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LEER ¿PARA QUÉ? DE LA LECTURA Y EL LECTOR EN TRES ACTOS.


Enviado por   •  23 de Junio de 2016  •  Apuntes  •  1.299 Palabras (6 Páginas)  •  258 Visitas

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LEER ¿PARA QUÉ? DE LA LECTURA Y EL LECTOR EN TRES ACTOS

Por Alejandro Valdés Cruz

(30 de mayo de 2012)

I

QUÉ LEO SI NO LEO

Nadie, al menos para no parecer políticamente incorrecto, por usar una frase de reciente inserción en los medios masivos de comunicación, plantearía abiertamente la pregunta de leer para qué. Sólo se asume que leer es un ejercicio lúdico, “lee y diviértete”, también se le otorga el atributo de despertador de la imaginación. Estos planteamientos salen al paso como anuncio de pasta dental, muchas sonrisas. Está bien, leamos, -pero ¿qué leo?-  -¿Cómo qué? Pues, cualquier cosa- -¿cualquiera?- -No, que sea  algo divertido-, -¡ah! Algo que haga reír-, -no sólo eso, que despierte la imaginación-. Entonces el argumento se convierte en tautología.

Lo anterior si sólo se parte de la premisa que la lectura  debe de iniciarse con los niños. Pero como no es así, cuando esto se dirige a los adolescentes el planteamiento se complica. Hay que competir contra las nuevas tecnologías, entonces que el texto de marras sea emocionante, sí y rápido de leer cómo si fuera mensaje de twitter o nota de muro de facebook. -No, pues mejor me espero a que salga en película- -¿para qué compraste el libro? Si el resumen está en internet-.

Cuando se llega a la vida adulta, iniciar con el hábito de lectura, parece tarea imposible y más cuando se cargan taras causadas por la “anti-lectura”: pasquines, revistas del corazón, periódicos de nota roja, etc. -Me dijeron que el chiste era leer lo que sea ¿no?- -Esto me divierte, porque al descabezado no lo conozco y despierta en mi la imaginación de que podría ser mi novia la mujer que viste atuendos ligeros en la página central del diario-.

Sin embargo, resulta más desolador cuando la pregunta implícita de para qué  sirve tal o cual lectura viene de los estudiantes universitarios. Es muy común escuchar las expresiones: “como no va a venir en el examen ni lo reviso”, “pero si yo estudio psicología, la mente humana, para qué voy a leer a Cortázar”, “si es química mi carrera, trabajo con moléculas no con palabras”.

Así, en los últimos la lectura se presenta como algo que deben de hacer sólo en el sentido utilitario de su formación, sin caer en cuenta que la lectura es un acto formativo en sí mismo. Aquel que puede leer una novela de Dickens o un cuento de Po accediendo a lo profundo del texto, tiene más herramientas para hacerse accesible textos académicos de la mayor profundidad.  

II

PERO SI YO SÍ LEO

Leer sirve para organizar el pensamiento, lo que a su vez permite asir a la realidad de manera más profunda. Apropiarse del conocimiento a través de la lectura no es un acto pasivo del lector, implica compromiso, complicidad, para establecer el binomio lector-escritor. Esto no es lugar común, hablando de literatura de ficción: novela, cuento, poesía, por mencionar los géneros más conocidos.

En el caso de la novela de ficción, se presenta la tarea de escarbar en el  mundo del escritor, meterse en el laberinto de su prosa para encontrar una salida propia más allá de la planteada por él. Buscar la valía a los personajes secundarios, ponderarlos, inventarles su propia resolución, encontrar las motivaciones implícitas, no fiarse de las explícitas, caer plácidamente en las trampas tendidas por el escritor  o luchar hasta lo último para escapar de ellas. Si se trata de una novela histórica, se suma la búsqueda del dato real, el empate con lo que se registra en los datos  académicos, comparar en los escenarios para poner en relieve los ficticios, incluso comparar la características físicas con la iconografía existente.

        Para el cuento el lector hace un pacto febril con el autor, como presa y depredador en una empresa con límite de tiempo, donde a veces no es claro quién es uno y quién es el otro. Anticipar el final, engañarlo con uno aparente, prever la epifanía. Hacer sincronía en la geometría de texto, empalmar la emoción en ese espacio temporal, sabiendo que nada falta, esperando que algo no esté de más. Si alguno de los antagonistas cae en falta el cuento se perderá de ellos y seguirá hacia su páramo o se perderá en la afrenta.

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