LENGUAJE Y COMUNICACIÓN PRUEBA DE DIAGNÓSTICO 5° AÑO BÁSICO
Enviado por Erzsebet • 20 de Abril de 2016 • Examen • 2.190 Palabras (9 Páginas) • 432 Visitas
LENGUAJE Y COMUNICACIÓN
PRUEBA DE DIAGNÓSTICO
5° AÑO BÁSICO
APELLIDO PATERNO | APELLIDO MATERNO | NOMBRES |
CURSO | ESCUELA | FECHA |
1. Ítem Comprensión lectora inferencial
Lee atentamente el siguiente texto y responde las que aparecen a continuación.
Justina [pic 1] Llamarse Justina es un castigo eterno, pensaba Justina. Claro, existía la posibilidad de que la llamaran Tina, pero eso le gustaba todavía menos. Hubo momentos en los que Justina pensó rebelarse y poner una querella criminal contra sus padres o quemar su certificado de nacimiento. También pensó declararse en huelga de hambre, pero le gustaba demasiado la comida como para sacrificarse tanto. Por más que sus padres le explicaban que ella se llamaba así en recuerdo de su abuela Justina, la niña de 12 años consideraba este nombre un anacronismo y una broma de mal gusto. La abuela culpable vivía en el campo, en un pueblo de la cordillera de Temuco. En su familia no se hablaba mucho de esta abuela campesina. La abuela Justina debía de tener algo de sangre mapuche, o por lo menos era mestiza y de origen mapuche. Veladamente, se referían a ella como una campesina, lo que para Justina significaba ser una bruja. Llamarse Justina y tener una abuela bruja del mismo nombre eran demasiadas tragedias para una niña de 12 años que quería ser famosa. No tenía claro si sería famosa como bailarina, pintora, escritora o corredora de 100 metros planos. Lo único que tenía muy claro era que llamarse Justina y tener una abuela bruja que vivía en un pueblo de la cordillera no le convenía para sus ambiciosos planes hacia la fama. Lo importante era que sus amigas jamás se enteraran de la existencia de la abuela ignorante y campesina. Fragmento. Jorge Díaz (chileno) | |
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| [pic 2] |
2. Ítem comprensión lectora explícita
Lee el siguiente texto y responde las preguntas que aparecen más abajo.
El Hombre de Plata El Juancho y su perra «Mariposa» hacían el camino de tres kilómetros a la escuela dos veces al día. Lloviera o nevara, hiciera frío o sol radiante, la pequeña figura de Juancho se recortaba en el camino con la «Mariposa» detrás. Juancho le había puesto ese nombre porque tenía unas grandes orejas voladoras que, miradas a contra luz, la hacían parecer una enorme y torpe mariposa morena. Y también por esa manía que tenía la perra de andar oliendo las flores como un insecto cualquiera. La «Mariposa» acompañaba a su amo a la escuela, y se sentaba a esperar en la puerta hasta que sonara la campana. Cuando terminaba la clase y se abría la puerta, aparecía un tropel de niños desbandados como ganado despavorido, y la «Mariposa» se sacudía la modorra y comenzaba a buscar a su niño, oliendo zapatos y piernas de escolares, daba al fin con su Juancho y entonces, moviendo la cola como un ventilador a retropropulsión, emprendía el camino de regreso. Los días de invierno anochece muy temprano. Cuando hay nubes en la costa y el mar se pone negro, a las cinco de la tarde ya está casi oscuro. Ese era un día así: nublado, medio gris y medio frío, con la lluvia anunciándose y olas con espuma en la cresta.[pic 3] -Mala se pone la cosa, Mariposa. Hay que apurarse o nos pesca el agua y se nos hace oscuro... A mí la noche por estas soledades me da miedo, Mariposa -decía Juancho, apurando el tranco con sus botas agujereadas y su poncho desteñido. La perra estaba inquieta. Olía el aire y de repente se ponía a gemir despacito. Llevaba las orejas alertas y la cola tiesa. _¿Qué te pasa?- le decía Juancho. -No te pongas a aullar, perra lesa, mira que vienen las ánimas a penar... (Fragmento. Isabel Allende, chilena) |
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