se habían cansado de ella y la echaron a la calle. Buscamos entre la basura juntos, aunque no todos los días encontrábamos que comer. Cuando menos dormíamos juntos y así no teníamos frío. De pronto los dos teníamos mucha comezón y no parábamos de rascarnos: traíamos garrapatas. Con todos estos problemas siempre encontrábamos la forma de jugar y divertirnos.
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