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LA SISTEMATIZACIÓN DE EXPERIENCIAS Y LAS CORRIENTES


Enviado por   •  4 de Octubre de 2011  •  Informe  •  1.944 Palabras (8 Páginas)  •  953 Visitas

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LA SISTEMATIZACIÓN DE EXPERIENCIAS Y LAS CORRIENTES

INNOVADORAS DEL PENSAMIENTO LATINOAMERICANO – UNA

APROXIMACIÓN HISTÓRICA

Oscar Jara Holliday1

¿Por qué hablamos de Sistematizar “experiencias”?

La palabra sistematización en determinadas disciplinas se refiere, principalmente, a clasificar,

catalogar, ordenar datos e informaciones, a “ponerlos en sistema”. Ese es el sentido más común,

más utilizado y totalmente válido de la noción o del concepto “sistematización”: sistematizar datos

o informaciones.

Nosotros, desde la educación popular y los proyectos sociales, utilizamos el mismo término, pero lo

aplicamos no sólo a datos e informaciones, sino a experiencias; por eso no hablamos sólo de

“sistematización”, a secas, sino de “sistematización de experiencias”.

Pero, ¿qué queremos decir por “experiencias”?. Las experiencias son procesos socio-históricos

dinámicos y complejos, individuales y colectivos que son vividas por personas concretas. No son

simplemente hechos o acontecimientos puntuales, ni meramente datos. Las experiencias, son

esencialmente procesos vitales que están en permanente movimiento y combinan un conjunto de

dimensiones objetivas y subjetivas de la realidad histórico-social:

Por ejemplo:

a) condiciones del contexto: toda experiencia se hace siempre en determinadas condiciones de

un contexto económico, social y político a nivel local, regional, nacional o mundial. El

momento histórico es la condición de posibilidad de cada experiencia, fuera del cual no es

factible entenderla, pues es parte integrante de su realización. En este sentido, el

“contexto” no es algo totalmente exterior a la experiencia, sino una dimensión de la misma,

ya que ella no sería, no estaría siendo o no habría sido, si no es en ese contexto y por ese

contexto.

1 Educador Popular y Sociólogo. Director General del Centro de Estudios y Publicaciones Alforja y coordinador del

Programa Latinoamericano de Apoyo a la Sistematización del CEAAL.

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b) situaciones particulares: ninguna experiencia se puede llevar a cabo fuera de una

determinada conjunción de situaciones específicas, que pueden ser institucionales,

organizacionales, grupales o personales; es decir, unas circunstancias, un espacio y un

lugar, en los cuales se vive una experiencia y que le dan características propias e

irrepetibles.

c) Por otro lado, una experiencia siempre está constituida por acciones; es decir, por cosas que

hacemos (o dejamos de hacer) las personas. De forma intencionada o inintencionada;

planificada o imprevista; dándonos cuenta de su realización o sin reconocerla mientras las

realizamos.

d) Pero también en toda experiencia se manifiestan las percepciones, sensaciones, emociones

e interpretaciones de cada una de las personas que viven esas experiencias, es decir de los

hombres y mujeres protagonistas de las mismas.

e) Además, las experiencias incluyen, al realizarse, determinados resultados o efectos que

modifican en todo o en parte los elementos o factores existentes anteriormente.

f) La interrelación de todos estos factores generan reacciones en las personas que intervienen,

las cuales construyen relaciones entre ellas. Estas relaciones personales y sociales –por una

parte- han sido mediadas por todos los elementos anteriores y –por otra- son factores

desencadenados por lo que aconteció durante la experiencia.

Entonces, en este entramado vivo, complejo, multidimensional y pluridireccional de factores

objetivos y subjetivos que constituye lo que llamamos “experiencia”, no hay simplemente hechos y

cosas que suceden; hay personas que pensamos, que sentimos, que vivimos; personas que hacemos

que esos hechos acontezcan en contextos y situaciones determinadas y que al hacerlo construyen

nuevos contextos, situaciones y relaciones.

Una experiencia está marcada fundamentalmente por las características, sensibilidades,

pensamientos y emociones de los sujetos, los hombres y las mujeres que las viven. Así, las personas

vivimos las experiencias con expectativas, sueños, temores, esperanzas, ilusiones, ideas e

intuiciones. Las personas somos las que hacemos que ocurran esos procesos complejos y dinámicos;

esos procesos, a su vez, nos marcan, nos impactan, nos condicionan, nos exigen, nos hacen ser. Las

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experiencias, son individuales y colectivas a la vez; las vivimos y nos hacen vivir; en definitiva,

somos seres humanos en cuanto vivimos cotidiana y socialmente experiencias.

Por todo ello, cuando hablamos de la sistematización de experiencias, estamos hablando de

procesos históricos en los que se van concatenando todos esos diferentes elementos, en un

movimiento e interrelación permanentes, produciendo continuamente cambios y transformaciones

en la medida que cada aspecto se constituye respecto al todo y el todo se redefine en su vinculación

con cada aspecto.

Por eso, como recalca Paulo Freire: “El mundo no es. El mundo está siendo. Como subjetividad

curiosa, inteligente, interviniente en la objetividad con la que dialécticamente me relaciono, mi

papel en el mundo no es sólo de quien constata lo que ocurre, sino también de quien interviene

como sujeto de lo que va a ocurrir. No soy un mero objeto de la historia sino, igualmente, su

sujeto”.2 La historia, pues, no está predeterminada; la historia está siendo y nosotros estamos siendo

en la medida que hacemos la historia; pero en la medida que nos asumimos, hombres y mujeres,

como sujetos creadores y transformadores de la historia y no como objetos pasivos y resignados

ante ella, que nos dejamos arrastrar por los acontecimientos.

En síntesis, las experiencias son siempre experiencias vitales, cargadas de una enorme riqueza por

explorar; cada experiencia constituye un proceso inédito e irrepetible y por eso en cada una de ellas

tenemos una fuente de aprendizajes que debemos aprovechar precisamente por su originalidad; por

eso necesitamos comprender esas experiencias; por eso es fundamental extraer sus enseñanzas y por

eso es también importante comunicarlas, compartirlas. Sistematizar experiencias es, esencialmente,

un instrumento privilegiado para que podamos realizar todo eso.

Sistematización de experiencias: un concepto enraizado en la realidad latinoamericana

El

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