La Famillia
Enviado por savad4764 • 27 de Septiembre de 2014 • 851 Palabras (4 Páginas) • 155 Visitas
Muchas veces la palabra familia no es más que el etéreo recuerdo de un paraíso perdido, la nostalgia por algo que jamás ha existido sobre la tierra y el sueño imposible del que hemos de liberarnos, como de cualquier otro mito impertinente.
Chesterton dijo una vez que la familia es algo “que nunca se menciona en círculos respetables”. Lo que nos debería inquietar es que este texto está fechado en 1933, no en 1994, Año Internacional de la Familia. Muchas veces la palabra familia no es más que el etéreo recuerdo de un paraíso perdido, la nostalgia por algo que jamás ha existido sobre la tierra y el sueño imposible del que hemos de liberarnos, como de cualquier otro mito impertinente.
“No faltan tampoco oídos, ha escrito de Silva, en los que el vocablo suena como una obscenidad, una de esas realidades anticuadas que ofenden a los que se declaran modernos y en las avanzadillas de la civilización”. La familia sin más, la “de siempre”, es el Enemigo, el monstruo que ha sido y es el principal obstáculo para la igualdad de la mujer y para su liberación final de la cárcel doméstica.
A pesar de todo ello, los clásicos han alabado repetidamente la familia u “oikós”, como la llamó Aristóteles. Este sabio griego decía que la familia es “una convivencia querida por la misma naturaleza para los actos de la vida cotidiana”. Otro griego, Epícteto, situaba “casarse y engendrar hijos” en la relación de deberes de todo hombre.
El romano Cicerón escribió que “la familia es el origen de la ciudad y casi el semillero de la república”, situando lo que Aristóteles llamó “sociedad doméstica” como la pieza esencial de la sociedad y su cimiento. Y en la relación de Pecados de las Tablas del Conjuro de Babilonia figuran las palabras: ““Ha apartado a un hombre honesto de su familia” “Ha roto un clan fuertemente unido””.
Es precisamente la existencia natural de la familia -como la entendían los sabios paganos de la antigüedad-, tanto como ideal de convivencia humana como en cuanto fundamento de la sociedad, lo que se desea destruir. “Por qué” Porque, como ha escrito el académico francés André Frossard, “la familia es simultáneamente un refugio contra la adversidad y una célula tan sólida de resistencia a la opresión, que la primera tarea que se imponen los tiranos totalitarios es la de hacerla saltar en pedazos”.
Pero para responder a la cuestión de la familia como lugar del desarrollo humano, hay que clarificar los contenidos del debate antropológico contemporáneo. En él se enfrentan una ideología individualista y, por otra parte, un orden natural de desarrollo óptimo, tal como sigue vigente tanto en la realidad humana como en el renacer de una concepción realista de lo humano.
El autonomismo, el historicismo y el hedonismo convergen en el individualismo contemporáneo
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