LITERALMENTE EL CIELO.
Enviado por PJOHANAMP • 5 de Junio de 2016 • Ensayo • 503 Palabras (3 Páginas) • 156 Visitas
UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA Y TECNOLÓGICA DE COLOMBIA
FACULTAD DE CIENCIAS BÁSICAS
ESCUELA DE BILOGÍA
ESTUDIANTE: Paula Johana Martínez Perico COD: 201611529
Carta escrita por Virginia Woolf
Hoy como si fuera una mariposa cuyas alas se hubiesen arrugado hasta la extenuación, empiezo a reabrirlas, a batirlas y a planear a través del aire. No he leído tantas horas seguidas desde hace no sé cuantos meses. A veces pienso que el cielo debe de ser una continua e inagotable lectura. Es un arrebato impalpable, como un trance que me atrapaba cuando era niña y que vuelve una y otra vez con una violencia que me deja agotada. ¿He dicho que estaba volando? ¿Por qué entonces estoy tan baja de ánimo? Porque, querida Ethel, leer consiste en eliminar completamente el propio ego.
A Ethel Smyth, 29 de Julio de 1934
Nota: Profe usted me autorizó para cambiar el argumento de la reflexión.
LITERALMENTE EL CIELO
Una buena lectura inevitablemente crea dependencia, adicción al placer que genera la perfecta conexión de las palabras adecuadas en torno a un argumento. La sensación de calidez que ofrece el dialogo entre autor y lector es la que fomenta tan dulce vicio, autocriticarse y corregirse privadamente; hacen de la lectura una necesidad para quien entiende su belleza.
Pero si la lectura es vicio como puede ser descrita contradictoriamente como un acto de liberación, especialmente, cuando tal cosa no existe en este mundo?
Sucede que quien lee no es adicto a las palabras sino a lo que entiende de ellas, al mundo que crea pero no gobierna, un universo echo libre por el desprendimiento del ego y la única forma de conseguirlo es desvalorizarse hasta desvanecerse en la historia, huir de sí mismo para ser aire, alma, y vida en la narración, para estar sin estar, y ser sin ser, ese es el cielo al que se refiere Virginia Woolf.
Ahora bien, de lo anterior cabe resaltar que es necesaria una conexión entre quien escribe y quien lee, no basta con encontrar un libro bien redactado, elocuente o interesante, estas características si bien son importantes en la compresión, no implican que el texto absorba al lector. Esa es otra de las maravillas de la lectura unir dos mentes a la distancia del tiempo o del espacio.
Lo anterior en palabras de Halbrook Jackson “el propósito de la lectura no es conseguir que se vendan más libros, sino que los lectores disfruten más de la vida”
No obstante, existe algo que atenta contra la esencia de la literatura, y es la imposición. La creación no sigue parámetros ni reglas, es renuente a propósitos ajenos en ocasiones incluso a los propios, como tan acertadamente lo expuso Jorge Luis Borges a sus estudiantes “el verbo leer, como el verbo amar y el verbo soñar, no soporta el modo imperativo”
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