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LA VERDADERA HISTORIA DE CAPERUCITA ROJA


Enviado por   •  20 de Mayo de 2013  •  3.456 Palabras (14 Páginas)  •  712 Visitas

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La Verdadera Historia de Caperucita Roja

Personajes

- Narrador

- Lobo:

- Caperucita:

- Madre:

- Cazador 1, 2, 3, 4

- Criada:

- Mayordomo:

- Abuela:

Escena I

Narrador: (Dirigiéndose al público).- Seguro que todos ustedes conocen el famoso cuento de Caperucita Roja ¿Verdad?...Y seguro que les dio pena la pobre Caperucita, devorada por el lobo y su pobre abuelita, indefensa, ¿Qué pena, verdad? (Hace una larga pausa mientras pasea por el escenario) Pues…, les han engañado, si, así como lo oyen, los han timado soberanamente, y... a mí también, claro está... y a sus padres... y a sus abuelos, y a todo el mundo. ¡Nos han estafado!

Realmente no sucedió así, quiero decir, como nos lo han contado. Sí, es verdad que hubo una Caperucita, aunque no sabemos con certeza, si era roja, azul o tal vez morada y si su nombre era ése o se llamaba Ruth o Amalia, ¡Vayan ustedes a saber!...; también existió su madre como es natural, y su abuela, aunque esto, no lo sé con seguridad, pero si sé que había cazadores, muuuchos cazadores.

Ahora veamos porque nos han visto como a ingenuos. Hagamos las siguientes preguntas. ¿Ustedes creen sinceramente, que la abuela de Caperucita podía vivir sola en medio de un bosque y encima estando enferma? ¿O qué a una buena madre se le ocurre mandar a su hijita pequeñita cruzar el bosque por donde merodea un terrorífico lobo? (Imitando los andares y la voz del lobo) Qué madre más cruel sería esa ¿No? y encima con comida, ¡caramba! para que la huela antes.

Y lo más gracioso de todo: La niña se pone a jugar con el lobo sobre la boca descomunal que éste tiene, pues claro, se la come ¡Molestar a un lobo! ¡A quién se le ocurre!

Y cuando los cazadores matan al lobo y le rajan la tripa, y salen Caperucita y su abuelita, tan felices y contentas. ¡Por favor! ¡Como si nada hubiera pasado!, sin un sólo rasguño. ¡Vamos hombre! A otro perro con ese hueso, eso no se lo cree ni el profe de religión.

Lo que realmente pasó es que... pero mejor será que lo veamos y así saldremos de dudas.

(El Narrador se va por el fondo del escenario mientras éste se oscurece y se oye un aullido lastimoso del lobo, que más bien parece el de un perro callejero)

Lobo._ ¡Qué lobezna vida la mía, ni siquiera tengo un cuerito de oveja para llevarme a la boca, a este paso me voy a hacer vegetariano.

(Se oyen disparos de escopeta en la lejanía)

Lobo._ Y encima tengo que esconderme de esos abusivos, que se pasan la vida persiguiéndome con sus escopetas para llenarme de plomo, menos mal que son tan malos que no acertarían a un elefante a dos metros de distancia.

(Se oye una música infantil) (Entra Caperucita saltando y llena de ternura)

Caperucita._ ¿Dónde estás lobito? Lobito, ¿dónde estás? Asoma tu hociquito que quiero darte un besito. Anda Lobito.

Lobo._ No la soporto, a ésta si que no la soporto ¿Qué le abre hecho yo? Me persigue por todo el bosque y ya no hay madriguera, ni cueva en que me pueda ocultar. La última vez me rompió tres muelas y un colmillo. Me regaló un suculento filete de cerdo, pero lo rellenó de piedrecillas y por poco me deja sin dentadura la muy puerca.

Caperucita._ Lobito, ¿dónde estás? Esta vez te traigo un apetitoso pastel (dirigiéndose al público y sonriendo malévolamente: relleno de guindillas) que te hará chuparte los dedos, mejor dicho las pezuñitas. ¡Toma lobito, lobito bonito¡

Lobo._ Si esta me descubre soy lobo muerto, perversa: en la escuelita le llaman la tanque.

Caperucita._ ¡Anda Lobito! ¡Apiádate de una pobre e indefensa niña que tiene que cruzar el bosque para ir a casa de su abuelita que está enferma y solita!

Lobo.- Enferma dice, y se va todos los domingos a bailar al hogar del jubilado y no se pierde ni una excursión. ¿Y pobre? La mitad de los terrenos del bosque son suyos y tiene un mansión en Llojeta. ¡Pobre dice! Qué mentirosa...

Caperucita._ Lobito, me han dicho que eres muy veloz... Pero yo soy más.

Lobo.- ¡Miércoles, qué sigue fregando esta mocosa!

Caperucita.- Te desafío a una carrera hasta casa de mi abuelita, y quien llegue primero, tendrá derecho a comerse la merienda que me ha preparado mi mamá y a darse un chapuzón en la piscina olímpica ¿Qué te parece la proposición?

Lobo._ Ésta es capaz de ahogarme en la piscina, así que nada, que de aquí no me muevo.

Caperucita.- (Suavemente) Lobito, lobito, lindo. (Gritando) ¡Ya carajo! Ya me cansé. Así que sales de una vez, apurate perro, que para eso te paga mi abuelita, para que salgas en el cuento y te dejes estropear. A este paso este mes no vas a cobrar ni una luca, aunque reclames al Sindicato de Lobos.

Lobo._ Ni modo. Tal como está el trabajo, quién se niega.

(El lobo se hace el encontradizo e interpreta su papel de lobo fiero enseñando sus garras y sus colmillos, pero Caperucita se lo cierra de un bofetón)

Caperucita._ Cierra esa bocaza estúpido, que ya no asustas a nadie. Vamos, elige el camino que prefieres para llegar a la mansión, el de la derecha o el de la izquierda, bueno tú el de la izquierda, yo el de la derecha.

Lobo._ ¡Pero señorita si el de la izquierda está cortado y además está lleno de piedras, barrancos y de cactus, por ahí es muy difícil pasar y encina no me ha dejado elegir.

Caperucita.- (Le da otro bofetón) Pues te vas por ahí, que para eso eres el lobo y yo una señorita, pero bueno... ¿Tú qué te has creído? Tú irás por la izquierda y además deberás contar hasta cien antes de empezar a caminar.

Lobo._ Pero Caperucita, si yo no sé contar, recuerda que estudié en el Boliviano Japonés.

Caperucita._ (Dándole otro bofetón) Ya decía yo que eras un ignorante. Ignorante, más que ignorante, no sé ni como me relaciono contigo. .

Lobo.- ¿No podrías al menos darme un mendrugo de pan de esa canastita.

Caperucita._ ¿Un trozo de mi bocadillo de Jamón serrano? ¿Mezclar yo, un trozo de mi bocadillo con tus babas de lobo callejero? ¡Ni hablar! ¡Gánatelo con el sudor de tu frente! Lobo… perro. ¡Vamos empieza a contar, y sin saltarte ni un número (Le da el último bofetón y desaparece de la escena)

Lobo.- ¡Desagradecida! Si no fuera porque tengo que trabajar… ¡Maldita sea mi suerte! ¡Un lobo como yo, de buena estirpe y mejor pedigrí y tener que llevar esta vida de perro!

(El lobo está un rato haciendo

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