La Importancia Del Color En La Vida Del Hombre
Enviado por itzell011 • 13 de Septiembre de 2012 • 677 Palabras (3 Páginas) • 3.015 Visitas
En cierto modo es comprensible que para algunos lectores y numerosos autores, el crítico literario o de arte resulte una suerte de ogro en ejercicio, poseedor de una glándula intelectual que segrega venenos en dosis maximas y mínimas.
Hace un siglo escribió Disraelí: "¿sabéis quiénes son los críticos? Hombres que fracasaron en la literatura y en las artes". "Todo crítico es un fracasado", reza más escuetamente una de esas tantas ideas recibidas que representan la máxima sabiduría para algunas personas; entre ellas para los fracasados que no ejercen la crítica.
El derecho al error
Es verdad que en ciertas ocasiones el crítico es un fracasado, o por lo menos un escritor que alguna vez tuvo suficiente autoexigencia como para darse cuenta de que la novela o la oda que tenía escondidas en la última gaveta de su mesa, sencillamente no valían la gloria, pero sobre todo no valían la pena. Quien piensa que todo crítico es un fracasado, le está negando al crítico personería intelectual, y eso es un erróneo trasplante de culpas.
Reconozcamos que el crítico es, en algunos casos, un ser exasperado y con bastante más frecuencia, un ser exasperante. Aun la verdad lisa y llana tiene un alto poder de irritación; cuánto más no habrán de tenerlos ciertos vicios de la profesión tales como la lectura distraída, el consejo presuntuoso, la ironía brillante pero injusta. El mal crítico tiene diversos modos de ocultar sus carencias. Lo peligroso es, sin embargo, cuando existe un mal crítico dentro del bueno.
En este sentido, la amistad constituye a veces la palabra clave. Hay críticos que, por el solo hecho de referirse al libro de un amigo se sienten obligados a elogiarlo sin medida; pero hay otros, en cambio, que se sienten obligados a vapulearlo con especial vigor, a fin de que nadie se atreva a pensar que la amistad ha pesado en el juicio.
"Nunca se le ha levantado una estatua a un crítico" decía Sibelius, pero no hay que olvidar que él, opinaba desde su propio pedestal. Todos los críticos actuales fueron alguna vez aprendices de críticos; el aprendizaje no es una deshonra, sino una necesidad. No importa demasiado cómo y por qué se aprende. Hay quien aprende a los golpes, pero también hay quien no aprende de ningún modo. El más honesto de los críticos pueda equivocarse; por supuesto el error no inhabilita al crítico. Inhabilita en cambio al aprendiz apurado, deshonesto o incompetente, que vierte inapelables opiniones sobre libros que jamás leyó; que se acerca a una obra, a un espectáculo o a una exposición dispuesto de antemano al elogio o a la diatriba.
Un Malentendido Inevitable
Frente al mundo rico pero intrincado de muchos poetas, el crítico tiene que buscar su ábrete sésamo. Sucede que a veces lo consigue y lo pronuncia, pero no se da cuenta que la
...