LA POLICÍA Origen etimológico de “policía”

LA POLICÍA

Origen etimológico de “policía”

La palabra policía proviene del griego “politeia” que significa gobierno, estado, ciudadanía, es decir, refiere la temática de lo que ahora, en general, entendemos como lo pertinente a los temas públicos.

Con ese mismo sentido paso al latín politia, palabra que también refería al gobierno, al Estado, tardíamente se utilizó específicamente para aludir a la administración gubernativa.  

Definición

El término policía lo define el diccionario de varias maneras, en los siguientes términos:

“Cuerpo encargado de velar por el mantenimiento del orden público y la seguridad de los ciudadanos, a las órdenes de las autoridades políticas; buen orden que se observa y guarda en las ciudades y repúblicas, cumpliéndose las leyes u ordenanzas establecidos para su mejor gobierno; cada uno de los miembros del cuerpo encargado de velar por el mantenimiento del orden público.”

También se emplea el sustantivo término “policía”, con determinado adjetivo, así se habla de policía judicial, policía ministerial, policía urbana, policía rural, policía municipal, policía pública, policía privada, policía secreta, etc., según se le refiera a aspecto específico de la tarea policíaca.

Podemos observar que los variados significados del término policía y sus acepciones se resumen en dos puntos de vista, el primero que tiene que ver con la institución, es decir, como cuerpo policial, integrado por el conjunto de mecanismos que se organizan en torno a un sistema, cuya esencia se encuentra en el poder público del Estado, en la prevención y represión de las conductas antisociales, sean éstas infracciones administrativas o aun delitos; y el segundo, que se refiere a la actividad desplegada para llevar a cabo el ejercicio de ese poder público.

De las propias definiciones desprendemos las que se refieren a la institución o bien a la actividad que reflejan.

Sin embargo, el contenido del concepto “policía” tanto en su substancia como en sus acepciones ha variado, según sea el lugar o tiempo al que nos refiramos y ello tiene que ver con el tipo de Estado del que hemos venido hablando, pues como lo hemos ya mencionado, la policía y, mejor aún, la seguridad pública tienen que ver con la forma de Estado al que sirven, ya sea éste autoritario o democrático, por mencionar en vía de ejemplo la proyección del poder del Estado hacia uno de sus principales instrumentos del ejercicio de ese poder.

En efecto, según se trate de las posiciones ideológicas que caractericen a cada Estado, así podemos considerar que se le asigna a la policía determinado contenido; doctrinalmente se pueden reducir a tres enfoques que son:

A) FORMAL:

Que se enfoca a describir en su sucesión histórica la función policíaca.

Así, por ejemplo, se señala que la policía es una institución moderna que aparece ya delineada con la creación de la Policía Metropolitana de Londres en 1829, como una fuerza de civiles dedicada de tiempo completo a vigilar los espacios públicos; y en forma similar la policía francesa surgida de la Revolución francesa a principios del siglo XIX, y poco más tarde el cuerpo policíaco creado en Nueva York en 1844. Para el estudioso de estos temas, Ezzat A. Fattah, criminólogo que labora en Canadá en este proceso histórico:

Sorprendentemente, las funciones policiales, sus responsabilidades y sus deberes han cambiado poco en los últimos cien años. El informe del Comité Directivo a la Comisión Nacional sobre causa y prevención de la violencia en los Estados Unidos (1970) identificó tres grandes categorías de responsabilidades que son notablemente similares a las tareas asignadas a las primeras fuerzas policiales.

Para el autor mencionado la función policial a través del tiempo se ha centrado en:

1. Mantenimiento de la paz, interviniendo en disputas familiares, pandillerismo, etc.
2. Servicios de vialidad, de emergencias en salud, de seguridad a los ciudadanos, además de la protección de sus bienes, etc.
3. Combatir el delito.

Sobre esta multiplicidad de funciones, que unas veces se le asignan y otras no, y de las cuales se puede opinar que le corresponden o no desempeñar a la policía, el investigador mexicano Martín Gabriel Barrón Cruz en su obra Policía y seguridad en México pone de relieve y se plantea preguntándose: ¿qué se quiere obtener con la policía?, ¿orden o seguridad?, ¿quién es el real beneficiario de la función de la policía?, ¿el ciudadano, el público o la nación? En efecto,  a la policía se le encomiendan tareas como emergencias en salud, el combate del delito, etc., que bien corresponden a otras instituciones estatales como de salud pública, o de procuración de justicia, etc., rebasan a la función preventiva de la policía, a partir del ámbito municipal con la aplicación de reglamentos gubernativos que tradicionalmente se denominan de administración y buen gobierno.

B) CONTROL SOCIAL

Que responde a la ideología del Estado de una sociedad que requiere de controles para resolver las “conductas desviadas”, con una visión de directrices de jerarquía y disciplina donde se requiera imponer patrones de orden a través del control social.

C) POLICÍA-SOCIEDAD

Que es un enfoque que busca superar la visión de un Estado “gendarme”, o intervencionista, y propone la concepción de una policía centrada en los términos de policía-sociedad, donde ambos se conciban como partes de la misma comunidad, como entidades que coexisten en planos de amplia colaboración y superar la concepción de policía de control social, donde la policía juega un papel paternalista, de tutela de la seguridad pública, para evolucionar a un esquema donde la sociedad sea el eje de la seguridad pública y participe con el papel de la policía, en tareas de supervisión, evaluación, propuestas de objetivos y fines de la institución policial.

Las tres posiciones que se han resumido reflejan la lucha que al interior del Estado se presentan por conseguir la dirección que se imprima a la policía que por su función va a tener un componente represivo, sin embargo, la policía va a diferir en su actuar de una o de otra manera por la forma que es utilizada por el Estado, de acuerdo a la ideología a la que sirva.

En este contexto, en México, la policía actúa autoritariamente, reacia a rendir cuentas, posee una estructura vertical donde el servicio civil es constantemente hecho a un lado y donde la obediencia ciega y la corrupción constituyen la meritocracia para lograr ascensos y reconocimiento al trabajo desempeñado.

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