La Importancia Del Cuerpo En Las Sociedades Dogmaticas

La importancia del cuerpo en las sociedades dogmaticas

El cuerpo visto como ser humano, como elemento físico, ha tenido mucha importancia como connotación simbólica y semiótica —si se le quiere— ya que percibido desde la caracterización humana, se le ha dado elementos netos del lenguaje, creados por el humano como universalización de oralidad, estos son: el discurso, el significante y el significado, combinados con la experiencia y las representaciones que en el cuerpo se pueden percibir. Estos elementos se han convertido a posteriori en inherentes al humano.

Estos conceptos derivados de dinámicas académicas lingüísticas, sociológicas y antropológicas, establecen condicionamientos y categorizaciones propias de la modernidad, ya que esta era busca darle una explicación teórica a todo, entre este Todo, a la condición humana y a su comportamiento en sociedad.

Para el capitalismo esta interpretación del cuerpo, tiene un valor significativo, ya que con la creación de distintos grupos sociales y la fragmentación social, pudo intervenir con uno de sus agentes socializadores: el consumo, ya que le dio vida y elementos propios a las distintas clases y culturas urbanas. El consumo y las elites empresariales, motivaron a las culturas urbanas a inhibirse y a tener distintivos propios, los cuales se puedan distinguir en los cúmulos sociales.

El consumismo se aprovecho de estas culturas y les brindo formas de vestir según sus discursos ideológicos, las marcas que deberían portar, los lugares que deberían frecuentar, los símbolos que deberían llevar, para poder ejercer dominio en territorios sociales y, de esa forma romper la unidad de masas e inhibir a las culturas y a los sujetos pertenecientes, según su vestimenta e ideología. No está demás insistir en que en los últimos siglos el cuerpo ha tenido que convertirse en un importante recurso para acelerar los procesos de individualización de la identidad (REGUILLO, 2010: 59).

Las grandes revoluciones históricas han inventado, entre otras cosas, los cuerpos ciudadanos; esto quiere decir que modelaron, según los esquemas de sus proyectos triunfadores, cómo debería ser este cuerpo en sus dimensiones pública y privada. (PEDRAZA, 2012: 59) Visto de esta manera han implantado diversas formas de sumisión social, unas a favor de los Estados establecidos y otras en contra de estos, creando células de control social hegemónicas, las cuales funcionan en pro de beneficios propios del grupo social o en el peor de los casos, en pro de las elites públicas y privadas, según convenga. El cuerpo es un vínculo primero de la socialidad. De su conquista y domesticación depende en buena medida el éxito o el fracaso de su proyecto social. (PEDRAZA, 2012: 59)

Es así como funcionan las sociedades actuales, a partir de la domesticación humana, con el fin de que estos no ataquen sus intenciones sociales, y se mantengan segadas a las

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