La Importancia De Las Habilidades Comunicativas

Para efectos de dar un norte a mi escrito citaré la tesis de Robert Papin, cuando manifestaba que “Si no sabemos comunicarnos bien con los demás, no sabremos convencer ni motivar. Si no sabemos comunicar estaremos mal informados y no podremos dirigir ni controlar con eficacia un acto de comunicación”, para efectos de llegar a esta aseveración es preciso de entrada saber, que no siempre las personas coinciden con ello, toda vez que “en la vida de otros y de nosotros mismos no podemos evitar las diferencias que surgen en los diferentes ámbitos de nuestra vida y que en su mayoría se deriva de una mala comunicación (…)”.

Así las cosas para corroborar las anteriores aseveraciones de entrada debe decirse que pese a cualquier diferencia existente entre los intervinientes en un proceso de comunicación (emisor-canal-receptor), la persona encargada de manejar el acto de comunicación, es decir, quien quiere comunicar algo, debe contar con recursos lingüísticos, verbales y no verbales como la actitud y la aptitud adecuada, como un léxico fluido y robustecido para conseguir con éxito darse a entender y trasmitir su mensaje. Todo ello con la información previamente adquirida por medio de la investigación y la lectura dirigida a estructurar un discurso, o, un mensaje objetivo, bien argumentado como entendible.

Un buen acto de comunicación no debe desconocer que su objetivo es el de comunicarnos bien con los demás, para convencer y motivar, agotando previamente procesos de información idóneos para ello; como por ejemplo: tener unas “habilidades y destrezas en la comunicación oral y escrita, verbal y no verbal efectiva, donde se incluye la capacidad de saber escuchar y ser oportuno en la intervención, manejar un tono acorde al contenido de lo que se está comunicando, una respiración adecuada y articular el mensaje de manera fluida como entendible. Todo ello debe buscar de parte del receptor una cooperación adecuada evitando a interrupción, pero facilitándole vincularse al proceso de comunicación por medio de respuestas o posiciones que contribuyan con la retroalimentación pese a ser contrarias.

Por ello la importancia de una etapa fenomenológica o de documentación e información en el tema en que clasifiquemos en el acto de comunicación lo hallado según su aporte, su relevancia o irrelevancia y sepamos interpretar por medio de un ejercicio hermenéutico toda la información y plasmarla adecuadamente en el ámbito escrito, oral u verbal. Es decir, si sabemos comunicar estaremos, mostrando a nuestros receptores que estamos bien informados y por ende podremos tener control y dirigir, como controlar con eficacia un acto de comunicación, bien sea este abierto, cerrado, en espiral, opcional o mixto.

El proceso de documentación, nos da un amplio repertorio en cuanto al manejo de la percepción auditiva o visual controlando las gnosias visuales, auditivas del receptor y haciendo que prevalezca un ambiente de aparente igualdad entre el emisor como el receptor (no sin desmeritar la posición oculta de dominio del emisor), es decir, que este último sienta que no hay una posición

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