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Enviado por gohan123 • 12 de Junio de 2014 • 977 Palabras (4 Páginas) • 147 Visitas
Ensayo
Referencias de las descripciones de los entornos naturales y sobre los hábitos, las costumbres y los modos de vida cotidianos del pueblo mapuche se encuentran en el poema épico de Alonso de Ercilla y Zuñiga, LA ARAUCANA, relato prolijo y enaltecedor del comportamiento y resistencia de una raza al extranjero dominador. Admirado de los araucanos, no vacila en concebir un poema épico que exalta por igual a conquistados y conquistadores y que publica retornado a España, La batalla, empero dura tres siglos y cuesta a la Corona de España más muertes y dineros que toda la empresa americana. El Canto primero del legendario poema las preliminares reseñas de la provincia y anota sus más llamativas conductas y formas de vida. Sobre sus materiales de guerra escribe en la estrofa 19ª:
"Las armas de ellos ejercitadas / son picas, alabarda y lanzones, / con otras puntas largas enhastadas, / de la facción y forma de punzones; / hachas, martillos, mazas barreadas, dardos, sargentas, flechas y bastones, / lazos de fuertes mimbres y bejucos, / tiros arrojadizos y trabucos."
La poetización de la Araucana
La Araucana comienza con una descripción de la naturaleza tipo Garcilaso en sus Eglogas, una especie de paisaje ideal como el locus amoenus de la poesía pastoril que es más retórico y sirve de fondo a las escenas marciales.
El archipiélago de Chiloe aparece relatado como un jardín bíblico (Perelmuter 141) con referencias al árbol frutal y la inocencia de los habitantes, donde la "codicia no había penetrado". El mito de la edad de oro se hace realidad con la naturaleza pródiga y las criaturas llenas de armonía. No es la primera vez que pasa, ya lo habían hecho Colón y Américo Vespucio.
Hácese este concilio en un gracioso
asiento de mil florestas escogido
donde se muestra el campo más hermoso
de infinidad de flores guarnecido:
allí de un viento fresco y amoroso
los árboles se mueven con ruido,
cruzando muchas veces por el prado
un claro arroyo limpio y sosegado,
do una fresca y altísima alameda
por orden y artificio tienen puesta
en torno de la plaza y ancha rueda,
capaz de cualquier junta y grande fiesta,
que convida a descanso, y al sol veda
la entrada y paso en la enojosa siesta:
allí se oye la dulce melodía
del canto de las aves y armonía. (I)
Moore contrasta este paisaje ideal con el tópico del paisaje desértico en el canto XXXV que "se disfraza como un paraíso falso" (100) y el cual sirve de medio para fortalecer el alma como en los retiros que hacían los antiguos profetas. Ercilla lo presenta como la síntesis de todas las adversidades que tuvo que pasar de las que espera ser compensado por el monarca. Ercilla sigue más las reglas del poeta que las del historiador alterando los hechos con ese fin pragmático. Ese tinte de desesperación y pesadumbre contrasta con el canto I, ya que los elementos del desierto son las malezas, los pantanos, la
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