LENGUAJE DEL NIÑO EN PREESCOLAR CON NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES
Enviado por deglimar • 11 de Enero de 2014 • Tesis • 1.946 Palabras (8 Páginas) • 330 Visitas
REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DE EDUCACIÓN SUPERIOR
COLEGIO UNIVERSITARIO “MONSEÑOR DE TALAVERA”
AMPLIACIÓN CABIMAS
CABIMAS EDO – ZULIA
Realizado:
Nava Egli
1) LENGUAJE DEL NIÑO EN PREESCOLAR CON NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES.
La aparición de lenguaje implica la confluencia de tres elementos: el sensomotor (buen funcionamiento de los órganos audición y fonación), el efectivo (es necesario querer comunicarse), y el intelectual (las palabras deben ser reconocidas, ordenadas, memorizadas). La perturbaciones pueden darse en cualquier de estos tres planos.
La insuficiencia sensorial y motora origina trastornos tales como dislalia o sordomudez. Estas perturbaciones necesitan de reeducacion especial. Los trastornos de tipo afectivos, unidos a vences a perturbaciones intelectuales, producen defectos de pronunciación, tartamudez, mala construcción de frases y, en los casos graves, el mutismo. Las deficiencias intelectuales provocan insuficiencias generales del lenguaje. Algunos de estos trastornos afectan al lenguaje hablado y otro al escrito. Se sabe que cada niño sigue su propio ritmo; así también lo hace en el lenguaje, pero hay una serie de signos que será conveniente observar pues nos alertan de que algo no macha bien:
Que un bebe sea silencioso y no balbucee durante los primeros meses.
Que entre los 12 y 24 meses no comprenda ordenes sencillas (señales con el dedo el algo que se le nombra, negar con la cabeza, decir adiós con la mano,….) ni desarrolle una lenguaje (un hablar) espontáneo.
Que alrededor de los dos años no pronuncie palabras parecidas a las del lenguaje establecido.
Que sobre los 3 años y medio, su hablar no pueda ser entendido por personas que no forman parte de su núcleo familiar.
Al hablado afectan la dislalia y la tartamudez, y al escrito, dislexia y la disgrafía.
Dislalia: es un trastorno o alteración en la articulación de los fonemas o sonidos; bien sea porque se omiten algunos de ellos o porque se sustituyen por otros. Las dislalias se clasifican en cuatro tipos según la causa que las provoca.
La dislalia evolutiva: forma parte del proceso normal del desarrollo lingüístico, es característica en la infancia y se corrige de forma natural.
La dislalia funcional: que tiene su origen en un funcionamiento incorrecto de los órganos articulatorios: el niño no usa de manera adecuada dichos órganos en el momento de articular un fonema, a pesar de no existir causa alguna de tipo orgánico.
La dislalia audiógena: se debe a una deficiencia auditiva: el niño no articula bien ya que no percibe los fonemas de forma adecuada. Estos niños presentan sobre todo confusiones en la emisión de fonemas semejantes, al carecer de discriminación auditiva.
La dislalia orgánica: puede tener su origen en alteraciones anatómicas y/o fisiológicas o malformaciones de los órganos periféricos (labios, mandíbula, lengua, paladar, dientes); en este caso, este tipo de dislalia se denomina diglosia. En cambio, si el trastorno articulatorio está causado por una alteración en el control muscular de los mecanismos del habla (respiración, fonación, resonancia, articulación y prosodia) debida a lesiones en los centros neuronales cerebrales (sistema nervioso central), entonces se tratará de una disartria. La disartria es el tipo de dislalia que forma parte de manera característica del lenguaje de los deficientes motorices (por ejemplo, los paralíticos cerebrales).
Tratamiento:
El tratamiento de estos trastornos articulatorios debe centrarse en estimular el desarrollo lingüístico y realizar un programa con las estrategias de intervención adecuadas al tipo de dislalia del que se trate, bien sea la estimulación funcional de los órganos fonos articulatorios, ejercicios de discriminación auditiva, o entrenamiento y enseñanza intensivos de la correcta articulación del fonema o fonemas alterados.
Es muy importante contar con la ayuda de los padres y los profesores para aumentar la eficacia de la intervención logopédia.
Tartamudez: también conocida como disfemia, alteración del lenguaje caracterizada por dubitaciones involuntarias y repeticiones rápidas de elementos del lenguaje. En los casos graves se añaden contorsiones faciales y expulsión de saliva, es decir, espiraciones violentas de aire tras una interrupción. La tartamudez aparece en un 1% de la población, y es más frecuente en varones, gemelos y zurdos.
Suele acompañarse de otros movimientos corporales (parpadeo, muecas, balanceo de brazos,…) que pretenden encontrar ayuda para superar el bloqueo verbal.
Desaparece espontáneamente en la mayoría de los casos; responde a una tensión propia de entre los 2 y 5 años (edad en la que suele hacer su aparición).
Los tartamudos no siempre tartamudean; peor una vez se ha iniciado el trastorno, sabe con antelación que palabra les causas el problema y eso puede provocar aun mas ese rasgo.
La actitud más correcta estaría en ignorar el tartamudeo temprano del niño, pues cuanta mas conciencia tenga este de su tartamudez, es más fácil que el problema empeore.
Tratamiento.
Por consiguiente, se recomienda una evaluación de la habilidad para hablar en todos los niños que tartamudean por mas de 6 meses o aquellos en los cuales la tartamudez esta acompañada por comportamientos de esfuerzo.
El desarrollo de la tartamudez es a menudo tratado educando a los padres sobre la reestructuración del ambiente donde se desarrolla el hablar del niño para reducir los episodios de tartamudez. Se alienta a los padres a:
Ofrecer un ambiente domestico relajado que proporciones un amplio numero de oportunidades para el lenguaje del niño.
Abstenerse de crítica o reaccionar de forma negativa a los problemas de lenguaje del niño. Los padres deben evitar castigar a los niños por la falta de fluidez en el hablar o pedirles que repitan las palabras tartamudeadas hasta que se hable con naturalidad.
Escuchar atentamente al niño cuando este hablando.
Hablar lentamente y de manera relajada. Si los padres hablan de esta manera, el niño también podría seguir el ejemplo y hablar de una manera lenta, relajada.
Evitar decirle al niño que hable más lento
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