La Jurisprudencia

LA JURISPRUDENCIA

DE LA CORTE DE CASACION DOMINICANA

Como creadora y mantenedora de la jurisprudencia nacional, el

papel de la Suprema Corte de Justicia, en funciones de Corte de

Casación, ha sido fecundo y de capital importancia. A lo largo de

los cien años de trabajos nuestro mas alto tribunal ha dictado miles

de sentencias, muchas de las cuales han establecido, modificado

o creado jurisprudencia. Recordemos lo que señala el Art. 2 de la

Ley sobre Procedimiento de Casación No. 3726: “Las decisiones de la

Suprema Corte de Justicia, en funciones de Corte de Casación, establecen

y mantienen la unidad de la jurisprudencia nacional.”

El papel más importante de una corte de casación es establecer

la jurisprudencia nacional. En ese sentido es lamentable decir que

por los primeros 50 años de vida, esa corte dominicana no llenó su

papel a cabalidad. En efecto, entre 1908 y 1948 (por establecer la

mitad del período objeto de esta obra) la jurisprudencia dominicana

fue escasa, pobre y casi totalmente sometida a la francesa. En las

décadas subsiguientes, hubo una mejoría, en especial al establecerse

un nuevo derecho, el laboral, donde no podíamos recostarnos de la

jurisprudencia francesa, y los vacíos y contradicciones del Código

de Trabajo tuvieron que ser suplidos por la jurisprudencia novedosa

que dictaba la Suprema Corte.

Desgraciadamente, aun en la primera década del siglo XXI,

nuestros ciudadanos desconfían en la justicia. Ven muchos intereses

creados en torno a ella; se sienten desconcertados con tantas trabas

procesales, impuestos y tasas, que hacen risible el texto constitucional

que dice: “La justicia se administrará gratuitamente en todo el

territorio de la República”.

Precisamente, es la labor de nuestro Poder Judicial, jueces y auxiliares,

como son los abogados, esforzarse para lograr que cambie

esa percepción, algo errónea, de que la justicia no se encuentra en

los tribunales sino fuera de ellos El papel cada vez más protagónico

de la Suprema Corte de Justicia debe ser la guía y luz para que

el dominicano, en especial el más desprotegido, encuentre en los

tribunales la solución de sus conflictos, y la forma de “enderezar

sus entuertos”.

Si de algo ha de servir el presente trabajo, es para motivar a

todos los que trillan el quehacer judicial, a buscar una mejor y mas

eficiente manera de “DAR A CADA CUAL LO SUYO”.

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