La Literatura Y Las Cronicas
Enviado por gamalau • 23 de Mayo de 2012 • 2.906 Palabras (12 Páginas) • 652 Visitas
LA LITERATURA Y LAS CRONICAS
En todas las épocas y civilizaciones ha existido la necesidad de imaginar, expresar sentimientos o reflexionar sobre uno mismo, la condición humana o el destino utilizando para ello la palabra escrita que posibilita la perduración de las expresiones orales. Así surge la obra literaria.
Entender las crónicas como obras literarias o no dependerá, en parte, de las definiciones de literatura y obra literaria de las cuales partamos. Las obras literarias por lo general se interpretan en relación a los valores humanos (esto hace que tenga perduración en el tiempo – preocupación humana) es en esta estructura de remisión – regreso al infinito – en la que todo texto aparece como parte de un intertexto universal. En este sentido dice Barthes: “la muerte irrealiza la forma del autor y hace de la obra un mito. La obra civilizada no puede ser tratada como un mito - en el sentido etimológico del término. Nuestras obras, a diferencia, están escritas, cosa que les impone sujeciones de sentido que el mito oral no podía conocer. Nos espera una mitología de la escritura, obras atravesadas por la gran escritura mítica en la cual la humanidad intenta sus significaciones, es decir, sus deseos”.
Es preciso entonces hacer hincapié en que una de las cualidades que tiene la literatura para convencernos de manera profunda se debe a su calidad mítica. Una de las funciones de esta última es continuar con los mitos antiguos y su intención básica es crear un lugar pleno de significados para el hombre en un mundo a veces tan indiferente a su presencia.
Afirma Jean Franco en Historia de la literatura hispanoamericana, refiriéndose a las Crónicas, que “libros como estos fundan los esquemas míticos y poéticos de la literatura hispanoamericana, por ejemplo, en la mas famosa de las crónicas de la conquista, la Historia verdadera de la conquista de Nueva España de Bernal Díaz cada acción y cada hecho es un arquetipo, el molde original de un mito americano”.
Los mitos cuyo nacimiento registran las crónicas, se originan en la confluencia de las creencias indígenas y cristianas; a lo largo de los siglos se han enriquecido con una multiplicidad de significados y muchos de ellos se han convertido en verdaderos símbolos a partir de los cuales se busca, contemporáneamente, interpretar y explicar Hispanoamérica. En palabras del Dr. Jung: “la historia antigua del hombre se está significativamente redescubriendo hoy día en las imágenes simbólicas y mitos que han sobrevivido al hombre antiguo; cuanto mas de cerca se examina la historia del simbolismo y el papel que los símbolos desempeñaron en la vida de muchas culturas diferentes, mas se comprende que hay también en esos símbolos un significado de recreación.”
Es por esto que, a manera de ejemplo, enumeraremos los símbolos míticos más importantes:
La sociedad perfecta ubicada en una “zona sagrada” a la que es difícil llegar y esta reservada solo al héroe elegido.
El viaje, la búsqueda constante de la zona sagrada: las pruebas a las que son sometidos todos los que quieren alcanzarla.
La mujer india que actúa como guía y entregadora de la zona sagrada.
El héroe joven, generalmente hijo de los dos mundos que aparecen resumidos en su persona, verdadero heredero de la zona sagrada.
El primitivo habitante de la zona sagrada entendido como noble salvaje o como monstruo caníbal.
Muchos de los mitos cuyo nacimiento testimonian las crónicas sirven en la actualidad a filósofos y antropólogos para expresar simbólicamente los rasgos esenciales de lo hispanoamericano. Justamente, son estos rasgos los que veremos reflejado en la obra maestra del Inca Garcilaso, sus “Comentarios reales”, la cual constituye una fuente importante para el estudio de la civilización incaica. Según Menéndez y Pelayo, el Inca fue un apasionado amante de la primitiva civilización indiana, y este sentimiento es tan patente en su obra que se ha percibido fácilmente en este libro un espíritu genuinamente americano, expresado por escrito con anticipación a casi todos los otros americanos de la literatura.
Comenzaremos por destacar brevemente como se encuentra divida la obra: ésta se halla repartida en dos partes, aparecidas en años diferentes (1609 y 1616):
Primera parte: el autor traza una geografía rudimentaria del mundo, seguida de una descripción geográfica del Perú. Se refiere luego al origen de los incas, reyes del Perú, la fundación de la ciudad del Cuzco, capital del imperio incaico, por un hijo y una hija del Sol, que los envió para que trajesen la civilización. Explica luego algunas leyes aborígenes, describe el Templo del Sol y sus grandes riquezas y aposentos, el enterratorio de los incas, los quipus, la descripción de la ciudad del Cuzco, las fortalezas de piedra que la protegían, la agricultura y otros productos de la cultura incaica.
Segunda parte: denominada también Historia del Perú, es propiamente una relación histórica de la conquista del imperio incaico por Francisco Pizarro. Refiere el arribo del conquistador al Perú, sus batallas, sus triunfos y repartimientos de tierras. Trata luego del gobierno de Diego de Almagro y la serie de guerras civiles entre las diversas fracciones que se formaron entre los españoles, con la suerte que cupo a cada uno. Luego describe las festividades religiosas de incas y españoles, la celebración del Santísimo Sacramento y la ejecución de un inca heredero legitimo del primer Inca Manco Cápac.
Ahora bien, una de las características más importantes y que el mismo Inca expresa es el origen oral - y por tanto no comprobable – de muchas de sus relaciones: “estas y otras semejantes pláticas tenían los Incas y Pallas en sus visitas, y con la memoria del bien perdido, siempre acababan su conversación en lagrimas y llanto… en estas pláticas, yo como muchacho entraba y salía muchas veces donde ellos estaban y me holgaba de los oír, como huelgan los tales de oír fabulas.”
Así también la tristeza india – tan maravillosamente interpretada por el Inca – es uno de los rasgos psicológicos que más tempranamente impresionaron al español, según lo afirma Picon Salas en su libro De la Conquista a la Independencia. ¿Qué nos dice ese espíritu indígena? Lo vemos reflejado en la poesía de los Incas Amautas, en las cuales trataremos de ver – hasta donde sea posible – un esquema de la sensibilidad indígena por esto es interesante aquí rescatar la propuesta de Walter Ong en cuanto a las características que lo llevaron a establecer una vinculación entre pensamiento oral y economía unificiente,
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