La Contaminación Tecnológica

Con el paso del tiempo, la contaminación tecnológica ha ido creciendo considerablemente; esto se debe a que nuestra sociedad es consumista y cada día las personas quieren tener más y más aparatos aunque estos no sean tan necesarios. Pero detrás de todo esto existe un gran problema: La obsolescencia programada.

El objetivo de toda empresa es generar utilidades y para esto desde hace varios años han utilizado la obsolescencia programada. Pero, ¿qué es esto? Es la planificación del fin de la vida útil de un producto. Esta programación es calculada de antemano por el fabricante durante el proceso de producción de dicho producto.

La primera víctima fue la bombilla eléctrica que en sus inicios contaba con una durabilidad de 1500 horas. Después llegó la creación del primer cartel global (Phoebus, formado esencialmente por Osram, Philips y General Electric) para controlar la producción y el mercado de este producto. Las personas que pertenecían a dicho cartel se dieron cuenta que las bombillas que duraban mucho no eran muy ventajosas y que por lo tanto no les generaban muchas ganancias, por esto decidieron acortar la vida útil de las mismas fabricándolas más débiles que las anteriores En 1924, las bombillas duraban 2,500 horas y para 1940, el cartel logró su objetivo: la vida estándar de las bombillas pasó a ser de tan solo 1,000 horas.

Consecuencias

Todo esto trae graves consecuencias ambientales, principalmente porque todo termina en la basura. Son elevadas las cifras de residuos tecnológicos que se producen a diario, los cuales en su mayoría van terminan en países tercermundistas que son usados como vertederos de todos los productos inservibles, lo que está generando una considerable contaminación y destrucción del paisaje en dichos países.

Esto no es algo que afecta a algunos pocos, sino es una situación a nivel mundial. Mientras los aparatos están en funcionamiento no presentan ningún tipo de riesgo, salvo el dióxido de carbono que puedan producir; pero al ser desechados en basurales comunes, estos artefactos reaccionan con el agua y la materia orgánica liberando tóxicos al suelo y a las fuentes de aguas subterráneas. Y ahí es cuando la contaminación se torna más seria. Uno de los dispositivos que más preocupa a ambientalistas son los teléfonos celulares, los cuales contienen en sus baterías componentes altamente tóxicos como: el litio, el níquel o el cadmio.

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