La Muerte Que Amo Demasiado

La muerte que amo demasiado

El aborto ha sido un tema de gran polémica en el mundo, y una práctica que ha existido desde siempre como aparente solución a diferentes problemáticas sociales. Son muchos los beneficios que para alguna personas trae esta práctica, pero parecen ser más las desventajas que implica su continuación. Se ha dado una gran variedad de pensamientos en cuanto al tema, y después de algunos argumentos Colombia se ha hecho participe de sus movimientos, siendo este justificable en algunos casos. Muchos a favor, otros en oposición, cada día se construyen nuevas bases para el fortalecimiento del aborto, al igual que hecho y cifras que buscan su completa eliminación.

Vivimos, respiramos, caminamos, despertamos cada día con esa extraña sensación de incertidumbre, pero de repente un instante de esperanza y el recuerdo de tal vez un sueño nos impulsa, nos mueve, nos despierta para continuar. Algunos ven la vida como una flor, que tan pronto nace, se pinta de colores, suaviza sus pétalos, extiende su raíz, pero todo en un desconocido camino hacia el final. La vida aquella palabra que todos conocen pero a la que pocos pueden darle un significado común, tan ínfima en sus igualdades, tan real, pero a la vez tan sencillamente mágica, la vida quizás lo único intangiblemente visible que nos pertenece, que ninguna circunstancia, que ningún ser sin importar su grandeza nos puede quitar, la vida y el corazón que cabalga dentro de ti, aquel aire fresco que baila por tu nariz, y ese liquido tibiecito que corre por todo tu ser, fueron el resultado de una decisión, tu vida fue el resultado de la muerte de otra, tu existencia invisibilizaría el protagonismo de un ser, pero te permitiría hoy volar como has decidido o no hacerlo.

El aborto, una práctica, si puede llamarse así, quizá por la destreza que se ha desarrollado para llevarla acabo, aunque pareciese algo tan reciente, tan nuevo, tan innovador; tiene su tinta esparcida por todos los libros de historia. La fuerza de su existencia es la unión de múltiples factores de voces que la han defendido, de madres que han abierto su vientre para darle paso, de países que han caminado, marchado y gritado por su aprobación, de cuerpos que se han desnudado, por la protección de su cuerpo y estructura. Desde siempre el aborto ya sea espontaneo o producido, ha podido ser un generador de soluciones, ya sea por la respuesta que le da a los temores de una madre, por la no intervención de una posible enfermedad incurable en el bebe, como salida a una experiencia de abuso, o sencillamente por salir del que para mucho es un problema.

Las prácticas que se dieron en antiguas épocas, continúan moviéndose pero de una forma más avanzada, ya sea por infusiones de hierbas como la ruda para provocar la expulsión del feto, o la introducción de objetos como tallos de perejil o agujas de tejer, o simplemente con medicamentos que se venden libremente en las farmacias como el Cytotec/Misoprostol o el Oxaprost, y aún hay muchos mas métodos por nombrar que no alcanzan la dimensión quirúrgica y su impacto en el bebé y en el cuerpo de la mujer.

Leyendo un poco sobre los detalles como se produce el aborto, sobre como debe salir la sangre con cuájalos para asegurarse de que el procedimiento tuvo éxito, en como es vista la vida como un objeto del que se puede prescindir, se estremecían mis entrañas.

Este fenómeno se da en algunos países y con algunas condiciones: sólo en caso de que peligre la vida de la mamá en Panamá, Paraguay y Venezuela, por razones de salud en Argentina, Suiza, Tailandia y Uruguay, por la salud mental de la madre en Australia, Botswana, España, Israel y Portugal (estos también lo aceptan en caso de embarazo por violación, incesto o malformaciones en el feto), por peligro de vida de la embarazada, por su integridad física y mental, por violación, incesto o malformaciones fetales y por razones socioeconómicas en Finlandia, Gran Bretaña, India, Japón y Taiwán.

Lamentablemente el aborto sin restricciones sólo se practica en Holanda, Cuba, china, Estados Unidos, Francia, Hungría y Puerto Rico. Aquí se debe tener en cuenta que se admite la interrupción del embarazo si el tiempo de gestación es el adecuado, si la mujer expresa su deseo de hacerlo y sólo se realiza en hospitales a cargo de especialistas.

Ahora son más de 72 países donde el aborto se mueve con libertad mientras aquella vida solo tenga 12 semanas de gestación, el tiempo ya no es tiempo. Aquellos hospitales abortivos se han convertido en carnicerías, lugares demasiado comunes y accesibles donde a diario cuerpos y mentes se consumen con la frialdad y la agudeza de aquellas pinzas que cortan vidas eternamente. Las varillas de metal esterilizadas, que dilatan poco a poco la unión de un cuerpo que se cierra para encubar una vida, y luego aquel tubo de plástico, aquella cánula, aspira lentamente, en menos de 5 minutos el “producto” de aquella fecundación, como lo describen algunos diccionarios; o tal vez el liquido salado por el que es reemplazado la fresca placenta, y aquel indefenso ser, tomando su propia muerte, mientras la sal quema todo su cuerpo.

Cuando se aborta se esta tomando control sobre un ser ajeno. Sea el fruto de un instante de pasión o el resultado de un idilio de amor, algo no planeado, no establecido, no soñado, no hay razón para robarle a alguien el privilegio

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