La Historia oculta de la Psicología (I Parte).
Enviado por coni2197 • 23 de Noviembre de 2017 • Apuntes • 1.758 Palabras (8 Páginas) • 213 Visitas
La Historia oculta de la Psicología (I Parte).
El concepto de devenir, en la medida en que se refiere a la aparición o generación de un fenómeno a través de un proceso continuo de transformaciones o cambios, nos remite al ámbito de la historia, la cual, desde una perspectiva teórica constructivista, se entiende como una reconstrucción, que da cuenta de las distinciones particulares que hace el historiador como resultado de su operar cognitivo en una situación determinada. Para el filósofo Paul Ricoeur, la historia es “el pasado en la medida en que es conocido. (. . .) Lo que los historiadores consideran “hechos” no es algo dado, sino algo que se construye.”[1] Es la estructura perceptual del historiador, sus particulares esquemas cognitivos, como los denominó Frederic Bartlett, lo que determina qué será históricamente pertinente y relevante. Así, desde este entendimiento, no hay historias éticamente neutras, pues todo relato histórico tiene consecuencias en la forma de conceptuar en el presente un determinado fenómeno.
Consciente de lo anterior, me parece necesario considerar con atención, evitando la excesiva ingenuidad, la historia oficial que se nos cuenta acerca de una determinada disciplina científica o de alguna institución o grupo humano en particular, pues dicha historia o relato, necesariamente, estará dando cuenta de los intereses, preferencias y grado de conocimiento de quien la narra. En el caso de la psicología, que es mi área de interés, la historia oficial ha tendido a enfatizar la idea de una ciencia que se ocupa de la conducta humana individual, ignorando, de un modo no casual, el carácter sistémico-social que esta disciplina tuvo desde sus inicios.
El destacado neurocientífico chileno, Francisco Varela, subrayó la importancia de revisar los antecedentes históricos al señalar que “una ciencia que olvida su pasado está condenada a repetir sus errores y es incapaz de evaluar su desarrollo.”[2] Este intento de no olvidar el pasado, de tener muy en cuenta su ontogenia, su devenir, parece particularmente importante en la psicología y en la ciencia cognitiva en general, pues se advierte en ellas, cada vez más, una mayor diversidad de enfoques para abordar sus respectivos objetos de estudio, situación que las hace vulnerables a la fragmentación, con lo cual perderían la cohesión necesaria que ha de tener una disciplina científica.
Los antecedentes históricos de la ciencia cognitiva, se remontan a la segunda mitad del siglo XIX, precisamente con el advenimiento de la psicología como disciplina científica. Que ésta última emergiera como una ciencia experimental de la mente, independizándose de la filosofía, se debe fundamentalmente al importante desarrollo que tuvo en el siglo XIX la fisiología alemana.[3]
Hermann von Helmholtz, destacado físico y fisiólogo alemán, cuestionó el escepticismo de Kant en cuanto a la posibilidad de crear una ciencia psicológica, intentando demostrar que las especulaciones de este importante filósofo alemán del siglo XVIII se podían someter a un estudio empírico. Hacia mediados del siglo XIX, Helmholtz diseñó un mecanismo para medir la velocidad del impulso nervioso e hizo importantes contribuciones en el estudio de la percepción visual y auditiva. Las investigaciones que realizó, le permitieron fundamentar su idea de la “inferencia inconsciente”, según la cual, en el proceso de la percepción, los seres humanos nos basamos inconscientemente en nuestras experiencias previas para interpretar lo que percibimos. Estos planteamientos, así como sus numerosas contribuciones en el ámbito de la fisiología y de la ciencia en general, permiten, según Gardner, considerar a Hermann von Helmholtz como uno de los creadores de la ideología de la ciencia cognitiva y, en este sentido, como un pionero en el ámbito de la psicología.
En 1858, Helmholtz se traslada a la Universidad de Heidelberg, donde tendrá como ayudante de su laboratorio, hasta 1864, a un joven médico y filósofo, Wilhelm Wundt, quien años más tarde, en 1867, denominaría a su propia cátedra “Psicología Fisiológica”. En 1874, Wundt publicó un importante libro sobre esta materia, Fundamentos de Psicología Fisiológica y en 1879 fundó el primer laboratorio de psicología experimental, que es considerado el hito con el que se funda la psicología como ciencia.[4] Para Wundt, la psicología, como estudio de la experiencia consciente, debía utilizar como método la observación interna, la introspección analítica, para lo cual capacitó sujetos que dieran cuenta, con la mayor objetividad posible, de las sensaciones experimentadas y pudieran identificar sus elementos constitutivos.
Lo que la historia tradicional pareció olvidar, es que en los últimos veinte años de su vida, Wundt se dedicó a estudiar fenómenos culturales y lingüísticos que lo llevaron a escribir diez volúmenes acerca de lo que denominó Psicología de los Pueblos (Völkerpsychologie), constituyéndose así en un precursor de la psicología social y de la psicolingüística. Para Wundt, este ámbito de la psicología no se podía estudiar utilizando métodos de laboratorio que se focalizaban en los contenidos de la conciencia, pues estos fenómenos se extendían más allá de la conciencia humana. A este respecto, señalaba que “la conciencia individual es enteramente incapaz de ofrecernos una historia del desarrollo del pensamiento humano, porque está condicionada por una historia anterior respecto de la cual no puede, por sí sola, darnos ningún conocimiento.”[5]
La Historia oculta de la Psicología (II Parte).
Hugo Münsterberg, alumno de Wundt en la Universidad de Leipzig, profesor de la Universidad de Harvard y considerado “el padre de la psicología aplicada”, en especial por sus aportes a la psicología industrial, fue uno de los primeros psicólogos en plantear la concepción de una naturaleza distribuida de la cognición, una perspectiva más acorde a la cibernética, disciplina que se desarrollaría treinta años más tarde. Münsterberg, sostenía que el conocimiento no sólo se produce en la cabeza, sino también en los elementos objetivos de la comunicación entre los individuos.
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