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LA RECUPERACIÓN DE LA HISTORIA DE LA ESCUELA Y LA COMUNIDAD


Enviado por   •  13 de Diciembre de 2014  •  Práctica o problema  •  3.078 Palabras (13 Páginas)  •  194 Visitas

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TEMA 1: LA RECUPERACIÓN DE LA HISTORIA DE LA ESCUELA Y LA COMUNIDAD

- ¿Cuál es su concepto de historia?

La historia podemos mencionarla como sinónimo de pasado, por lo tanto la historia es:

Todos los acontecimientos que han sucedido tiempo atrás y haciendo relevancia de los más importantes o que han dejado huella en las diferentes etapas de la vida del ser humano.

- ¿Para qué enseña historia?

La historia es de fundamental importancia para que las nuevas generaciones comprendan el porqué de las forma de vida actual.

- ¿Considera que es importante enseñar historia a los niños?

Sí, porque la historia también puede ser motivo de superación de las personas de acuerdo a los grandes personajes que han surgido o evitar caer en los errores de malas personas que, por su ambición y codicia han destruido o dañado a la humanidad, al medio ambiente, ecosistemas enteros y al planeta en general.

- ¿Qué recursos utiliza?

Libros del alumno, investigaciones y comentarios de los padres de familia y abuelos o gente de la comunidad que den testimonio de lo que ha acontecido en el lugar donde vivimos.

- ¿Cómo enseña historia?

En este ciclo escolar atiendo tercer grado grupo “A” en el lugar antes mencionado; en el cual se ve HISTORIA DE MI ENTIDAD, aquí podemos utilizar recursos como la encuesta con padres, abuelos o personas que conozcan la historia del lugar, la investigación en los libros de texto, mapas, fotografías, etc.

- ¿Cómo organiza su tarea de enseñar historia?

De forma individual, por parejas, en equipo o en forma grupal de acuerdo a cada tema y de acuerdo a lo que marca el programa de clase

TEMA 2.- CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS EN LA VIDA DE LOS NIÑOS EN LA ESCUELA.

UNA MAESTRA, UN PUEBLO.

Bueno pues aquí nos dice que con frecuencia se critica esa actitud que por atender a los detalles pierde de vista el panorama de conjunto. Completa los arboles pero no se advierte el bosque, se dice.

UNA MAESTRA, UN PUEBLO.

* Taller de Micro-historia

Bueno aquí nos dice que despuntaba el año de 1908. Unos meses antes, con su diploma expedido por el instituto Chihuahuense, el 30 de mayo de 1907, Julia Franco Domínguez, hija de José Franco y Epifanía Domínguez decidía tomar de por vida el oficio de maestra.

Se trataba de la labor de San Isidro, cuyas tierras cultivaban de antiguo los tarahumares avecindados entre los ríos Papigochi y Basuchil. Al principio del siglo XVII, los Jesuitas habían establecido un millón de trigo en la rivera del rio Basuchil. En 1724, con motivo de los trabajos para deslindar las tierras de hacienda de Basuchil, también se midieron los terrenos de labor de San Isidro por Don Juan de Echavarría, juez comisario General de Agrimensura del Reyno de Nueva Viscaya.

El 21 de junio de 1862, el jefe político de Guerrero, acatando una orden del Gobernador, procedió a medir las tierras, con el objeto de concluir el tramite indispensable para otorgar a la comunidad la categoría del pueblo, y de sección municipal, lo que sucedió ese mismo año.

En abril de 1893, el ejército federal aniquilo a los rebeldes fuertes en el primero de los pueblos. Allí pereció don Simón Amaya, tío de otro Amaya que estaría entre los conspiradores y ejecutores del lanzamiento de 1910. Los vecinos tenían arraigados sentimientos de autonomía e independencia, alimentados por agravios y resentimientos.

Lo anterior se entretejía con una contradicción cada vas más poderosa: la que se desarrollaba entre los caciques o terratenientes con los rancheros. Estos advertían que la hacienda les cerraba el paso para prosperar. Por donde quiera que transitaban les aparecían nuevos cercos de influyentes.

Los asalariados, la peonada de las haciendas crecían en número, en la medida que se achicaban los ranchos. Bastaba un detonante, una iniciativa política de los que estaban colocados en condiciones sociales más propicias, para que entre ellos prendiera el fuego de la insurrección, más radical todavía. Parecida función jugaban los grupos de protestantes o evangelicos, cuya predica se acomodaba muy bien a la necesidad que tenían los rancheros de oponer al orden existente una alternativa global, mas aun cuando los grandes terratenientes habían hecho las paces con la jerarquía de la Iglesia Catolica y se presentaban como firmes aliados.

Circulaban manifiestos políticos suscritos por el coronel y

sospechosas en la misma casa de Don Albino Frias.

A casi todos ellos los conocían la profesora Franco. Muchos de ellos tenían hijos a los que enseñaba y varias vaces, había ido hasta sus casas a regañar a padres y madres porque no enviaban los “lepes” a la escuela. Iniciaba, con estos futuros soldados y generales de la revolución, un dialogo que repetiría durante medio siglo: en realidad, lo que sucedió es que el dia 19 se anticiparon a la orden naciona. Se dirigieron a la casa de Don Joaquin Chavez y la encontraron defendida por un grupo de tarahumares. Samuel Caraveo colocó un cartucho de dinamita en el portón que rajó el marco y asustó a los ocupantes, más que causar daños.

En los patios de la casa de Don Tomas se sirvió un desayuno a los que regresaban de las primeras jornadas revolucionarias.

Vinieron José de la Luz Blanco, de Santo Tomas y Epifanio Coss de los Ranchos de Santiago, que ya estaban en el acuerdo.

El cambio era notable. Armados y victoriosos, advertían la oportunidad de hacer varios reclamos y vengar agravios. De tal manera que la respuesta en las negociaciones fue tajante: o rendición incondicional o se toma el pueblo a sangre y fuego.

Pablo Rodríguez, otro de los conspiradores de San Isidro, más tarde también fue villista, de la gente de Acosta. La novata caballería revolucionaria se enfrentó a un ejército profesional con las tres armas.

Parece que el fantasma de Cruz Chávez rondaba el lugar 18 años antes, los tomochitecos tampoco corrieron. Allí mismo, el general Navarro, jefe de la columna, otros dicen que subordinado suyo, ordenó los primeros fusilamientos.

Días después, comenzaron a llegar las noticias que enlutaron a los pueblos. A veces, eran los caballos solos y ensillados que regresaban primero, y por ello sabían los nombres de los dueños muertos.

De acuerdo con el testimonio de Heliodoro Olea, natural de Bachíniva, el propio Orozco estuvo a punto de caer prisionero al quedarse combatiendo casi aislado, solo con otro compañero. Los revolucionarios regresaron a Guerrero y en represalia, fusilaron a varios de los presos.

Uno de esos se acerco a Pascual Orozco y con toda frialdad le dijo:

* Deja vivo a

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