LA VALORACIÓN MORAL
Enviado por Cenlla • 11 de Marzo de 2013 • Tesis • 2.336 Palabras (10 Páginas) • 2.168 Visitas
CAPITULO VII LA VALORACIÓN MORAL
Carácter Concreto De La Valoración Moral
La valoración moral incluye tres elementos: el valor atribuible, el objeto valorado y el sujeto que valora.
La valoración es el acto de atribuir valor a un acto o producto humano, ello implica tomar en cuenta las condiciones concretas en que se valora y el carácter concreto de los elementos que intervienen en la valoración. El valor se atribuye a un objeto social establecido o creado por el hombre en su actividad histórico-social, en segundo lugar los objetos valorados son actos propiamente humanos por lo tanto los seres inanimados y los animales no pueden ser objeto de valoración moral.
Lo Bueno Como Valor
Lo bueno y lo malo se hallan en una relación reciproca y constituyen un par de conceptos axiológicos inseparables y opuestos, definir lo bueno implica definir lo malo. Pero no se trata de una conexión puramente lógica, si no histórica y real; de una época a otra y de una sociedad a otra cambian las ideas de lo bueno y lo malo. El acto moral aspira a ser una realización de lo bueno, un acto moral positivo es un acto valioso y lo es justamente en cuanto lo consideramos “bueno”, es decir, encarnando o plasmando la bondad.
Las ideas de lo bueno y lo malo cambian históricamente de acuerdo con las diferentes funciones de la moral efectiva de cada época y esos cambios se reflejan bajo la forma de nuevos conceptos en las doctrinas éticas.
Lo Bueno como felicidad (eudemonismo)
La tesis de que la felicidad es lo único bueno resulta demasiado general si no se precisa su contenido concreto, resulta que la felicidad no puede como algo abstracto Al margen de una condiciones sociales dadas y que estas condiciones no favorecen u obstaculizan la felicidad en general si no una felicidad concreta. La tesis de que la felicidad es lo único bueno, o el sumo bien ha sido sostenida a lo largo de la historia del pensamiento ético.
Lo Bueno Como Placer (Hedonismo)
Las tesis fundamentales del Hedonismo son: todo placer o goce es intrínsecamente bueno, Solo el placer es intrínsecamente bueno, la bondad de un acto o experiencia del placer que contiene.
HÉDONE en griego placer hay que distinguir dos sentidos: 1 como sentimiento o estado afectivo placentero que acompaña a diferentes experiencias y cuyo opuesto es el “displacer” y 2 como sensación agradable producida por ciertos estímulos y cuyo opuestos es el dolor o sensación localizable en alguna parte del cuerpo.
Lo bueno como “buena voluntad”. (Formalismo kantiano)
El valor, la lealtad y otras cualidades son buenas pero no de modo irrestricto ya que pueden estar al servicio de fines moralmente reprobables. La buena voluntad no es buena por lo que efectúa o realice, no es bueno por su aptitud para alcanzar un fin que nos hayamos propuesto; es bueno solo por el querer, es buena en sí misma.
La concepción kantiana de la buena voluntad por su carácter ideal, abstracto y universal, nos da un concepto de lo bueno totalmente inasequible en este mundo real y por lo tanto, inoperante para la regulación de las relaciones entre los hombres concretos.
Lo bueno como útil (utilitarismo)
El utilitarismo así concebido sería una forma de egoísmo ético, aceptara el sacrificio del interés personal, de la felicidad propia o incluso de la propia vida, en aras de los demás o en beneficio de la comunidad entera. Si el acto es beneficioso por consecuencia será útil o provechoso, lo bueno (útil) depende de las consecuencias independientemente del motivo que impulsó hacerlo o de la intención que se pretendió emplear.
CAPÍTULO VIII
La Obligatoriedad Moral
La conducta moral es una conducta obligatoria y debida es decir; es decir, se halla obligado a comportarse conforme a una regla o norma de acción, y exclusión o evitar los actos prohibidos por ella. Las reglas morales requieren que su acercamiento sea el fruto de una convicción interior, u ni como en el derecho y el trato social de una simple conformidad exterior, impersonal o forzada
Necesidad, Coacción Y Obligatoriedad Moral
La conducta moral se no presenta como ya hemos señalado, como una conducta libre y obligatoria. No hay propiamente comportamiento moral sin cierta libertad, pero ésta, a su vez, como se demostró oportunamente, lejos de excluir a la necesidad, la supone y se concilia dialécticamente con ella. No hay conducta moral sin libertad-aunque no se trata de una libertad absoluta, la obligatoriedad no se puede entender en el sentido de una necesidad que no deja cierto margen de libertad.
La necesidad no solo no es identificación la obligación moral, sino que la excluye o hace imposible. Cuando alguien se ve obligado a actuar en forma distinta de cómo lo hubiera hecho, di no se hubieran dad circunstancias o condiciones imprevistas que le impidieron decidir y obrar en la forma debida. Finalmente la obligatoriedad moral pierde también su base cuando el agente obre fajo una coacción interna, o sea, bajo la acción de un impulso, deseo o pasión irresistibles que quebrantan o anulan por completo su voluntad. Así, pues, la obligatoriedad moral no puede confundirse con la simple necesidad causal, ni tampoco con la coacción exterior o interior.
Obligación Moral Y Libertad
La obligación moral supone, pues, necesariamente una libre elección. No toda libertad de elección tienes un significado moral y entraña, por si sola, una obligatoriedad moral. Mi vida, mi elección. Ciertamente nada me puede ser imputado moralmente por el hecho de haber decidido lo uno o lo otro. La obligación moral supone libre elección (entre dos o mas posibilidades).
Solo cuando el sujeto conoce una moral la reconoce como suya, y dispone de la posibilidad de cumplirla optando libremente entre varias alternativas.
Carácter Social De La Obligación Moral
El factor personal es esencial, como acabamos de señalar, en la obligación moral. Pero este factor no puede ser abstraído de las relaciones sociales que se anuda en cada individuo, y por tanto, dicha obligación no puede explicarse como algo estrictamente individual ya que tiene también un carácter social.
La obligatoriedad tiene un carácter social, porque si bien la norma que obliga ha de ser aceptado íntimamente por el individuo, y éste ha de actúa de acuerdo con su libre elección y su conciencia del deber, la decisión personal no opera en un vacio social. Por otra parte las fronteras de lo que se está obligando a hacer no hacer, de lo debido y lo no debido, no son modificadas pro, cada individuo, sin que cambian de una sociedad a otra.
El individuo decide y actúa de acuerdo con la voz de su conciencia, o en su fuero interno, a través de esa voz y en ese fuero
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